Un lobo en el bosque

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—¿Qué? ¿Cómo es eso posible? —fruncí el ceño ante aquella respuesta pero por la cara que traía Elyse, me confirmaba que no era ninguna broma—. Ellos ni si quieran existen.

Observé los hombros de Elyse encogerse ante mi afirmación.

—Quien sabe. De igual manera no podemos ver el aire pero sabemos que está presente, similitudes. ¿No crees?—Lo dijo bastante tranquila, como si fuera eso posible.

Era extraño hablar de mi abuelo, el cual nunca conocí. Ahora que me digan que pudo a ver sido un "Monstruo" lo veo como algo surrealista.

—El oxígeno podemos sentirlo, en realidad —Le dije. Ella soltó una pequeña carcajada.

¿De qué se reía? El asunto que estábamos hablando era serio, se refería a una posible acusación de una persona que podría a ver sido juzgada injustamente.

—Nunca lo hubiera imaginado.

Respondió irónica, guardamos unos segundos de silencio mientras seguíamos caminando pero, todavía tenía dudas, así que me atreví a preguntar un poco más sobre el tema.

—¿Por qué las personas pensaban eso de él?

Tendrían una buena razón.

—Sabes que estamos en un pueblo pequeño, generalmente todos se conocen aquí desde pequeños pero, tú abuelo era diferente. Además, la señora Adelen al conocerlo se mudó con él muy lejos de nosotros; ella se fue al bosque.

Las palabras de Elyse se repetían en mi mente pero, ¿tiene algo de malo eso? Porque no veo una prueba concreta como para declarar eso.

—¿Solo por eso? Lo que dijiste puede sonar extraño pero no lo suficiente como para pensar eso.

Ella paró el pasó por unos segundos, yo también me detuve algo confusa.

—Es complicado de explicar pero, un vecino descubrió el cuerpo de su cabra decapitado, tenía marcas de mordidas en varios lugares, estas parecían que fueron hechas por un animal de gran tamaño, también hubo uno que otros incidentes que hicieron al pueblo sospechar de su existencia —Elyse volvió a caminar—. Pero no conozco con exactitud esos problemas, ni puedo confirmar si fueron reales, porque ya sabes. A penas estoy viviendo.

—Claro, entiendo eso. ¿Entonces a parte de él existían más?

Observé el cielo y me di cuenta que ya empezaba a oscurecer, ya pude reconocer el lugar donde Elyse me traía, supongo que las preguntas y respuestas acabaron por hoy.

—Digamos que sí, en este pueblo existen varias leyendas. Bueno, tengo que irme a casa, podemos hablar de nuevo cuando quieras —Me regaló una sonrisa de oreja a oreja.

Visualice la cabaña y luego a ella.

—Bien, gracias por ser sincera y decirme todo eso.

Ella me miró directamente a los ojos y extendió sus brazos los cuales correspondí.

—Nos vemos mañana —al decir eso se apartó de mí y empezó a caminar en la dirección anterior.

Me quedé fija en el mismo lugar hasta que no visualice de lejos su cabello rojizo y me dirigí a la cabaña. Seguro mi abuela debe estar molesta por mi tardanza, no me sorprendería si la veo esperándome en la puerta.

Cuando entré mis suposiciones fueron correctas, estaba sentada en el sofá mientras tejía y al oír la puerta fijo sus ojos en su nieta con un gesto de disgusto.

—¿Por qué llegas a estás horas?

Dejó las agujas de tejer aún lado del sofá y cruzó sus dedos esperando una respuesta precisa y rápida.

Pensé en decirle que caminaba con Elyse pero sería una terrible idea, luego vendría un millón de preguntas y se supone que no debería saber sobre el tema de conversación que tuve con ella. Además, si le preguntara no llegaría a nada porque de seguro esquivaría cualquier pregunta y se enojaría.

—Caminé lento porque me dolían los pies.

Fue lo primero que se me ocurrió, porque decir que caminé lento por gusto, no era convincente. Observé su expresión y como sus ojos se clavaban con los míos, aún tenía el ceño fruncido pero me sentí menos angustiada cuando la vi agarrar otra vez su material de tejido.

—El bosque es peligroso, no puedes andar a las horas que desees.

Evité rodar los ojos ante su respuesta, si decía y advertía sobre eso, quizás. ¿Me este cuidando de algo? tal vez pueda haber personas o cosas peligrosas a esta hora, entonces. ¿Estoy reconsiderando lo de Elyse?

—Lo sé, a penas está oscureciendo.

Traté de calmar su paranoia pero no funcionó.

—No me importa. La próxima vez que llegues tarde, será la última.

Una electricidad recorrió mi cuerpo al escuchar esas palabras, lo dijo de manera serena pero amenazante para no poner el asunto peor, asentí para subir a mi habitación pero su voz interrumpió mi acción.

—Llegas y no saludas. ¿No sabes que es de mala educación? Al parecer no te han enseñado modales.

Solté un suspiro profundo y traté de controlarme porque de seguro le respondería de mala manera y no buscaba tener una relación peor con ella:

—Buenas noches.

Mencioné de manera algo forzada y baja.

—Duerme bien.

Me dijo y ahora si pude subir a mi habitación.

Cerré la puerta con seguro, empecé a quitarme la caperuza de encima y me quedé con unos shorts con un suéter negro.

Mientras hacía eso pensé en la pequeña conversación que tuve con Elyse, en definitiva no esperaba eso y menos de un miembro de mi familia, ¿qué más secretos faltaba? ¿Cómo averiguaré si es real? Aún no sabía la razón de aquella extraña visita de hace semanas.

A pesar de tener una respuesta, miles de preguntas se agrupaban cada vez más en mi mente.

Apagué las luces para así acostarme en la cama, esperé varios minutos de manera ansiosa, en cualquier momento aparecería.

Por fin escuché la puerta de mi habitación abrirse, era ella. Cerré mis ojos tratando de pensar o al menos actuar como una persona dormida, hace pocos días descubrí que a veces Adelen visitaba mi habitación para ver si me encontraba en ella.

Escuché sus pasos, seguro en este momento me observaba. Espere y espere, hasta que por fin escuché la puerta cerrarse con cuidado, cuando sucedió esto esperé otros minutos más y me levanté para salir a ver a Níveo, debía tener hambre.




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