Un lobo en el bosque

10

Me siento extraña, esto de iniciar en un nuevo colegio me hace sentir el estómago vacío.

Ya tengo todo listo, estoy en camino junto con mi abuela; quien me dejó en claro que luego iría sola. Antes de irme me desperté más temprano de lo normal para dejarle su comida a Níveo.

Seguía los pasos de mi abuela, cabe resaltar que el letrero ya no está, han pasado varios días desde que desapareció por cuestión de magia.

En todo el viaje solo pude escuchar el ruido producido por el aire y mis pies al caminar.

Luego de un rato por fin se detuvo.

—Aquí es.

Observé el colegio, este es un poco más pequeño que el anterior.

—¿Cuál es mi salón?

—Sección "A" —hizo una pausa—. Puedes pedirle a alguien que te guíe.

Todavía me encontraba estática en un mismo lugar, esperaba que ella me acompañará pero no fue así.

—Hasta luego.

Escuché sus pisadas, cada vez era menos audibles.

Respiré profundo, acomodé mi cabello y me adentre al colegio.

Veía uno que otros estudiantes caminando sin uniforme como anteriormente me informó mi abuela, algunos me observaron pero no de manera incómoda. Busqué con la mirada y decidí preguntar.

—Hola —capté su atención—. ¿Dónde queda la sección "A".

—Sígueme —Me regalo una sonrisa cálida—. ¿Eres nueva en el pueblo?

Empezamos a caminar.

—Digamos que sí —repliqué con algo de duda, creo que no es necesario darle más explicación.

Carraspeo su garganta para luego responder con un "Ah" Seguimos el camino en silencio para mí fue uno cómodo.

Era muy temprano en ese momento y no estaba de humor para hablar con nadie.

—Aquí es.

—Gracias.

Debería preguntarle su nombre y hacer una amiga pero después de pronunciar eso, entré al salón que se encontraba vacío lo cuál me pareció extraño.

Pensé que ya era tarde.

Me dirigí a los asientos izquierdos cerca de la ventana, me dispuse a esperar junto con un lápiz y cuaderno.

El salón se empezó a llenar de estudiantes y por último entro un señor con un portafolio de color negro, cerró la puerta mientras permanecía con una postura recta y la mirada la fijo al frente ya estando cerca de su escritorio.

—No quiero estar aquí, al igual que ustedes pero no hay opción —Tomó asiento y deslizo sus manos por su portafolio sacando algunas cosas—. Bienvenidos a una nueva jornada escolar.

Se escuchó algunas risas por parte de los alumnos. Solo pensaba en ese momento, ¿Estoy pintada o qué?

Precedió a tomar inicio a las clases, inició con un "Corto" dictado. Mi muñeca se tensaba cuando escribía más de cuatro líneas y según por lo que dijo, todavía faltaba muchos temas.

—¿Jenny? —alcé la mano—. Levántate por favor. Ustedes no.

Regañó a los estudiantes que se medio levantaron de sus asientos.

Ya tenía todo metido en mi mochila, me levanté sintiendo las miradas de todos.

—Como probablemente notaron; ella es nueva, trátenla bien —luego de mirar de una manera acusadora a sus alumnos, fijó sus ojos en mí —Mi nombre es Juwen, seré tu profesor de biología. Ya puedes irte.

Me dio una hoja que indicaba mis próximas clases.

Después de unos minutos el timbre retumbó junto con los estudiantes pero ya estaba bastante lejos.

Así pasó cinco clases.

No podía negar que durante las clases busqué con la mirada algún rostro conocido, solo puedo suponer que está en un año mayor.

En el receso no hice mucho, aproveché a realizar algunas tareas que asignaron o al menos, completar alguna que otra cosa. Algunos tuvieron la gentileza de hablarme y hacerme compañía.

Nada mal para el primer día, supongo.

Cuando me dirigía a la salida, observé a lo lejos un cabello pelirrojo, me acerqué con mis comisuras algo elevadas.

—Hola, ¿Elyse?

Ya me encontraba en frente de ella, me observó junto con una sonrisa en sus labios.

—Hola Jenny ¿Primer día?

En mi campo de visión pude detectar otro cuerpo se mantenía cerca de ella; estaba hecho bolita, su cabeza descansaba en las piernas de Elyse mientras ella le acariciaba su cabello. Se veían como una linda pareja, ¿quizás?

—Sí, mi mano tiene un calambre de tanto escribir.

Antes de ella mover los labios para responder alguien interrumpió su acción.

—A nadie le importa, niña —Habló la otra voz, que se acomodó lejos de las piernas de Elyse, es él.

Repito ¡Es él!

Ella le golpeó por sus palabras.

Me observó por varios segundos, mi rostro no hizo ningún cambio por sus palabras solo me sentía sorprendida por volver a verlo, quizás él también me reconoció.

—Sé un poco más gentil, ¿quieres? —lo dijo con molestia.

—El día que me paguen, cariño. Lo haré —sin más que decir agarro sus cosas y antes de irse dijo—. Ella es la única que interrumpió mi paz interior.

Todavía seguía estática en el mismo lugar, observé como aquella mancha negra desaparecía cada vez más de mi campo de visión.

—Menudo imbécil.

Fijé mis ojos en Elyse al escuchar sus palabras.

—Acabo de llegar y ya le caigo mal a alguien.

—Cálmate, solo le gusta llamar la atención —dijo restándole importancia.

—Ustedes son...

—No, somos amigos —lo último lo dijo con algo de lentitud.

Ah.

Me removí algo nerviosa de mi espacio, creo que pregunté algo indebido, la sonrisa que tenía Elyse desapareció cuando el extraño se fue.

—Eh, lo siento, no quería.

—Descuida, no eres la primera en pensar y decir eso —volvió a restarle importancia.

Dejó de mirar el camino donde él se fue para fijar sus ojos en mí, dirigió su mano y le dio palmadas al espacio donde anteriormente estaba su amigo, entendí la referencia así que me senté a su lado.

—Gracias.

—No tienes que decir eso —usó un tono algo burlón—. ¿Cómo van las cosas con la señora Adelen?

Oh se refería a mi abuela, con que ese es su nombre.

—Supongo que bien.

Ahora me encontraba al lado de Elyse, mientras hablaba con ella observaba mi alrededor.




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