Un lobo en el bosque

11 NC

Ahora Alec y ella.

Elyse estaba entrelaza entre un sube y baja de pensamientos mientras que caminaba; en el lado izquierdo comprendía la actitud que tomó Alec al conocer a su nueva amiga, mientras que en la contraria pensaba lo inmaduro y descortés que fue en ese momento, pero era de esperarse estabamos hablando de nada menos que de Alec.

La palabra "Típico de él" se repetía en su cabeza, ella se dirigía por el mismo sendero por donde el desapareció.

Ella puede asegurar que nunca coincidía una amistad con él, siempre era algo complicado mantener algun tipo de platica cuando se veía indiferente y solitario, se podía decir que la llegada de Elyse a la vida de aquél jóven no fue fácil pero lo consiguió a pesar que todos imaginaron que luego se alejaría, como hicieron los demás o al menos aquellas personas que sentían curiosidad por conocer aquél asunto que era la cotilla del pueblo en un pasado, ahora es un asunto sin relevancia para algunos del pueblo Ilta.

No negaría el conocimiento que tenía sobre aquél tema pero lo importante para ella no era eso, aunque le entraba algo de curiosidad en aquellos días.

Veía sus alrededores con tranquilidad, ya estaba acostumbrada a este tipo de silencios, sus oidos escuchaban atentos cada crujido que daban sus zapatos o como el viento movía las hojas de los árboles.

Sus piernas se movían con tranquilidad pero un hormigueo recorrió desde su tobillo hasta todo su cuerpo asiendo que esta detuviera el paso repentinamente, bajó la mirada al suelo para ver quien era el causante de aquella sensación que de alguna manera la hizó sentir algo incómoda o extraña.

Observó con sus ojos medio abiertos al cuerpo recostado en la sombra de un árbol, soltó un suspiro algo tosco para luego mover su pie de aquel toque. Su cabello tenía algunos mechones desordenados, sus cejas espesas hicieron un ceño fruncido leve mientras levantó la vista mirando los ojos de Elyse.

En ese momento su corazón daba saltos ansiosos, ¿por qué se emocionaba por tan poco? Pensaba ella, él tuvo la gentileza de esperarla para tomar su camino juntos; ya era una rutina que quizás él no quería romper, tan simple como eso, además cómo era capaz de verse tan atractivo con aquella cara de pocos amigos que siempre se cargaba con lo demás.

—¿Todo bien? —Elyse por fin rompió aquel silencio.

El rostro de Alec no cambio de expresión, se levantó y optó por ignorar aquella pregunta sólo siguió caminando al lado de ella, su vista seguía en frente hasta que por fin él habló.

—No me cae la amiguita tuya.

Típico de él.

Elyse casí soltaba una carcajada pero decidio reprimirla.

—No tienes de que preocuparte, sabes que mi amor te pertenece a ti —dijo en broma pero en el fondo era cierto.

—Ya no lo quiero —Alec le dió la espalda—. Recuérdame porqué somos amigos.

El corazón de Elyse se encogió en su lugar cuando escuchó lo último pero prefirió ignorar aquél sentimiento.

—¿Estás celoso? —un gruñido fue respuesta—. Bien.

Con sus manos deslizó con lentitud desde la espalda de Alec hasta cerca de sus hombros; estos al principio estaban tensos por el toque pero luego se fue suavizando y con otro movimiento ya tenía otra vez en su visión el rostro de él.

—Me empecé adentrar a tu vida —continuaba ella.

Su voz sonaba como un susurro y cada palabra que pronunció era suave, lo decía con lentitud mientras atrapo con sus manos las mejillas del pelinegro y las apretó con suavidad, él sólo tenía la misma cara.

—Empecé aúnque al principio huías de mi compañía —seguía recordando, dejó de tocar sus mejillas.

—Aúnque cada vez que te miraba a los ojos fruncias el ceño —ella con sus dedos acarició y dibujo la forma que tiene las cejas de Alec, borrando así el ceño que antes tenía—. O cuando tenía mil cosas que preguntar y tus labios ni se movían. No formaban respuestas.

Sí, ella acarició el labio inferior de Alec, mientras este tenía un color en sus mejillas, aúnque seguía con la misma cara su corazón latía con rapidez.

Elyse se quedo unos minutos admirando los labios abultados de su amigo y, simplemente los unió con los de ella.

La acción le sorprendió al pelinegro, pero no se apartó.

—¿Mejor?

—Déjame —seguía con las mejillas rojas, Elyse tenía una sonrisa ladina, le alegraba que se pusiera así a causa de ella.

—Mejor dejemos el mundo, donde solo estemos tú y yo, ¿qué dices?

—Eres tan cursi —dijo sin mirarla y empezaron a caminar juntos.

Ella bajó la mirada pero sintió la mano de Alec rozarle la palma de su mano, volteó los ojos y lo ignoró hasta que él entrelazo su mano pero ella no, aunque después lo hizo.

—Jenny es la chica que te conté, asi que la tratarás bien. ¿Correcto?

—Lo haré cuando tu le digas la verdad.

—Eres tan molesto.

Ahora caminaban juntos con las manos entrelazadas, dejando así el mundo, sólo estaban ellos dos.




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