Mis ojos estaban sellados, sin embargo, podía visualizar a lo lejos de la grama verde dos árboles enormes que sobresalían por su forma peculiar, en ese entonces no podía describir aquella imagen borrosa, solía utilizar las palabras "Extraño" y "Asombro" para expresarme la primera vez que hablé sobre eso; quizás, mi impresión venía de una niña de ciudad que siempre veía árboles comunes y corrientes.
En aquel lugar todo me parecía silencioso, aunque viera el rostro borroso de una persona que seguro trataba de hablar pero ningún sonido emitía; podía ver sus labios moverse pero todo seguía igual de tranquilo.
Después de aquello mi corazón empezó a latir con más fuerza por alguna razón en particular, no lo entendía en aquel momento, observé como aquella sombra se levantó de su asiento y como de repente podía escuchar los sonidos nuevamente.
—¡Le tengo y le voy a decir la verdad! —escuché de lejos un grito que provenía de una casa.
—No puedes hacer eso ¡Arruinaría todo lo que he formado!
El ruido de repente me exaltó, mi respiración se aceleraba pero mi alrededor se notaba lento y borroso, quería levantarme de aquella silla para empezar a correr cerca de aquel ruido pero una mano dirigida a mi hombro me detuvo.
—Espérame aquí —su voz era dulce y algo aniñada, no sabía si creer en aquellas palabras, era claro que nada bueno estaba sucediendo en aquel momento pero de pronto con sus dos manos agarró con suavidad mis mejillas y una sonrisa se posó en sus labios—. Todo estará bien.
Con aquellas palabras me dejó sentada alejando su toque cálido de mí, observando como desaparecía y como el ruido se incrementaba gritando en mis oídos, mientras más cerca se encontraba esa persona de la casa todo empezaba a volverse negro, traté de ponerme las manos alrededor como protección pero era cada vez más fuerte.
No logré soportar.
—¡Ah! —abrí los ojos de manera inmediata y me senté exaltada.
Observé mi alrededor de manera confusa y todo estaba oscuro, estaba en mi habitación, en mi cama.
Todo lo que podía recordar era aquellos árboles y cuando pasó el mediodía le conté todo a mi mamá.
"Solo fue una pesadilla sin importancia, cariño" me aseguró con una pequeña sonrisa y me abrazó.
Yo creí en sus palabras y pensé que mientras ella estuviera conmigo podría aclarar todo por mí.
Pero, resultó ser una mentira piadosa.
Una, de tantas.
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Editado: 26.06.2020