Entorne mis ojos con lentitud, todavía no deseaba despertar, pero sabía que no podía quedarme por mucho tiempo, frote con delicadeza mis ojos para así salir del trance de sueño, Níveo seguía acurrucado a mi lado.
Antes de levantarme, coloqué mi osito de felpa cerca del cachorro para remplazar el espacio vacío que dejaría pronto, este conserva mi olor. Es como si estuviera todavía presente con él, de algún modo.
—Adiós, pequeño. Volveré pronto —susurré.
Ya habían pasado tres noches.
Al levantarme estire mis hombros, estos estaban tensos. Me acerqué a la ventana, ya es notorio el cielo aclarándose cada vez más.
Antes de irme observe al cachorro, este seguía durmiendo plácidamente junto con mi peluche, sonreí.
Mientras que bajaba las escaleras acariciaba mi cabello posiblemente despeinado.
—Buenos días —saludé viendo los dos recintos antes de salir y cerrar.
Camine con prisa hacia la puerta trasera, eche a un lado la piedra y entre a la casa deslizando el pasador.
He notado que mi abuela despierta antes de la 7 am, tengo el tiempo suficiente para visitar a Níveo por las noches y dejarlo cuando esté duerma, aunque, hoy fue la excepción porque me quedé dormida, esto me dio como resultado dolor corporal por dormir incómoda.
Ya habían pasado cinco días desde que estoy aquí, todavía no he tenido el gesto de desempacar mis cosas, solamente tengo lo necesario, quizás cuando me sienta más cómoda lo haga.
Observe mi entorno, me voy a mi habitación asignada por mi abuela y me quite mis zapatos para así continuar con mi sueño profundo.
...
Me levanté de la cama cuando llegue al tope del descanso, me dirigí al baño junto con mi pasta y cepillo de dientes.
Supongo que ya era más tarde, esa pequeña siesta tardo una eternidad para mí, guarde mis cosas y baje las escaleras, busque con la mirada a mi abuela y vi unos papeles en la mesa, donde se encontraba la cocina.
Me preguntaba que traería esa hoja en blanco, me acerque y observe la espalda de mi abuela.
—Buenos días.
Está ni se inmutó por mis palabras, ni las repitió, ¡que buena manera de empezar el día!
Tome asiento cerca de los papeles y los trate de leer de reojo, pero esto se me hizo imposible, al menos que quiera ir al hospital por fracturar mi cuello y si agarraba los papeles estos harían ruido, no me gustaría que me tachen como chismosa.
He aprendido estos días a ser más cautelosa, nunca se sabe, cada acción que haga puede ser un disgusto para ella y prefiero no aguantarme sus caras.
—Puedes verlos —indicó mientras se volteó, tenía dos tazas en la mano, antes de sentarse me dio una a mí.
Acerque la taza y deje que mis fosas nasales inhalaran el olor a café recién hecho, sople y observe como el humo brotaba hacia arriba.
Tome un sorbo y lo dejé en la mesa nuevamente prefiero esperar a que enfríe un poco más.
—¿De qué trata? —cuestione con curiosidad, ¿cuándo será el día que deje de ser misteriosa?
Observe como tomo un trago de café y suspiro con pesadez.
—Puedes verlos —replicó con énfasis.
Es solo una faceta, no será así todo el tiempo, ¿no? Me repetía constantemente cuando actuaba así.
Mordí mi labio inferior, agarre las hojas y empecé a leer lo que estás decían.
Podía sentir la mirada de ella hacia mí, supongo que no quería perderse mi reacción.
Lo único que podía pronunciar después de leer el encabezado en ese momento era.
—¿Qué? —observé su rostro y me di cuenta de que no era broma, mis palabras salieron como si fuera una completa tragedia —. No entiendo.
—No hay nada que entender, es más que obvio —inquirió con fastidio—. Estudiaras aquí.
Mi corazón empezó a latir apresurado, fije mis ojos otra vez en los papeles.
Ahora todo tiene sentido, la última vez que hablé con Rose ella me dijo algo referente a eso "Petunia fue al colegio informando tu situación" ¿Ella sabía que me quedaría?
¿Por qué Petunia no me dijo? Creí que era cuestión de uno o dos meses para volver, simplemente me fui de mi antiguo hogar con la esperanza de volver, no pregunte nada porque confiaba en mi ex nana y ella no pregunto lo que yo quería, no le importo.
Mi único motivo para quedarme aquí es Níveo.
—Empezarás en dos semanas —ignoró mi cara de asombro, poniéndole mas leña al fuego.
Se supone que allá comenzaría en un mes.
—¿Por qué no me informaron antes?—espete, traté de sonar serena, pero mi voz se escuchó forzada.
Me miró como si fuera lo más ridículo que he dicho, esa mirada no me gustó.
—¿Escuché bien? Porque suena como un reclamó y no veo algún derecho para hacerlo —replicó seria—. Como sabrás, la señora Petunia todavía es joven, tiene una vida y pronto querrá hacer su propia familia, no digo que seas una carga —su rostro se relajo, ya no tenía el ceño fruncido por lo que dije anteriormente—. Además, la última petición de tu madre es que estés aquí, a mi lado.
¡Qué!
Decir que estoy sorprendida es poco.
Pensé muy bien las palabras que iba a decir, no quiero que haya algún tipo de pelea.
—Lo siento, pero estoy muy sorprendida con este cambio. Solo te he visto una vez en mi vida cuando era pequeña, solo necesito tiempo para asimilar las cosas, ¿puedo salir un momento al pueblo? Necesito despejar mi mente —confesé dejando los papeles en la mesa.
—Está bien.
¿Cómo debería sentirme?
¿Por qué el último deseo de mi madre es quedarme con mi abuela, si solo la he visto pocas veces? No entiendo este cambio tan repentino, si ella quería que fuera cercana porqué no me llevó con ella al pueblo cuando estaba viva. ¿Estoy siendo dramática? ¿Será mi error buscar cabos sueltos donde no "Hay"? Pero claramente está situación pinta mal.
Después de la sorpresa que me llevé con los papeles, que en realidad son las inscripciones para ingresar a un nuevo colegio, no dije nada más. Después de todo soy menor de edad y supongo que mi abuela tiene mi fianza, si es capaz de no haber tenido la amabilidad de explicarme todo desde un principio, menos para eso. Ya no le tengo tanta fe.
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Editado: 26.06.2020