Un lobo en el bosque

28

El ruido de una puerta es el único sonido que transmitió aquella habitación, ya que la breve conversación terminó al momento de escucharlo.

—¿Era necesario aparecer una nota en mi casa? —aquella voz demostraba fastidio.

Adelén al entrar observó aquella escena, parecía un ambiente denso; la castaña se veía rígida, como si estuviera disimulando su enojo. El rostro de los señores demostraba serenidad, ¿por qué la contactaron? Se preguntaba.

Pero, de algo estaba segura. Se trataba de Jenny, después de todo ella estuvo toda la tarde en aquella casa.

—No hay otra manera por la cual contactarte, querida. Puedo decir que este caso es algo especial y necesitaba de tu presencia con urgencia —explicó loana.

Su esposo asintió a lo dicho por ella, guiaron a Adelén a la sala mientras ella respondía; Camile iba detrás de ellos, como si estuviera siguiendo sus sombras.

—Sabes que no poseo un teléfono para hacer aquello, ni hablar de la señal del bosque que es pésima.

Adelén tomo asiento en un mueble individual y observó a la pareja; ni hablar de su hija que se encontraba en el rincón contrario de sus padres.

—No te preocupes, de igual manera me resulta mejor que las cosas acontecieron así —dijo con su dulce voz.

Por alguna razón a Adelén le molestaba aquel tono de voz, quizás. ¿Demasiado amable?

Aquél espacio quedó influido en un silencio mientras se esperaba que alguien se diera la palabra para comenzar.

—Bien, te hemos contactado para informarte de algunos casos que no debieron suceder.

—Bien, puedes empezar.

Los brazos cruzados de Adelén demostraban lo impaciente y expectante que estaba, su mente tenía aquel pensamiento de que ojalá valiera la pena el venir a este lugar.

—Nuestra hija explicará todo, ya que fue ella quien lo cometió —por fin habló el señor.

Su mirada se desvió al instante a los ojos de Camile al escuchar eso, no le gustaba este tipo de juegos, de quién dice qué. Solo quería escuchar e irse de allí enseguida.

—Señora Adelén le deseo mi más sincera disculpa, he cometido un error y estoy pagando el daño que hice —expresó la joven.

—Puedes decirme que hiciste de una vez, si es posible.

La reacción de Camile fue tan patética, aquellos ojos no eran fácil de convencer para Adelén.

—Cuando estuve con Jenny hablé demás y traté de solucionarlo distorsionando algunas cosas con un breve hechizo.

El rostro de Adelén cambió, sus cejas formaron un ceño y fijó sus ojos a los padres de Camile.

—¿No pueden controlar a su hija? Parece una niña de 6 años cometiendo errores de novato.

Se escuchó una pequeña risa en aquella habitación, que resultaba ser algo desagradable para Adelén.

—Es imposible que haga algo sin equivocarse pero que se hace —se excusó Loana.

—¿Qué le dijo? —preguntó Adelén más seria de lo normal.

—Nada relacionado sobre eso, no te preocupes. No puedo decirte con exactitud que era porque conoces las reglas.

De los labios de Adelén casi sale un suspiro de alivio, aún tenía tiempo. Desvío por algunos segundos su mirada a la castaña; la cual no veía la escena con atención. Luego volvió a dirigirla a los padres.

—No tiene nada que ver con eso, ¿entonces qué hago aquí? No veo nada relevante como para estar un minuto más —expresó Adelén.

Camile miraba por momentos breves, estaban planeando su destino por aquello, ella lo sabía. Solo era cuestión de tiempo para decirlo.

—Cuando se hace una distorsión puede provocar varios efectos secundarios que suelen ser muy molestos para el afectado. Además, Jenny no puede ver esto porque obviamente sabría que alguien jugó con su mente, entonces como eres su representante, lo justo es.

—Dilo sin tanto rodeos —interrumpió.

—Que veas su castigo.

Hubo un silencio inmediato al decir aquello, Adelén asintió sin expresar algún tipo de emoción o compasión por Camile, después de todo no podía meterse en la crianza ajena.

Sus padres se levantaron de sus asientos, eso hizo que Camile también se levantara, aceptado aquello que se aproximaba.

—No puedes jugar, ni revelar aquello que te fue mostrado, por incumplir las reglas este será tu castigo sanguinario   —dijeron al unísono.

De pronto una energía empezó a dirigirse hacia Camile desde el techo, ella alzó sus manos y con las palmas de estas trató de protegerse usando sus habilidades en la magia, esta energía era tan poderosa que hizo que ella cayera de rodillas, se podía escuchar el impacto que hubo cuando tocó el suelo; sus rodillas junto con sus piernas quemar, se formaban heridas en sus manos de las cuales empezaban a brotar sangre. Algunas lágrimas recorrieron sus mejillas y un grito retumbó en la casa.

Al menos valió la pena revelar en forma de sueño aquello que necesitaba saber Jenny, ya que ella no borró su memoria de la manera habitual, si hizo algo mal tendría la certeza de que lo hizo bien.

~
 


 

—Hola Neithan —dije con alegría.
 


 

Observé como se levantó y se acercó  para en volverme en sus brazos en un tierno abrazo. Esto era lo que necesitaba, por unos segundos olvidé los dolores de cabeza, solo podía escuchar los latidos de mi corazón.
 


Habían pasado algunos días y traté de comprarle algo de ropa a Neithan, también me esforzaba un poquito más de lo usual; ya que me levantaba cada vez más temprano para que se pudiera duchar, ni hablar de sus horarios de comida.

Después de varios segundos nos alejamos de aquel abrazo y miré los ojos de Neithan y su pequeña sonrisa.

Tan lindo.

—Jenny, ¿te encuentras bien? —su voz junto con su sonrisa decayeron.

Cambié mi rostro sereno y traté de formar una sonrisa en mis labios, él no debería preocuparse por mí, debería ser al revés.

—Sí, pero estoy confundida.

Al escuchar eso la cabeza de Neithan se inclinó brevemente y un pequeño ceño se formó en su frente.




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