Un Loco Amor Tóxico.

Catorce: Nuevo integrante del desastre.

 

 

Miller-escuchar su voz me provocó un alivio enorme. Ambos sabemos que Verónica está aquí y sé que quiere lastimar a Lila-¿Cómo está Lila?-se adentra a la habitación cerrando a sus espaldas.

— Ella está bien-la observo con una sonrisa mientras tomo su mano entrelazándola con la mía frente a Ralph.

Él rueda sus ojos, dándonos la espalda para abrir de nuevo la puerta. Los tres salimos del cuarto especial, caminando a pasos ligeros. No nos hemos topado con nadie del personal, ni siquiera el de limpieza y era extraño.

Ya dentro de la sala de descanso, nos acercamos a nuestro lugar de escape. Pero cuando nuestros cuerpos traspasaron la ventana, por la que habíamos entrado anteriormente, millones de armas nos apuntaban. Lila asustada elevó sus brazos, mientras que Ralph y yo, no.

— ¿Tienes un plan?-interrogo con mi respiración acelerada.

— Sabia que esto iba a pasar…-corrieron hacia nosotros al notar que no nos movíamos. Nos arrojaron al suelo bruscamente, para esposarnos y levantarnos de la misma forma brusca. Ya inmóviles, nos encaminaron a los autos correspondientes-no hablen sin un abogado-fueron las últimas palabras que escuché de Ralph para que nos adentren a los autos. Observé por mi ventana y la localicé lejos de mí. Estaba nerviosa y solo obedecía lo que los policías le decían que haga.

Minutos después, mis ojos divisaron la estación a la que me llevaron semanas atrás. No quería entrar, pero fui obligado al bajarme del auto. Con mi mirada intenté localizar a Lila o a Ralph, pero yo había llegado primero. Las puertas del lugar se deslizaron al sentir mi presencia. Caminamos unos metros, pero los pasos de los policías a mi lado se detuvieron. Elevo mi mirada y al quedar frente a una figura que pensé que nunca en mi vida la volvería a ver, mis ojos se cristalizaron.

— Hijo…-sus lágrimas brotaron por sus mejillas, mientras me abrazaba fuertemente. Yo había quedado perplejo al ver a mi madre de nuevo. No estaba conectada a aparatos, sino que estaba de pie-¿Qué ha pasado?-su voz quebrada pegada a mi oído, me hizo posar mi cabeza en su hombro para llorar con ella.

No podía abrazarla porque mis manos aún estaban esposadas. Pero mi corazón la estaba abrazando en este momento. La había extrañado demasiado. La última vez que la visité fue hace muchos años y la culpa me invade. No pude contener mis lágrimas desde el comienzo que su camisa floreada estaba llena de pequeñas gotas.

— Juro que no soy como él-la observo y ella posa sus manos en mis húmedas mejillas.

— Lo sé, hijo. Siempre lo supe-los guardias me alejaron de ella para comenzar a caminar de nuevo-tranquilo, hijo. Todo estará bien-ya lejos de ella, mi rostro se torna serio. No quería mostrar debilidad para que puedan manipularme.

Amé ver a mi madre de nuevo y ahora debo demostrar mi inocencia para salir de aquí e irme junto a ella. Mis pasos eran ligeros, debido a los empujones de los policías. Mi caminar se detuvo frente a una puerta de metal. Ésta se abre y de un solo paso ya estoy dentro. Me obligan a tomar asiento en una mesa que se ubicaba en el centro de la habitación. Fácilmente puedo deducir que es una sala de interrogación, por el enorme espejo frente a mí.

— Hola, señor Miller-la misma policía que nos encontró en el callejón estaba frente a mí. Era raro admitir, pero de cerca y con esta iluminación, su belleza era muy notoria. Su joven rostro, sin arrugas, su nariz refinada, sus labios carnosos y su piel bronceada.

— No diré nada sin mi abogado...

— No pretendo que hable. Usted mismo se perjudica, señor Miller-que me hable de esa forma me hace sentir un anciano.

Sé que no debo hablar hasta que llegue el abogado de Ralph, pero no puedo aguantar el mostrar el disco duro que hay en mi bolsillo. Quiero demostrar que soy inocente e irme a ver a mi madre.

— Mi bolsillo-suelto ante tanto silencio-en mi bolsillo está la evidencia. Soy inocente-mis manos estaban esposadas y no podía moverme por la mirada penetrante del policía que me trajo aquí.

— Si usted lo dice-se acerca demasiado a mí que sus ojos negros, como la oscuridad, me observan con cautela. De cerca daban aún más miedo de lo normal. Dejo que introduzca su mano en mi bolsillo y allí saca el disco duro que tanto me esforcé en mantener intacto-Lo llevaré a evidencia-me sonrió y se fue.

— ¿Dónde está Lila? -pregunto al policía que me estaba observando. Arquea sus cejas sin prestarme mucha atención-la chica que arrestaron. Vino en otro auto...

— La han llevado a otra estación-otra vez la enamorada de Ralph estaba aquí-están examinando la evidencia. Cuando acaben, vendrán con un fiscal y te dirán qué es lo que van a hacer-frunzo el ceño-con eso me refiero a que te dirán si volverás a la cárcel o simplemente puedes irte-sonríe nuevamente como si nada.

Me quedé en silencio, luego de esa extraña sonrisa, que, sin darme cuenta, las horas pasaron como minutos o segundos. Estaba ansioso, pero mi mente no dejaba de pensar en lo que podrían encontrar en ese disco. Ralph me lo ha dado con el fin de demostrar mi inocencia, pero nunca me ha dicho que contiene.

La puerta es abierta interrumpiendo mis pensamientos. De ahí entraron dos sujetos y una mujer. Las tres personas estaban muy bien vestidas. La mujer se acerca al guardia y le ordena que me quite las esposas. Pensé que se trataba de algo bueno, pero mis pensamientos volaban demasiado.

— Señor Tyler Johnson Miller-mi semblante cambia al escuchar que dijeron mi verdadero nombre y el apellido de mi madre-nacido el 27 de abril de 1995. Progenitores Arthur Miller, nacido el 29 de septiembre de 1976 y Nancy Johnson, nacida el 2 de agosto de 1980...

— Lamento interrumpir, pero ¿Por qué...?

— ¿Los datos que he leído son correctos? -asiento con mi cabeza, dudando si realmente lo debí hacer-hemos encontrado en sus antecedentes, acusado de falso testimonio, falsificación de identidad, uso de armas ilegales...-cierro mis ojos sin querer escuchar. Todo eso era cierto-¿Acepta los cargos? -tomo asiento nuevamente y vuelvo a asentir. Debía hacerme responsable de mis malas acciones-por orden del juzgado, los cargos serán quitados por una injusticia en su encierro y por los daños físicos que le ha provocado.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.