Elyse se encontraba caminando por el bosque, aún no podía creer la conversación que tuvo con jenny, todavía sentía su presencia a su lado, lo cual era extraño.
"¿Cómo se sentirá?" "¿Me precipité?" Era algunas de las preguntas que su mente formaba.
Antes de llegar a su casa tenía la intención de ir a otro lugar primero y mientras se acercaba a su objetivo no pudo evitar reflexionar algunas cosas.
¿Enserio valía la pena todo lo que estaba haciendo Jenny? Descubrir de manera repentina su pasado, no le parecía nada bonito que se enterara por otros medios, ¿por qué la señora Adelen eran tan cerrada? Podía simplemente aclarar las dudas de ella. Aunque Elyse no era de las personas que juzgaban a una persona pero, estaba claro que nada le costaba darle una mínima explicación aunque sus razones tendrá.
Observaba su alrededor mientras soltó un pequeño suspiro, ya el cielo estaba oscureciendo pero aún se arriesgaba a desviarse de su camino solo por una persona.
Alec.
De seguro estaría molesto con ella y Elyse prefería tratar sus berrinches de niño de una vez, en la mañana ya resultaba un dolor de cabeza peor cuando estaba de mal genio.
Pasaron varios minutos y ya se encontraba a un paso de llegar, de repente sintió su corazón latir con fuerza pero no debía sentir eso, solo es Alec. No debía sentirse nerviosa.
Había llegado a lo que parecía un precipicio pero no era muy alto como tal, había algunos arbustos y árboles alrededor de el.
Suspiró de manera profunda y se escabulló por un pequeño escondite que se situaba alrededor de dos árboles que tenía un arbusto en el medio, era para no liberar sospechas. Echó el arbusto a un lado y dejó ver lo que parecía una escalera hecha de sogas de un grosor ancho, el soporte de estas eran los dos árboles los cuales se veían fuertes y seguros.
Sin pensarlo demasiado empezó a bajar de manera fácil, sin importar el peso que sentía encima por causa de su mochila, era una sensación parecida a la presión que emitía el agua cuando un objeto pesado se iba al fondo del mar pero, ya estaba acostumbra a sentir eso y no era una sensación nueva para ella.
No duró mucho para bajar, en pocos segundos ya estaba pisando el suelo, caminó algunos pasos, observó un muro que estaba repleto de hojas verdes que parecía un tipo de cortina, se acercó a el, con su mano quitó algunas de estas hojas y entró poniendo la entrada como la encontró.
—Llegué.
Avisó de manera animada tratando de controlar aquellos nervios que sentía, se puso cómoda; colocó su mochila en el suelo, se quitó aquel abrigo que la estaba matando del calor cuando se supone que a fuera hacia frío y sonrió al escuchar un pequeño gruñido pero de manera inmediata se puso seria.
—¡Genial! Ahora vete por donde viniste.
Rodó los ojos al escuchar eso, Alec había fingido un tono entusiasta para luego decir lo último de manera amenazante.
Observó aquella guarida, era algo simple. Parecía la habitación de Alec pero con algunos toques extras como un sofá, ella no tenía ni idea como hizo para obtener eso y como le puso piso a aquel lugar. Se retracta de usar la palabra "Simple" para describirlo.
—Pero ya es de noche.
Excusó con un puchero, gesto que Alec evitó ver.
Elyse vio con detalle las condiciones en la que se encontraba, con un pantalón deportivo y sin camisa; sus músculos se marcaban levemente en su abdomen, lindo. Su cabello desordenado, su voz ronca, sus ojitos a punto de cerrarse, una hermosa imagen que quisiera repetir mil veces.
—¿Y?
Preguntó con indiferencia, se supone que lo interrumpieron en su sueños y solo quería regresar otra vez a la cama, se esforzaba para disimular el resentimiento en su voz pero, era un asco para eso.
—¿Si alguien me ataca?
Elyse puso como opción pero el gesto de Alec no cambió, menos mal que había venido porque en definitiva estaba molesto.
—Sabes defenderte.
Repuso Alec frotándose sus ojos.
Elyse apretó sus labios para responder de una manera algo molesta y con los brazos cruzados, ya le estaba colmando la paciencia.
—¿Y si es un hombre fortachón que mide 2 metros?
Alec desvió la mirada por unos segundos, al parecer estaba pensando en esa situación, sin mucho esfuerzo un hombre de esa altura y tamaño podría fácilmente mandar a volar a Elyse, aunque las probabilidades de encontrarse a un hombre tan alto era limitada pero, no quería ser tan duro con ella así que fingió levantar sus cejas sorprendido por aquello, como si fuera posible y frunció el ceño para responder con fastidio:
—Bien. Quédate.
Elyse iba a dar un pequeño saltó de la felicidad pero fue interrumpida por la voz de Alec, que demostraba reproche ya que había observado su mochila en el suelo.
—¿Tanto hablaste con ella?
Ella fijó sus ojos en él para responder quitándole importancia:
—No mucho, vine aquí para recuperar el tiempo que perdí sin ti.
Dijo de manera melosa pero se dió cuenta cuando Alec rodó los ojos sin creerle.
—Ajá.
Respondió y se dió la vuelta esperando que Elyse lo siguiera al fondo de la guarida donde se situaba su habitación.
Ella caminaba detrás de él con una sonrisa de oreja a oreja, ¡Lo había logrado! De seguro se le quitaría el enojo en cuestión de poco.
Alec se sentó en el lado izquierdo de la cama y observó los movimientos de Elyse pero no esperaba verla quitándose la ropa.
—¿Qué haces, Elyse?
Preguntó con curiosidad sin desviar la mirada, observó la espalda de ella la cual estaba llena de algunos lunares.
—No crees que voy a dormir así, ¿no?
Ya Elyse se había quitado la camisa de botones dejando a la vista el sostén, Alec aún trataba de asimilar lo que ocurría.
—¿Acaso esto es una pijamada?
Preguntó con burla, lo cual hizo que ella le tirara en la cara aquella camisa, de manera inmediata esquivó el golpe con su mano y lanzó aquella prenda en el otro lado de la cama.
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Editado: 26.06.2020