Quince: Decepción.

Necesitar tener a Lila junto a mí no se había vuelto tan sofocante. Necesitaba sentirla, besarla, abrazarla, tenerla cerca. Mucho más desde que apareció Verónica.

— ¿Vas a desayunar?–la pregunta de Daisy me hace salir de mis pensamientos-observo el plato frente a mí y no podía creer que ella misma los haya preparado. No podía desayunar con mis pensamientos vagos y negativos.

— Daisy-hablo ignorando por completo su pregunta-¿Nadie puede cuidar de ti por unos días?-interrogo. Quiero buscar a Lila y a Ralph, pero no quiero poner en peligro a mi pequeña hermana.

— Mamá me dijo que no tenía familia, más que ella y tú-sus mejillas se notaban más rojas que de costumbre-¿No me quieres?-cuestiona tomándome por sorpresa.

— Daisy, claro que te quiero, solo que todo esto…es algo nuevo para mí-me excuso. Por supuesto que amo tenerla conmigo, por eso quiero cuidar de ella y no ponerla en peligro-solo que necesito buscar a unos amigos y tal vez sea un poco peligroso el llevarte-ella arquea sus pequeñas cejas, bajando de la silla en la que se encontraba para quedar junto a mí.

— Tyler-poza su cabeza en mi brazo, ya que su altura no permite que la coloque sobre mi hombro-me gusta que seas mi hermano-sus sinceras palabras, con el toque de ternura en su voz me derriten-iré contigo a donde sea necesario-me sonríe-quiero ayudarte, ya que tú me cuidarás de ahora en adelante-será mala idea llevarla conmigo a cualquier lugar, pero no quiero dejarla sola.

— ¿Quieres ir de viaje?-indago brillándole aún más sus hermosos ojos, que nunca en mi vida había visto un brillo en ese tipo de ojos. Como dije antes, son idénticos a los de mi padre y siempre estaban oscuros y sin sentimiento, pero los de ella tienen algo que los de él no. Amor e inocencia.

***

Ya hace más de una hora que estoy conduciendo en el auto de Ralph y aún no tengo idea de a dónde ir primero. No sé ni siquiera en dónde están. Tuve la brillante idea de ir al hospital, mi antiguo trabajo. Pero al verlo de lejos, sentí una puntada en mi pecho de que algo andaba mal aquí. Aun así decidí arriesgarme e ir a observar cómo estaba el ambiente de allí.

Mis pies al tocar las famosas y pequeñas piedras del estacionamiento, mis recuerdos me llegaron a la mente. Tomo en mis brazos a Daisy y camino hacia las puertas principales del edificio. Cuando las puertas eléctricas notaron mi presencia, estas se abrieron rápidamente llamando la atención de todos en el lugar, o sea mis colegas.

— Miller-llama uno de mis viejos amigos-¿Qué ha pasado todo este tiempo? ¿Estás bien?

Millones de preguntas similares por parte de mis demás compañeros, me acorralaron obligándome a contarles lo que pasó y mi pronta relación con Lila.

Más de uno me mencionó que ha visto a Verónica aparecer de vez en cuando por el hospital, pero no llamaron a la policía porque tal vez había posibilidad de volver a internarla, lo que captó mi atención. Quise indagar por todo el edificio, pero no era un lugar para estar con Daisy. Tal vez vea algo que no le agrade. No quería dejarla con mis ex colegas, pero no tenía opción. Ya a unos pasos de mí, ella me sonríe. Ha quedado con mis amigos en la recepción. Nada malo podrá pasarle con toda la seguridad que hay, o eso espero.

Me encamino a las puertas del ascensor y de allí la observo hasta que, ya dentro, las puertas se cierran. Mi corazón aumentaba su ritmo. Luego de unos segundos, ya las puertas son abiertas. Mis ojos se encuentran con una de las empleadas de limpieza. Ésta al verme, se emocionó.

— ¿Volviste a trabajar aquí?-indaga, moviendo su gran carro de limpieza hacia mí-he visto lo que te pasó, por las noticias ¿Te encuentras bien?-ella siempre ha sido buena conmigo, pero ahora todo el edificio me conoce y sabe mi historia.

— Gracias por preocuparse, pero no volveré a ser psiquiatra-le sonrío y me envía una expresión de pena-me tomaré un descanso, por un largo tiempo-coloca su mano en mi hombro.

— Lo que importa aquí es que seas feliz. Ya has asistido demasiado para los demás, ahora toca que tú seas atendido. Dedícate tiempo-por primera vez en mi vida, intentaré implementarlo en mi vida. Me he dejado llevar mucho por mi trabajo, que descuidé todo a mí alrededor y en mí.

Las puertas son abiertas y mi cuerpo queda helado al ver a Ralph como si nada frente a mí. Él al elevar su mirada, se encuentra con la sorpresa de que yo aparecí. Sin dudar demasiado ambos nos recibimos con un abrazo, como si no nos hubieras visto en un buen tiempo. La mujer que estaba junto a mí, desaparece entre los pasillos.

— ¿En dónde carajos estabas Miller?-su interrogante me confundió.

— Estaba en tu casa ¿Cómo llegaste aquí?-se ríe como si lo que dije fuera un chiste.

— Miller, nos han dicho que te fuste de la ciudad-arqueo mis cejas-en la estación de policías nos informaron que tu caso fue anulado y que te iban a liberar por orden del tribunal-a mi mente solo viene una persona a la cual necesito ver con demasiada urgencia-solo que…hay un problema.

— ¿Dónde está Lila?-observo detrás de él, por si la encuentro, pero nada.

— Ella al escuchar que te fuiste de la ciudad…sin ella-aclara su garganta-quiso que la internara en otro hospital-niego con mi cabeza-en el extranjero-suelta.

En ese momento fue cuando mi mundo se paralizó para analizar lo que acababa de escuchar. No pudo haberse ido así al extranjero. Pero cuando mis ojos se comenzaron a cristalizar, Ralph comienza a reír por alguna extraña razón.

— ¿Crees que ella tiene pasaporte?-señala a su izquierda, por los pasillos, una chica vestida con una bata blanca y completamente arreglada se acercaba a nosotros. Cuando eleva su cabeza mi corazón se aceleró, como cuando la vi por primera vez. Era Lila totalmente diferente hasta hace un día.

— Tyler-su voz era música para mis oídos. Corro hacía ella y me recibe entre sus cálidos brazos. Necesitaba sentir su cuerpo junto al mío, unidos en un abrazo. No soportaba tenerla lejos de mí-¿Dónde estabas? ¿Realmente querías abandonarme?-sin querer responder a sus preguntas, tomo su rostro apegando sus labios con los míos.