Un lobo en el bosque

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Acontecieron ciertas cosas en la ausencia de Neithan, cuando me enteré de su partida no pude evitar llorar por él durante largas noches donde debía descansar pero, estas fueron disminuyendo a medida que los días venían uno tras otro. Tenía otros intereses a parte de mis sentimientos, debía seguir con el colegio y tendría que ver por mí misma.

Siempre me preguntaba el porqué de sus acciones, ¿por qué no se atrevió a despedirse? Nunca pude decirle adiós o dedicarle un último abrazo, son como en esos días de veranos que no esperas que acaben tan rápido sin avisar, sentías un leve vacío y expectación por su regreso el próximo año.

Puedo decir que mis esperanzas murieron cada día, cuando esperaba como una tonta su regreso, cuando esperaba observar su cara ladeada mirándome curioso, cuando esperaba volver a escuchar su voz y me imaginaba como se escucharía de grande.

Todo aquello parecía mentira, la llegada de Níveo y Neithan parecía una triste ilusión creada por mi cerebro para torturarme.

A medida que pasaba el tiempo mi cuerpo cambiaba, ya no parecía la misma niña que antes, algo en mí había cambiado tanto mental y físicamente.

Después de la muerte de Adelén no sentía fuerzas para continuar, puedo decir que nunca llegamos a tener una relación sincera y siempre nos mantuvimos al margen en la situación pero, al momento de dar su último suspiro algo cambió en su mirar, hasta me dedicó ciertas palabras.

"—Lo siento, perdóname por no ser la mejor abuela para ti —dijo, haciendo el esfuerzo para mover los labios".

"—Perdóname por guardarte rencor en algunos momentos, tampoco he sido la mejor nieta, abuela —expresé con una sonrisa mientras lágrimas se esparcían por mi rostro"

Antes de cerrar los ojos me había dejado una carta que me pedía una petición especial, algo que tendría que cumplir para cuando sus ojos se cerraron por siempre.

Si lees esto es porque ya estoy con mis queridos amores, desearía estar junto a mi pequeña hija pero su cuerpo está en la ciudad y nunca he pertenecido a ese lugar. Por lo tanto, te pido que me entierres junto a tu abuelo, pregúntale a Lena sobre él, ella te dará la información que necesites.

 

Sobre ti, solo puedo decirte que trates de ser feliz y veas por ti misma de ahora en adelante, ya no eres la misma niña que vi por primera vez después de mucho, espero que llegues lejos y que puedas cumplir tus propósitos.

Pd: No deseo un velorio, te pido que no hagas tal cosa, soy feliz solo por estar otra vez al lado de los dos personas que amó. 
 

Tu abuela, Adelén.
 

Después de aquello pude terminar mis años de secundaria en el pueblo, no podía negar que al principio hablaron sobre la muerte de mi abuela pero luego pasó a segundo plano como si fuera una noticia del ayer. Luego de estudiar por un tiempo prolongado decidí regresar a la ciudad, no sin antes dejarle un ramo de flores a mi abuela, deseando que fuera feliz donde quiera que esté ahora en adelante.

Agradezco que mi amiga de infancia Rose no cambiara de número y que pudiese ser atendida por ella después de dejar de comunicarme por un tiempo, su voz lucía diferente, parecía toda una mujer pero al momento de escuchar mi voz pude darme cuenta que seguía siendo la misma persona al momento de dramatizar conmigo como antes. No podía negar que había desarrollado cierta madurez en su actuar, cuando le conté todo lo que aconteció en mi vida ella no dudó ni dos segundos para ofrecerme un techo y un hogar para vivir.

Recuerdo bien sus palabras.

"—Esperaba tu llamada. ¿Puedes creer que guardé el número del local?"

Lloré durante la llamada al escuchar eso, sin importar el tiempo pasado podía darme cuenta que seguíamos siendo buenas amigas, podía decir que solo la contacté a ella, nunca más levanté el teléfono para hablar con Petunia, ya que no lo veía necesario después de todo lo ocurrido. ¿Cómo le vería la cara?

Después de tanto tiempo viendo por mi misma pude darme cuenta las cosas que me gustaban y para lo que era buena, aprendí que era buena para escuchar y entender los sentimientos de las demás personas, desarrollé una habilidad por la escritura que nunca le mostré a nadie más, solo lo hacía al momento de tratar de desahogarme con simples palabras escritas de mi puño y letra, entre otras cosillas más sin relevancia.

Ya estaba en la etapa donde asistía en la universidad y llegaba los días de mis pequeñas vacaciones, en estos momentos acomodaba mi equipaje con algunas cosas.

—Jenny, el taxi ya está afuera —se escuchó la voz de Rose desde lejos.

Ahora vivíamos juntas, al parecer su relación con su amor juvenil no duró lo suficiente como para dar los siguientes pasos, ahora conocía a una persona de su facultad y al parecer todo resultaba bien con ellos.

Cerré la maleta para así bajarla de la cama, Rose no duró demasiado para regalarme un abrazo sincero.

—Volveré, no debes preocuparte por eso.

—Eso espero, tienes que regresar una semana antes. Debemos disfrutar los últimos momentos de vacaciones juntas. 

Sonreí al escuchar aquello, por fin rompimos el abrazo y ya tenía todo listo para irme a mi próximo destino.
—Lo haremos. ¿Le diste las dos direcciones?

—Sip.

—Eres la mejor, te extrañaré.

Después de una breve despedida me dirigí al taxi, quien me esperaba expectante al frente del apartamento. Solté un pequeño suspiro para luego entrar.

El viaje fue tranquilo, observaba el paisaje que me podía mostrar la ventana en estos momentos. Sentí un pequeño momento de melancolía al momento de recordar, como antes cuando era más pequeña pasé por una situación similar, donde sentía un cierto vacío en mi corazón.

Después de tantos años nunca volví a investigar mis orígenes, no tenía la fuerza para saber quién era mi padre, pero de igual manera tenía en mente las iniciales T y E, aquellos nombres le hicieron daño a mi madre después de todo.




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