Un juego mortal

CAPÍTULO 39

 

CAPÍTULO 39

 

Si el mundo sabía de todas las mentiras que me hicieron, entonces que fui yo al momento de creerlas. Aún no puedo recordar el momento en que fui feliz al lado de mi padre, mis únicos recuerdos eran yo entrenando con él para ocultarlo.

Mi padre, la persona que más quería en el mundo me ha traicionado. Todo ha sido un juego, una gran mentira que he caído como ingenua, El Gigante ahora era mi padre y simplemente quería seguir engañándome con el amor que tenía.

Fue un juego mortal que supo cómo manejar sus fichas a su antojo.

Como si fuera algo tan espantoso, doy un paso atrás, seguido de otro y otro. Estoy tan impresionada que no puedo reaccionar, mi energía… todo, él no sabía.

Ahora entiendo porque nunca pude liderar sola, él quería que sea infeliz. Sabía de mi pasado con Connor y no le importó, supo manejar mis poderes… por lo que sabe cómo manejaré, al final de todo, él me enseñó todos sus trucos.

Trucos que alguna vez yo lo había hecho y ya no era un secreto para él.

—Tú no eres mi padre…

—Lo soy, sé cómo naciste y como te comencé a manejar —dijo entre risas, —Eres mi hija, mi pequeña pero estúpida hija

Connor me observo serio, tal vez él no tenía idea de lo que acaba de pasar, pero de algo puedo sospechar que nada bueno vendrá. Me acerco molesta y le pregunto.

—¿Por qué me dijiste que, si tu morías, tus poderes podrían estar conmigo? ¿Por qué sigues vivo cuando apenas te dieron por muerto? ¡Responde!

—Para engañarte. Necesitaba desaparecer de tu vida, hacerte creer que morí para luego esperar a que vuelvas, hice este desastre porque sabes quién soy

—El que quiere destruir todo… —dice Connor, utilizando su energía para ahorcarlo de nuevo, —¿Por qué hiciste esto? ¿Tú fuiste quien me contrató para matar a Kamila no? Tenías el territorio para ti solo, ¿por qué esperar?

—Como te dije Connor, a mi me gustan los juegos como tú. Somos iguales y engañarla fue súper fácil

Connor apretó aún más el cuello de mi padre, este se retorcía, pero luego terminaba riéndose como un psicótico. Me acerqué y tiré de la energía de Connor para meter la mía y ahorcarlo, pero fallé, mi padre me empujó con su fuerza.

Connor utilizó su fuerza para detenerlo, pero le hizo lo mismo. Era más poderoso, no había dudas, recordar todo lo que hizo era como si entrenara más que los dos.

Daniel llegó y lanzo corriente hacia mi padre, se sorprendió que tuviera compañía, pero eso no era de que debilitarse, utilizó su energía para detener la corriente que había mandado Daniel y se lo devolvió con más fuerza, este cayó débil.

—¡Daniel! —grité.

Harry levantó a Daniel del suelo. Estaba demasiado débil, mi preocupación estaba al doble porque mi padre iba a Connor, lo quería matar. Sentí un ardor en mi interior al levantarme, pero no me importó, necesitaba que la historia fuera distinta.

No debería morir.

Connor no debe morir.

Nadie debe morir.

—¿Por qué hiciste que Connor me mate? —dije de pronto. Mi padre se volteo para mirarme, estaba manchado de sangre, incluso en el rostro.

—Connor nunca te matará porque son de la misma especie… al cambio si lo mato yo, sí.

—Ya lo mataste una vez, es imposible —digo confundida. Él ya lo había matado.

—Nunca lo terminé de matar… simplemente murió de poca energía. Sabía que nunca te mataría, pero quería que creyeras que él era el malo… no yo.

—¿Por qué fui creada? ¿Dónde está mi creadora? —digo entre dolor.

—En alguna parte quizás… pero si no destruyo el mundo, no sabré nada de ella

Mi padre se acerca directamente hacia a mí, retrocedo varios pasos hasta quedar en una pared, le tengo miedo.

—Tú nunca podrás ser más fuerte que yo…

—Te equivocas, ella sabe como destruirte —dice Daniel empujando a mi padre, —¿Qué dijimos de ponernos traviesos, eh?

Eso me provoca reírme un poco en esta situación, lo observo mientras que concentro mi energía. Yo puedo, puedo hacerlo, sé que puedo.

Harry llega y me da la única cosa que necesito para confiar en mí misma: Una rosa.

—Sé que lo necesitas, Kami —dice él, —Algo me decía que mi poder servía para algo, ya no siento molestia que mi hermano me diera eso… me siento orgulloso de ayudar.

—¿Dónde están los otros? —pregunta mientras agarro su flor roja para llenarlo de energía.

—Peleando con los guardias —dijo, —David no supera la muerte de Karina, pero al menos se desquita con ellos.

—¿Y tú que harás? No quiero que te pase nada malo —digo completando una flor llena de energía.

—Pues… ayudarte si necesitas otra flor —dijo entre risas, —Esto me recuerda a nuestra primera cita, cuando te compré un ramo de flores amarillas llena de energía.

—Jamás lo voy a olvidar




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