Cuando ambas chicas se fueron, Nicolás se volvió sentar frente a su computadora, contemplando las pocas palabras que había escrito para el siguiente capítulo mientras su mente se quedaba en blanco.
Pese a lo positivo que fueron las visitas, incluso estas últimas, ahora, frente al papel, de nuevo se quedó en blanco. Quizá estaba siendo demasiado positivo. El nunca hay aprovechado los momentos felices.
No pudo evitar recordar la expresión de Bianca al probar su propio chile picoso, tampoco pudo evitar pensar en su hermana quejándose de su nuevo interés romántico y como olvidar la expresión de enojo de Rita al pensar que estaba saliendo con alguien cuando no era el caso.
—Quiero compartir mis sueños contigo— Su voz volvió a su mente, como si de un fantasma que aun estuviera detrás, se tratara pero él sabía que ya la había olvidado, estaba feliz y ya no estaba deprimido. Esas palabras solo eran… Recordatorios.
Recordatorios de que no debía volver a pensar en sueños a futuro.
El sonido del celular lo saco de sus pensamientos, por lo que decidió tomarlo justo cuando sus dedos avanzaban hacia el teclado de la computadora, respondiendo al instante al notar quien estaba marcando.
—Hola, ma…
— ¿Cómo estás?— La voz de su madre le hizo sonreír.
—Bien, estoy bien ¿Y tú? ¿Cómo vas?— Preguntó de regreso, recargándose en su silla.
—Bien también ¿Cómo vas? ¿Ya terminaste el capítulo? No le causes molestias a Benjamín— Parece que todos se preocupaban más por Benjamín que por él— Y no olvides comprar comida saludable para que te prepares. Nada de sopas instantáneas, por favor.
—Mi hermana vino hoy y eso fue lo que comimos…
— ¿Llego tomada, no?— Su tono, más que de preocupación, era de irritación.
—Sí, pero no le digas que te dije yo…
—Bueno pero no lo olvides ¿Eh? Espero poder ir a verte la próxima semana…
—No es necesario, ya iré yo el fin de semana ¿Si?— Le comento, volviendo a sonreír aunque ahora con la vista abajo— Disculpa por no poder estar ahí como te gustaría, de verdad…
—Todos tienen que volar del nido en algún momento ¿No? Solo me preocupa que estés bien, con eso de que… Ya sabes, trabajas en algo que no estudiaste y no hablo de los libros ¿Eh? Sé que no debería molestarte con eso de nuevo pero… ¿Cómo va eso?
—Mamá…
—No te estoy presionando ni nada ¿Si? Solo quería saber…
Nicolás miro sus libros apilados, los que estaban sobre el mueble de su televisión y soltó un leve suspiro— Está avanzando, no te preocupes, prometo que la terminare este año ¿Si?
—No es necesario que me lo prometas…
—Lo sé pero ya te lo prometí mucho— Nicolás frunció los labios.
—Y no te estoy diciendo nada.
—Lo sé, lo sé, solo digo, de verdad…
—Bueno, entonces te dejo, espero que puedas venir, si no, avísame para ir yo ¿Si?— Le dijo su mamá antes de que colgara, entonces el joven se desparramo en la silla, volviendo la vista a esos libros molestos.
—Lo hare mañana…— Volvió la vista a la computadora, acercando sus dedos al teclado y comenzó a escribir. No se sentía del todo listo pero era mejor aprovechar las emociones que lo tenían a flor de piel.
De nuevo, el nunca aprovecho esas emociones ¿Por qué hacerlo ahora?
La preocupación de su madre le hizo regresar a la realidad aunque esa no fuera su intensión.
Solo era un fracasado que no había terminado su carrera y que ahora solo sobrevivía con migajas. Incluso si escribía, debía trabajar en otro lado para de verdad solventar sus gastos.
A la mañana siguiente se despertó adolorido, pues termino durmiéndose sobre su teclado, por lo que su rostro tenia marcas de teclas y por la postura termino un poco entumecido. Según la hora, eran las siete de la mañana.
Nicolás arrastro su paso hasta su habitación y se tumbó, notando entonces que había estado llorando.
No recordaba su sueño ¿Qué fue? ¿Cuándo fue la última vez que le paso? No lo recuerda pero lo que si recuerda es que fue horrible en esos momentos pero ahora... Tenía demasiado sueño y le dolía todo para pensar en eso.
A la mañana siguiente aun le dolía el cuerpo pero trabajar le impedía pensar en eso pese a que de vez en cuando terminaba haciendo una mueca. La próxima vez programara una alarma para despertarse antes.
Cuando su celular vibro y vio el mensaje, no pudo evitar volver a fruncir el ceño.
—Eso solo puede significar que es Benjamín ¿Eh?— Coleta se acercó a ayudarle con los libros mientras le daba un suave golpe con su cadera— ¿Cómo vas? Apenas pude leer el capítulo y es…
— ¿Mediocre?— Nicolás no quería escucharlo de nuevo.
—No, más bien confuso, aun no veo cómo diablos vas a cerrar esto antes de que se acabe la obra, o sea, hablo del libro porque seguro tendrá más secuelas y ahí podrías hacerlo pero… Ese parece un tema urgente como para cerrarse más adelante.
—Tu siempre haces las preguntas correctas— Nicolás esbozo una leve sonrisa.