Un libro escrito con el corazón.

15

— ¿Y bien? ¿Qué paso?— Pregunto Coleta recargada en el mostrador del local mientras movía su cabeza al ritmo de la música de fondo que había puesto. La canción Inmortals de Imagine Dragons era de sus favoritas gracias a esa película animada de superhéroes de la cual no recordaba su nombre ahora.

—Pues parece que necesito nuevo editor…— Nicolás se encogió de hombros, recargándose en la escoba que estaba usando para barrer el local como si nada, frunciendo los labios.

— ¿Tan mal?

—Claro que no— Nicolás negó con la cabeza— Estamos bien pero él… Debe hacer lo que quiere hacer, para bien o para mal y seguir conmigo solo lo seguirá estancando.

Eso podía entenderlo muy bien.

— ¿Estancando?

—No importa, no importa, la cosa es que… Estamos bien— Nicolás le sonrió para tranquilizarla y de alguna forma Coleta podía creerle pero aún se sentía inquieta respecto a ambos, como si en realidad no hubieran cerrado nada. Además, no podía si no temer por la obra que estaba a la mitad.

Pero ¿Qué podía saber ella? Solo eran sus impresiones al ver el rostro de Nicolás.

—Bueno, te creeré, ahora la mesa tres necesita un frappe, por favor…

— ¿No debiste decir eso primero?— Nicolás le miro con una ceja levantada y se fue detrás de la barra para continuar con su trabajo.

Cuando llego a casa, se dio cuenta de que se había comprometido a hacer muchísimas cosas que iban desde entregar sus capítulos a tiempo y la otra, seguir ayudando a editar a Bianca.

Es que… No sabía cómo podía ser el nuevo editor y si Benjamín tenía razón, podría ser un monstruo. Eso definitivamente lo hizo sentir mal.

—Ah, mierda, que horrible— Se lamentó al mirar el documento donde estaba a punto de comenzar a escribir. Se restregó con fuerza la cara.

Alguien toco la puerta, sacándolo de sus lamentos silenciosos.

Nicolás había dicho que no quería recibir a Bianca, al menos no hoy pero conociéndola, podría fácilmente estar ahí, por lo que sin muchas opciones se restregó el rostro de nuevo y se levantó para abrir la puerta.

—Te dije que no vinieras hoy porque…

Pero quien estaba detrás de la puerta no era Bianca, sino un chico de un metro sesenta y siete de estatura, de dieciocho años (Recordó Nicolás) de cabellos morenos revueltos, de labios gruesos, ojos oscuros y pestañas largas como el propio Nicolás. Es delgado y con una figura bastante mejor formada de la última vez que lo vio.

—No esperaba verte por acá, hermanito— Saludo Nicolás.

— ¿A quién esperabas tú? Solo vine a entregarte algunas cosas que manda mamá, eso es todo— El joven, Lucas, era su hermano menor.

—No importa, como sea, también me alegra verte.

—Me alegra verte— Lucas le dio una palmadita en el hombro y finalmente entro al departamento, abriendo mucho sus ojos, mientras miraba a todos lados— Vaya, no ha cambiado nada.

—Solo has venido una vez…

—No es verdad, he venido varias veces. La cosa es que deberías comenzar a mover las cosas ¿No? Se volverá monótono.

—Me gusta mi organización.

—Oh, cierto…— Lucas se encogió de hombros y dejo su bolsa en la mesa— ¿Y cómo te sientes? Mamá me hablo de que… Recaíste.

— ¿Recaer? No es como si fueran drogas, hermanito, simplemente colapse, eso es todo, como sea, no te preocupes, ya estoy bien, pude hablarlo con Renata y con mamá… ¿Te preocupa?

—Claro que lo hace— Lucas se cruzó de brazos.

—Bueno, gracias.

—Siempre lo haces sonar como si no lo hiciera, simplemente…

­ —No, no, no es eso, sé que te preocupa pero también sé que es un tema que no te termina de gustar y por eso me disculpo. Lamento no ser el hermano mayor en el que te puedas apoyar y en su lugar, tú tengas que apoyarme y preocuparte…

—Eso tampoco me molesta, de todas formas no es como que seas un hermano mayor tan malo, también me has ayudado…

— ¿Ah sí?— Nicolás se inclinó con interés.

—S-si pero prefiero no decirte para que no se te suba…

—Bien, bien ¿Qué trajiste?

—Ah, cierto— Lucas se puso de pie y abrió la bolsa— Te traje algunas verduras que mandaron los tíos desde el rancho, y también te traje un poco de jamón y queso de la quesería que te gusta, ya sabes cómo es mamá y también te traje carne de ahí mismo… Ella sospecha que no has ido a comprar cosas de calidad.

—Si supiera que vivo de comida de la tienda.

—Sí, creo que sospecha eso— Lucas se rio, entonces rebusco en la bolsa— También te traje tu copia de este juego, ya pude comprar la mía pero lo que es más importante…—Rebusco de nuevo y saco otro juego— Te traje este, te lo presto.

— ¡¿Bromeas?! ¡¿Ya lo compraste?!— Nicolás se levantó para tomar la caja. Era el más nuevo y no solo eso, parecía ser la versión de primera venta, con códigos extras para cosméticos y recursos.

—Ahorre mucho…

— ¿Ya no estás trabajando en la papelería?



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En el texto hay: celos, drama, drama -romance

Editado: 18.04.2025

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