Un lobo en el bosque

27

Mi visión se nubló, ahora veía una nube blanca a mi alrededor, ¿qué estaba sucediendo conmigo? Me levanté y sentí mi cuerpo más ligero, como si pudiera caerme con solo un pequeño toque. Veo que aquella nube se mueve y la sigo sin pensarlo demasiado. Ahora veo que todas aquellas paredes blancas se convierten en el reflejo de la luna, eso es lo primero que veo.

Los árboles empiezan a aparecer, puedo ver el bosque del pueblo y aquella nube desaparece de mi vista, empiezo a dar pasos hacia la sombra de los árboles sin saber a donde dirigirme.

Casí sale de mis labios un pequeño grito de sorpresa al ver una pequeña manada de cachorros pasar, su madre trae una presa en su boca. Veo una pequeña bolita de color blanco.

¡Ese es Níveo!

Veo como se alejan de mí y siguen su camino, trato de alcanzarlos mientras corro a gran velocidad pero ellos están cada vez más lejos.

—¡Níveo! Detente por favor.

Grito, grito pero no soy escuchada. Siento una gran presión en mi pecho cuando los pierdo de vista, mis manos se dirigen a mis oídos y caigo en la tierra, escucho voces a lo lejos; son chillidos mezclados con gruñidos.

Ya sé cual es la causa de eso ¡No lo pude evitar!

Mis ojos se empiezan a llenar de lágrimas, es una sensación horrible en mi pecho. Trato de levantarme para caminar, mientras lo hago lo veo y mi cuerpo se paraliza, no puedo moverme.

Su quijada está llena de sangre, sus ojos son de color negro; ellos me observan atentamente y sus patas empiezan a moverse hacia mí.

Lo último que veo son sus dientes marcados con sangre al abrirse ferozmente.

Vuelvo a ver todo de negro.

—Jenny, por fin despiertas.

Abrí mis ojos lentamente y veo un rostro borroso que pronto toma forma, trató de tranquilizar mi respiración mientras tomo asiento en el suelo.

—¿Por qué estás llorando?

Sigo mirando a un punto fijo y toco mi rostro con mis manos, borrando cualquier lágrima.

Trato de asimilar todo, observo mi alrededor y esta no es mi habitación, no estoy en el bosque.

—¿Qué pasó? —preguntó dirigiendo la mirada a lo que parece ser Cam.

Ella me mira con una pequeña sonrisa y me da la mano para ayudar a levantarme.

—Estábamos a mitad de una investigación pero empezaste a sentirte mareada, me preguntaste si podías usar mi baño, yo dije que sí pero de camino a la puerta te desmayaste.

Escuché atentamente sus palabras, nos sentamos en su cama y observé su computadora, algunos libros, incluyendo mis cuadernos y mi mochila.

Luego recordé al profesor Juwen y la investigación sobre licántropos que pidió que completemos.

Ella me ofrece un vaso con agua y yo acepto; ya que siento mis labios resecos y mi garganta áspera.

—¿En dónde quedamos?

Dejé el vaso en su mesita de noche y la observé, ella agarró su cuaderno y un lápiz.

—A penas comenzamos. Estábamos hablando de la breve explicación que dio el profesor Juwen, tú mencionaste algo al respeto sobre eso —explicó.

Yo asentí, traté de recordar pero nada vino a mi mente, fruncí el ceño por algunos segundos, todo fue tan extraño.

—¿Qué dije?

—Mencionaste que la actitud que describió sobre los licántropos era errónea y yo pensé lo mismo ya que en estos libros no dicen mucho sobre ellos, eso significa...

Al decir aquellas palabras no vino nada a mi mente, ella supongo que esperaba que completara la frase.

—¿Significa? —repeti.

Ella soltó una pequeña risa para volver a su rostro sereno.

—Que ellos no tienen algún historial en los libros, eso significa que nadie tiene conocimiento sobre su especie y que el profesor Juwen está dando información errónea sobre una especie donde no hay registro de existencia.

Alcé mis cejas por la sorpresa, Cam parece alguien inteligente pero esto lo confirma, aún sigo confundida sobre todo esto y siento mi cabeza dar vueltas, no tengo claridad para pensar ahora, solo quiero terminar e irme de aquí lo antes posible.

—¿Si? ¿Entonces qué haremos?

—Bueno, todo lo que dijo Juwen concuerda según los libros con los hombres lobos, así que hablaremos sobre ellos.

Asentí ante sus palabras con un dolor de cabeza palpitando en mi frente.

Ella empezó a hablar sobre los hombres lobos pero mi mente seguía vagando en un mismo lugar.

No sé como el tiempo pasó tan rápido pero al observar su ventana me di cuenta que la luna ya estaba situada en el cielo.

—¿Quedamos así? —pregunta mientras me entrega un papel donde está lo que tengo que estudiar.

—Sí, gracias. Fue divertido estar aquí pero ya tengo que irme, se hace tarde.

Ella sonríe mientras guardo aquel papel en mi mochila y luego la acomodo en mi espalda.

—Claro, entiendo. También fue un gusto tenerte aquí. Te acompaño a la salida.

Al guardar mis cosas nos alejamos de su habitación y bajamos las escaleras.

—Nos vemos en clase, Jenny.

Asentí y empecé mi camino muy lejos de su casa.

 

 

~
 


 

—Llegamos, Camile.

Se escuchan pasos desde la puerta principal, Camile puede escucharlos desde su habitación, ella deja sus libros de lado y se levanta con agilidad para darle la cara a sus padres.

—Hola papá y mamá.

Cuando bajó el último escalón trató de mantener la calma y bajo con tranquilidad para dirigirse al salón, donde se suponía que esperaban sus padres su llegada.

Cuando llegó fue recibida con un golpe en su mejilla, aquel ruido resonó en la casa y ella ladeó su cabeza hacia el suelo por la presión del golpe.
 

—Lo usaste, ¡¿verdad?! —retumbó la voz de su padre.

Camile pensaba el porqué no le reclamaba de una vez por todas, obviamente sabe la respuesta de esa pregunta y solo se le hacía más difícil reconocer su error. Trató de mantener la calma, levantó su cabeza y podía sentir como su mejilla palpitaba de dolor, sintiendo el golpe una y otra vez.

Su madre se situaba al lado de su padre, sin hacer nada al respecto como siempre; esperando una respuesta justo como él, ella se quedó en silencio por varios segundos para responder:




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.