Un juego perdido

Capítulo 2: Voy a por ti

Vicky
Dicen que la venganza es un plato que se sirve frío, si queremos vengarnos de alguien debemos ser valientes y tener mucha paciencia. Yo soy una persona muy paciente, tanto, que he esperado años para vengarme del hombre que al romper mi corazón, me demostró que el amor no existe, el amor verdadero es una fantasía. Me enseñó a no confiar en nadie e hizo añicos a la chica inocente que llevaba dentro.

De valentía ando sobrada, los golpes de la vida me enseñaron a no tener más miedo

Mucho tiempo esperando que cometiera un error, Tiempo que me hizo más fuerte, pero que mató la humanidad que había dentro de mí. Sufrí durante años por su culpa, conocí al mismísimo diablo que sacó lo peor de mí e hice cosas que no solo me marcaron para siempre, sino que mancharon mis manos de sangre y acabé matando a la chica inocente que llevaba dentro.

Me miro al espejo y termino de maquillarme, sonrío al ver que ya estoy preparada

— Vicky ¿puedo pasar?

— Si Leo, ya estoy lista — mi mejor amigo entra a la habitación, la única persona que nunca me ha fallado, que confía en mí y me ha ayudado desde que nos conocimos hace un año

— Wao, te ves preciosa— expresa tomando mis manos — ¿Estás preparada? hoy va a ser un día difícil

— Llevo esperando este momento mucho tiempo Leo, claro que estoy preparada

— Muy bien, pues bueno, tenemos una cita con el señor Reyes que aceptó vernos luego de que le enviáramos esas fotos tan íntimas suyas.

— Esta es la parte que menos me gusta, no me gustó chantajear a ese señor

— Lo sé Vic, pero ese señor es una ficha clave en este tablero, es nuestro caballo de Troya por así decirlo.

— Entonces vamos, no lo hagamos esperar.

Ambos montamos en mi auto, yo conduzco como siempre, me fascina hacerlo porque me encantan los autos y la verdad se me dan muy bien, eso se lo debo agradecer al mismísimo diablo con el que viví más de tres años

Llegamos al restaurante donde quedamos con Jack Reyes y nos sentamos, ya han pasado diez minutos desde la hora acordada y eso hace que me ponga algo nerviosa

— Ten paciencia — Leo pone una mano sobre la mía haciendo que me tranquilice

— paciencia tengo, lo que no tenemos es mucho tiempo

— Algo debió sucederle al sujeto

— O quizás se arrepintió y le vale madres que publiquemos sus fotos con su cuñado en la cama.

— Créeme Vicky, va a venir, es un hombre que debe mantener una reputación, mira ahí viene— señala Leo con la cabeza al sujeto que se sienta frente a nosotros, es un hombre de unos 40 años, lleva un traje caro y un reloj, bueno, un reloj de imitación. El señor está nervioso y mucho, la verdad no me gustaría estar en su lugar.

— Llega usted 20 minutos tarde Jack Reyes, ¿cree que nosotros tenemos tiempo y deseo de estar aquí esperándolo? — suelto sin darle tiempo a Leo de hablar.

— Lo...lo siento señorita, había mucho tráfico

— Muy bien, seremos claros mi socio y yo, ¿le gustaría a usted que estas fotos salgan a la luz? — pregunto acomodando las fotos sobre la mesa y sonrío al ver la cara que tiene el hombre, que mira hacia todos lados.

— Claro que no, sería una vergüenza para mi

—¿vergüenza para usted?— Yo sonrío, claramente me estoy divirtiendo con este sujeto— Yo más bien diría que sería una vergüenza para su mujer, que lleva 20 años casada con usted, Diana, si mal no recuerdo, y sus hijas, ellas sí que sentirían mucha vergüenza.

— Ya lo entendí señorita, usted sabe todo sobre mí, dígame que quiere y se lo daré, ¿quiere dinero?

— Quiero algo mejor, quiero que usted me venda sus acciones en la empresa Park

— Eso es imposible, mis socios me matarían

— Es por eso que sus socios no van a enterarse hasta que yo quiera que se enteren,¿quedó claro?

— Hace falta un abogado....y papeles.

— el abogado lo tienes frente a ti — Leo lo saluda con la mano— y los papeles ya los traemos, solo tienes que firmarlos y ya.

— Yo tengo que ver el precio

— Descuide señor Reyes, le pagaré las acciones por encima del precio del mercado y además le daré un poco más por su silencio. Y creo que está de más decir que si dice algo a sus socios, su esposa querrá matarlo.

— Me quedó muy claro.

— Muy bien, Leo se quedará contigo, lea con calma los papeles y luego firme

Salgo del restaurante y monto en mi auto, estoy feliz, feliz después de muchos años, feliz al pensar que hoy comienza mi venganza, hoy empieza la destrucción de un imperio.

— Voy a por ti Alexander—Digo en voz baja y arranco el auto

Hago lo que no debería, ir a la empresa y entonces le veo, aun de lejos puedo notar su mirada sobre mí y como nuestros ojos se conectan, trago en seco sabiendo que he cometido un error, aprovecho cuando dejamos de vernos para esconderme entre la gente, escucho mi nombre, pero no volteo y entonces luego escucho las exclamaciones de la gente, al girarme mi corazón parece detenerse al verlo en el suelo herido, acaba de tener un accidente y me acerco un poco junto a otras personas, ¿verlo herido debería dolerme? Quizás si, pero ya no soy la misma de antes y recuerdo todo el pasado, sus mentiras, sus engaños, lo que pasó luego de lo que me hizo, los tres tortuosos años que pasé junto a un monstruo y las cosas horribles que he sufrido y que he hecho, pienso en todo eso y entonces subo a mi auto sin mirar atrás

— Hola Milena— saludo a mi amiga al llegar a la casa—¿ya despertó? — señala la puerta de la habitación

— No ha querido salir, vio que no estabas y ya sabes— maldigo, debí despedirme y hablar con ella

— Gracias por cuidarla — voy hacia la habitación y entro, sus ojos verdes como los míos me miran y sonrío

— Milena me dijo que no has querido desayunar— me siento en la cama junto a ella que sostiene una muñeca en sus manos

— Donde estabas?

— Mamá tuvo que salir con el tío Leo mi amor, por trabajo— digo y acaricio su cabello, la entiendo, sé que es difícil para ella todo el cambio, a penas llegamos hace pocos días a la ciudad y no he tenido demasiado tiempo para estar con ella, además de que he evitado salir de casa, no quiero que nadie me vea aún

— Pensé que me habías dejado— murmura sin verme y hago que me mire acariciando su mejilla

— ¿Cómo voy a dejar a lo más bonito que tengo? — sonríe — ¿cómo crees que dejaría a mi pequeño corazón solo?

— Mami cuando podremos salir? estoy cansada de estar en casa

— Pronto mi amor, tenme mucha paciencia ¿si? ¿Dormiste bien? — niega

— Tuve pesadillas

— Corazón por qué no me llamaste? — la atraigo hacia mi sentándola en mis piernas

— Él no va a volver mamá ¿verdad? — aprieto mi mandíbula, el maldito desgraciado ya no está y aún sigue torturándonos con sus recuerdos, una niña de cuatro años no debería hacer esa pregunta ni tener pesadillas

— No mi amor, él nunca más volverá, mamá se encargó de eso— murmuro lo último solo para mí— y tú y yo siempre vamos a estar juntas, eres mi corazón, no olvides eso— cierro los ojos y la imagen de Alex en el suelo luego de ser chocado llega hasta mí.




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