Un lobo en el bosque

30


"Hola, Jenny"


Al escuchar la melodía de su voz podía asegurar que la había visto en alguna parte, y después de forzar los recuerdos de mi mente pude darme cuenta de algo sin tanta relevancia; vino una imagen de ella comprándome un recipiente con leche. Lo único malo que sentí en ese momento fue la forma en la cual sus ojos me miraban, fue algo incómodo.

—Hola, señora-

 

—Milez.

 

—Milez —repetí sus palabras no muy convencida, observé la reacción de Elyse y no era la cual acostumbraba; ya que se veía seria y no podía ver alguna sonrisa de su parte que pudiera aligerar el ambiente silencioso que se había formado luego de aquello.

 

—Traeré el agua.

 

Fue lo último que escuché de ella antes de ver su cuerpo caminar muy lejos de mi campo de visión, dirigí mi vista a su madre y ella seguía quieta en un mismo lugar observándome. Traía un vestido que parecía de seda de un color morado, el cual caía hasta ocultar sus pies. Su rostro no tenía arrugas notables y su cabello le llegaba más abajo de su cadera.

 

¿Ella fue amiga de mi madre?


Tragué saliva cuando vi que se acercaba hacia mí, podía sentir que estaba siendo escaneada por ella; ya que me veía desde los pies hasta la cabeza. En definitiva no veía ningún parecido con Elyse, excepto el color de su cabello.

—Que suerte que seas la viva imagen de tu madre.

Debería decir "¿Gracias?" ¿Qué ha sido eso? Cuando escuché aquello y observé la sonrisa en su rostro al ver mis ojos, me volvió a entrar aquellos escalofríos en mi cuerpo, su actitud no pintaba nada bien.

—¿Eh?

Mi rostro debería verse aturdido como reacción a tales palabras, agradezco que haya parado el paso hacia mí porque ya me estaba coleando de los nervios y quizás suene exagerada.

—Eres identica a ella —su voz seguía siendo dulce y una sonrisa de lado seguía decorando su rostro—. Ella fue tan especial para mí que siento suerte de poder verla después de tanto tiempo.

Bueno, podría decir que aquellas palabras sonaban tiernas, pero no cuando comparaban mi imagen con la de mi difunta madre y luego se referían aquello con la palabra "Suerte"

—Ya veo —traté de formar una sonrisa con mis labios pero supuse que se vería más como una mueca. Solo pedía que Elyse viniera pronto, creo que hasta mi sed había  desaparecido junto con mi comodidad pero tenía que esperar—. ¿Desde cuando se conocían? —pregunté sin estar realmente interesada pero igual tenía cierta curiosidad por su respuesta.

Ella tomó asiento en el sofá; pero no en el mismo que yo, podía verme de frente pero al menos no estaba situada a mi lado.

—Desde que éramos pequeñas, solíamos ser tan cercanas que hasta nos gustaba compartir todo —pude ver como levantaba la mirada como si estuviese recordando y su voz sonaba diferente.

Cuando terminó de hablar recordé al instante a Rose, la considero una gran amiga; siempre compartíamos cada secreto de nosotras y quizás no entendí la situación de la señora Milez como para juzgarla tan rápido, era difícil perder a tu amiga de la infancia y era obvio que podrías reaccionar así al ver el gran parecido de su hija con ella.

—Entiendo, ¿entonces, por qué se alejaron si eran tan cercanas? —pregunté, está vez con interés a su respuesta.

Ella volvió a verme fijamente y acomodó sus manos en su regazo, poniéndolas juntas.

—Ella se alejó de mí y decidió irse muy lejos de este pueblo sin mirar atrás —cerró sus ojos por unos segundos con pesar para luego volver a verme—. Lamentable, ¿no?

Mi rostro seguía sereno cuando terminé de escuchar sus palabras, no me decían mucho en realidad, pero tenían algo de sentido.

—Me imagino, debió ser doloroso para usted —traté de actuar de manera empática con ella, para así formar una sintonía porque quería seguir preguntando algunas cosas más.

¿Quién mejor que su amiga de la infancia para eso?

—Lo fue y lo seguirá siendo.

Sentí ese toque de drama que siempre esperaba de Rose al momento de contarme algo. Dije que no juzgaría tan rápido a la señora Milez pero no bajaría la guardia tan rápido con ella, por alguna razón mi cuerpo no se sentía del todo cómodo con su presencia.

—¿Sabe por qué se fue del pueblo? Me han dicho que los rumores se esparcen rápido aquí.

Hubo un pequeño silencio de su parte, esperaba una respuesta concreta o al menos alguna que me diera indicios cuestionables.

—Perdón por la tardanza —apareció de repente Elyse con un vaso de agua y una bolsa en su mano—. Aquí está lo que me pediste, ¿todo bien?

No sé si sentirme feliz porque regresó o enojada porque interrumpió la conversación y era obvio que ya me tenía que ir al obtener esto.

—Sí, tu madre es tan agradable —le regalé una sonrisa para así tomar con mis manos lo que había pedido.

Observé como la señora se levantó del sofá y tocó con su mano el hombro de Elyse.

—Me iré a dormir, ya está empezando los terribles dolores de cabeza. Trata bien a Jenny, es una gran invitada.

El cuerpo de Elyse se quedó quieto ante el toque de su madre, ella solo sonrió y asintió ante sus palabras.

—Ten un buen sueño, madre.

La señora Milez desapareció de aquel salón y quedamos nosotras dos, pude sentir un peso menos en mi cuerpo, como resultado solté un pequeño suspiro. El ambiente se sintió más liviano sin su presencia.

—Lo siento por eso, espero que no te haya dicho algo incómodo.

—No fue nada —le dije para así tomar un sorbo del agua.

Compararme con mi madre no fue nada incómodo sin duda alguna. No le diría nada al respeto, solo me quería ir ya.

—Te puse carne en aquella bolsa por los inconvenientes que te hizo pasar mi mamá, es un regalo de la casa. Bueno, más bien mío.

Es como si leyera mi mente, debe conocer mucho a su madre. Quizás, ¿no soy la primera que hicieron sentir incómoda? Bueno, de todos modos tengo comida para Níveo y Neithan gracias a esto.




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