Un libro escrito con el corazón.

10

— ¿Te bañase esta mañana?— Pregunto Renata mirándolo con atención mientras hacia un par de dobleces a la bolsa de frituras para guardarlas, bueno, más bien las dejo sobre el escritorio de Nicolás el cual también era un desastre de basura y utensilios de escritura.

—Claro que sí, tenía que trabajar— Le dijo esté, haciendo una mueca, encogiéndose sobre sí mismo.

—Bien ¿Ya comiste?— Renata comenzó a acomodar su cama aun con Nicolás acostado.

—Lo estaba haciendo hace rato— Le dijo Nicolás estirando la mano para tomar sus papas pero claro, estas ya estaban sobre el escritorio, muy lejos de él— ¿Por qué estás aquí? ¡No soy un maldito niño al que debas cuidar!

Grito esas palabras mientras tomaba las cobijas que ahora mismo tenía su hermana.

—Solo déjame dormir, mañana tengo que trabajar…

—Esa es la cosa, no puedes trabajar ¿Si?— Reneta trato de girar el cuerpo de su hermano para que la viera pues ya se había encogido de nuevo, casi pegándose a la pared— Escúchame, niño, no puedes seguir así…

— ¿Así como?

—Apartándolos a todos, estando así, se lo que pasa…

—Si sabes que es lo que pasa, entonces entiendes que es algo con lo que debo lidiar ¿No? Yo solo…

— ¡Claro que lo sé! ¡Siempre lo he sabido! Pero no estás solo, no debes lidiar con las cosas solo…

—Es lo mejor, no quiero…

— ¿Causar molestias?— Renata lo sujeto con más fuerza— Ya basta ¿No sabes lo mucho que duele verte lidiar con todo solo? Todos en casa están preocupados porque ya saben lo que está pasando y…

— ¡¿Y por qué chingados les dices?!

—Porque no estás solo y debes entenderlo ya…— Renata lo empujo un poco, soltándolo— Eres más molesto cuando no dices nada, cuando debemos esperar a que estés bien, a que hayas terminado de lidiar con lo que sea que lidies para solo mirarte más hundido ¡Me duele! ¡Y es horrible!

—Entonces no me veas…

Renata frunció los labios y pateo la cama, tragándose las lágrimas— ¿Puedes dejar de ser egoísta por unos minutos? ¿Crees que puedo solo ignorarte? ¡Eres mi hermano! ¡Eres mi familia! ¡Crecimos juntos! Y un día, pasa aquello y solo me alejas… ¡Quiero entenderte! ¡Y quiero que entiendas que no estás solo!

­ — ¡Solo quería evitar todo esto!— Nicolás se encogió, soltando también algunas lágrimas.

—Pues que gran trabajo— Renata le miro de mala gana.

Ambos se quedaron en silencio por un rato.

—N-no es tan fácil…

— ¿Qué?— Renata se limpiaba las lágrimas con las manos.

—Hablarlo, a veces… No sé qué pasa ¿Sabes? No sé si me preocupo por nada o si… De verdad es tan grave y no quiero molestar a nadie por algo que podría ser… Minúsculo en comparación con otros problemas…— Su voz sonaba quebrada, como si su garganta se atragantara con cada palabra y como si estas lucharan por salir, lastimándolo al hacerlo.

Renata se sentó en el suelo a su lado— Pero ¿Cómo sabes que son minúsculos si no los exteriorizas?

—Y a veces no puedo… No se cómo expresarlo para que la gente lo entienda y… Las pocas veces que lo hice, solo genere confusiones, tú lo viste, mamá… Nunca supo que decir…

—Es difícil pero no significa que seas molesto.

—No quiero ser así… No quiero ahogarme en cosas pequeñas, no quiero ser un inútil, no quiero que me vean inútil, no quiero eso, quiero… Ser normal, quiero no seguir así, quiero… manejar los comentarios mejor, quiero… Volver a cuando era niño, a antes de cortarme…

—Yo también pero no por lo que crees…

Nicolás giro solo un poco su cuerpo pero claro, como ella estaba sentada en el suelo a un lado de su cama, solo podía ver sus pies en el suelo.

— ¿Recuerdas cuándo vaciamos varios de los productos de belleza de mamá sobre el sillón? Se arruino, bueno, lo pudimos limpiar después pero recuerdas como tratamos de esconderlo con cualquier cosa... Claro, al final mamá se dio cuenta al día siguiente y debido a que estábamos medio dormidos, no vimos desde donde llegaron los regaños hasta que fue tarde.

—Soltaste la lengua primero…

—Yo… No lo recuerdo así— Pero Renata recordó que de hecho, ese había sido el caso.

—Pero que me dices de todas las veces que olvidaste el pollo, sacarlo de congelador, cuantas veces te salve con eso ¿Eh?— Renata se tomó la libertad de picar a su hermano en su espalda y este solo se dobló un poco, hasta que se recostó boca arriba.

—Siempre olvidaba sacarlo…

—Y yo tenía que hacerlo…

—Y luego yo te tenía que comprar algo, así que gratis, gratis, no me salía— Nicolás esbozo una leve sonrisa, mientras sorbía sus mocos.

—Una paleta, morrito, a recibir un regaño o un castigo de mamá…

—Lo acepto— Nicolás se rio un poco, provocando una leve sonrisa en su hermana mayor.

—Eso es lo que extraño, no la normalidad, si no… Tu y yo, y sonara egoísta teniendo a nuestro otro hermano pero nosotros no tenemos tanta diferencia de edad y estuvimos junto a mamá en sus tiempos de soltería…



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En el texto hay: celos, drama, drama -romance

Editado: 18.04.2025

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