Un juego mortal

CAPÍTULO 10

 

CAPÍTULO 10

 

 

Cuando despierto al día siguiente me doy cuenta de un detalle: Acabo de serle infiel a Harry. Me levanto de la cama donde ahora duerme Daniel, completamente desnudo. Me termino vistiendo y lo observo desde a lo lejos hasta que, una hora después, despierta.

—Buenos días, K

—No me digas K

Daniel me observa por un momento, bufa y sale de la cama y se detiene frente a mi, miro otro lado, pero este se acerca y me hace verlo.

—No te arrepientas por lo de ayer, —dice, poniendo una mano en mi mejilla—Fue maravilloso.

—Para ti lo será —digo quitándole la mano de mi mejilla, —Yo no puedo creer que le haga esto a Harry

—Harry es un idiota, te engaña ¿sabes?

—No lo conoces, así que no hables —digo molesta.

—Si supiera que te hace fiel, nunca me hubiera acostado contigo. Créeme. Aunque mil veces lo hubiera querido hacer

—No tienes pruebas, no sabes nada

—Entonces, ¿cómo te explicas que no vuelva todavía?

—Él vive lejos, en otro continente. Es obvio que va a demorar —digo a la defensiva.

—¿Y por qué no le dices que te lleve? Es obvio que te dirá que no, créeme.

Lo observo, quiero leerle la mente, pero soy bloqueada. Es inútil cuando las personas son fuertes en mente. Miro sus ojos, de color marrón luego sus labios, que ayer lo bese con intensidad. Mis poderes quieren que esté con él un poco más, no tengo autocontrol con ello por lo que lo beso de nuevo, este me lleva a la cama y continuamos lo ayer.

 

*****

 

Los días fueron pasando, Harry no volvía y cada vez me hacía la idea que Daniel me había dicho. Aquellos días, mi poder no tuvo control y me hacía acercarme a él, por lo que los besos en mi habitación o en su habitación siguieron a más, cada vez me hacía sentir querida y amaba cada momento que compartíamos.

Cada vez que me iba a hacer mi trabajo como líder, mi poder extrañaba su cuerpo caliente junto al mío, a veces lo veía a lo lejos y con los ojos le quería decir muchas cosas pero lamentablemente no podía, él no tenía esa habilidad como yo lo tengo.

Cuando por fin, llegó Harry, ya lo recibía en la puerta con guardias. Él, con una maleta pequeña llegó y un sombrero completamente feliz.

—Hola esposa, ¿me has extrañado?

Ahora que lo veía, no me causaba como antes. Como si el amor por él, se fuera de pronto.

—Claro —fingí una sonrisa.

Pero no puedo hacer nada, no podía divorciarme de él. Principalmente por la comunidad.

—¿Me trajiste algo de allá? —pregunté.

—No me dijiste nada, Kami —dijo contento.

—Hablemos a solas, cariño

Camino hacia la habitación, nuestra conversación no tiene que ser enfrente de todos los demás. Me incomoda de sólo pensarlo que dirán, por lo que cuando él llega a mi habitación a darme un beso, retrocedo. No estoy con ganas de besos.

—Me preguntaba… ¿Cuándo voy a conocer tu continente?

—¿Qué?

—Quiero ir allá

—No, Kami, eso no te voy a permitir

—¿Me estás engañando? —digo de pronto.

—¿De qué hablas, Kami? ¿Por qué te engañaría?

—Si no me llevas tú, lo haré por mi cuenta… sabré donde vives e incluso sabré si…

—¡Vale! ¡Entiendo! —dice molesto, —¿Quieres ver mi continente? ¿Es eso? Pues bien, nos iremos allá… ¿Cuándo quieres?

—Si gustas mañana

—¿En serio, Kami? ¿Quieres ir? —dice serio.

—Si, soy tu esposa y necesito saber. No mentiras, no quiero eso por favor

—Ok, mañana ser

 

 

 

 




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