Un libro escrito con el corazón.

14

Nicolás había ido de nuevo a la editorial pero no encontró a Benjamín en su cubículo ¿Llego muy temprano? Imposible, llego a la misma hora que ayer a menos que haya decido trabajar en casa o esté en su hora de comida ¡Era posible! ¡Sabía que debía mandarle mensaje antes!

—Hoy no vino a trabajar— Le dijo Fernanda cruzándose de brazos detrás de él.

—No me digas— Nicolás respondió con sarcasmo.

—Me refiero a que tampoco se presentó en línea, se tomó el día, si quieres molestarlo tendrás que esperar hasta el próximo lunes, aunque tomando en cuenta lo cercanos que son, debes saber donde vive…

Nicolás hizo una mueca.

—Ah, así que no lo sabes ¡Qué lástima!— Fernanda hizo una mueca, se encogió de hombros y dio media vuelta.

—Espera ¿Tu sabes?— Nicolás no levanto la vista.

—Puede ser— Fernanda se detuvo.

—Dame su dirección…

—No es lo correcto— Fernanda se giró para verlo, con los brazos cruzados— Pero lo hare aunque no digas que yo te la di, y… Me la debes así que me lo cobrare cuando llegue el momento.

— ¿Quieres comida?— Nicolás pensaba que le serviría.

—No, quiero que te alejes de Rita pero no creo que ella quiera así que lo pensare ¿Bien?— Le dijo la chica mientras caminaba hacia su cubículo seguido de Nicolás, ahí, escribió sobre un papelito y se lo dio.

—Gracias— Nicolás le sonrió de lado.

—Ahórratelo, como ya te dije, me lo cobraré…— Esa mirada dejaba en claro que era verdad.

Nicolás volvió a agradecer y se fue de ahí, rumbo a la casa de Benjamín.

La realidad es que el comentario de Fernanda había calado profundo en él, al igual que el comentario de Coleta el día anterior… Pese a que Nicolás podía considerarlo un amigo, en realidad no se conocían para nada fuera de las cosas del trabajo. Eso lo convertía en un colega, un… ¿Trabajador más? Quien sabe…

¿De verdad podía ir a verlo a su casa para exigirle algo cuando… ya lo soltó?

Bueno, no perdía nada intentando, al fin y al cabo, solo con él se sentía cómodo al trabajar, para bien o para mal… ¿Eso era suficiente para considerarse amigos? No parecía del todo correcto.

Espera un segundo ¿Cómo sabe Fernanda donde vive?

El viaje se sintió eterno entre todos esos pensamientos y cuando llego a aquella zona residencial solo se agregó una nueva pregunta y era si su editor en realidad era rico y el hacer edición solo lo hacía como una forma de distraerse o parecer normal.

Nicolás no pudo evitar volver a mirar el papel… También podría ser que Fernanda le tomara el pelo.

Avanzo hasta llegar al número que indicaba el papel y toco suavemente la puerta.

La misma era una casa de dos pisos, de color blanco con la pared del segundo piso pintada en un café claro. Se podían ver dos ventanas de tamaño promedio, aparte de eso, se parecía a todas las demás con esos relieves picudos en las paredes. A Nicolás nunca le gustaron.

— ¿Quién?— Era la voz de Benjamín, lo que significaba que no era una broma y no tendría que salir corriendo.

—Soy yo…

Benjamín abrió la puerta, lanzándome una mirada curiosa— ¿Cómo diablos…?

—Me diste tu dirección hace tiempo solo que no había tenido la necesidad de venir antes— Nicolás se encogió de hombros.

Benjamín se quedó pensando y luego asintió— Si, recuerdo que sí, bueno ¿Qué haces aquí?

Nicolás no recordaba que haya sido así, la verdad.

— ¿Podemos hablar?

Benjamín hizo una mueca pero termino abriendo la puerta— Bueno…

La casa por dentro era igual de sorprendente que por fuera, con varios muebles de madera bastante bien barnizada, con adornos de todo tipo, desde figuras viejas hasta otras cosas como masetas artificiales y figurillas bastante bonitas que parecían mucho más actuales. Había una gran mesa cerca de la entrada, un par de muebles con esas figuras y hasta atrás, otro mueble con algunos platos bien acomodados. Una puerta seguro llevaba a la cocina y la otra al baño y claro, las escaleras.

— ¿Eres rico?— Nicolás le miro con una ceja levantada.

—No, esta casa es de mi papá, se la rento o más bien se la rento a mi mamá porque papa no acepta mi dinero— Benjamín se encogió de hombros mientras hacia una mueca incomoda.

—Lo siento, no debí preguntar.

—No me molesta…

—Entonces ¿Te peleaste con tu papá?

— ¿Y esas confianzas?— Ambos se terminaron riendo.

—Pues no, solo que él quiere que siga con su legado ¿Sabes que él tiene una tienda de colchones? Podría no ser la gran cosa pero el termina siendo el intermediario entre los distribuidores y otras tiendas… Genera mucho— Benjamín se encogió de hombros.

—Si se escucha así— Nicolás no sabía mucho de colchones pero podría ser cierto.

—La cosa es que yo no quería eso, así que me mude aquí, trabajo de editor para pagar la renta y otros gastos míos personales— Benjamín fue hasta el cuarto donde pensé que estaría la cocina pero en realidad era una sala. La casa era más grande de lo que pensó Nicolás.



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En el texto hay: celos, drama, drama -romance

Editado: 18.04.2025

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