La Tierra… nuestro querido y amado hogar en el que todos solíamos convivir, disfrutar y escuchar asombrosas historias capaces de estremecer a la persona más escéptica del mundo. Realmente al imaginar aquellos recuerdos no propios; lo único similar que podría imaginar de aquel mundo, son los miles de libros que nos han enseñado, pero siempre, al leerlos sentía que algo no encajaba... casi como si escondiera los verdaderos hechos, pero aunque muchos dudásemos de su veracidad no habría mucho que podríamos hacer.
La sociedad actual no desea un planeta árido e infértil, donde se pueda vivir en domos gigantes en el que aparentar un paraíso afrodisíaco similar a las antiguas imágenes de la Tierra; buscamos un mundo capaz de sustentar nuestra libertad y necesidades de igual forma, en el cual se pueda vivir por tantos años sin el más mínimo de los problemas. —fabule mientras resoplaba del cansancio— Las necesidades… —mencione en voz alta con incredulidad— Qué estúpida palabra para nombrar la excusa que acabó con miles de exo-planetas diferentes, los cuales drenamos casi por completo. —dije con sarcasmo— Eso mismo fue lo que nos dejó sin hogar, realmente me gustaría pensar que hayamos aprendido algo de todo esto… o quizás esté equivocado.
—Pero qué puedo decir yo, soy un mísero novato de los recién graduados en la estación espacial Asterium V. —agregue con desinterés—
Ni siquiera existía cuando se produjo la caída y mucho menos sería culpable de todo aquello, si yo hubiese estado en aquel tiempo habría hecho todo lo posible para salvar nuestro planeta. —pensé y suspiré del cansancio acumulado—
—Ahora que me licencié, no me queda otra más que viajar en esta chatarra intergaláctica por el resto de mi vida. —articule resoplando del enojo— Al menos, por ahora, me puedo llamar ingeniero-espacial, y mientras cumpla con mis órdenes no me expulsaran de la nave o eso quiero creer… —exprese bastante temeroso—
Me acerqué a uno de los grandes ventanales de la estación para ver a lo lejos una gran estrella de color azul acompañada de dos posibles planetas que en comparación los veía minúsculos y me pregunté en voz alta intrigado.
— ¿Qué será lo que nos depara este nuevo sistema solar? —me pregunte con curiosidad—
Según la estación espacial Prometheus II; gracias a uno de sus satélites de banda ancha se encontraron índices de varios sistemas solares prometedores, pero ya no sabía qué creer después de aquello… No puedo depositar mi confianza en el capitán, ni mucho menos en los suboficiales del puente de mando, a menos de que sea alguien conocido. —evoque decepcionado—
—Estoy seguro de que nos mienten para darnos esperanzas y mantenernos monitoreados, así de esta manera, no organizamos un motín en contra del capi-. —sin esperármelo fui abruptamente interrumpido por un golpe directo al brazo y grité del inmenso dolor—
Aunque me encontraba adolorido, sabía exactamente quién era el único capaz de tener ese humor violento conmigo, me gire y lo mire sumamente indignado.
— ¡¿LANCE qué carajo?! —pregunte enfadado— ¿¡No eres consciente de que es metal idiota!? —le maldije irritado, mientras miraba con rabia al chico pelirrojo—
—Jajajaja, ¿qué más podría haber hecho?, ya estabas empezando con tus episodios obsesivos sobre teorías conspiratorias y pensamientos depresivos Asher. —dijo con su voz áspera imitando mis palabras de manera burlona— ¡¿Realmente no te das cuenta de que ahora podemos viajar a cualquier planeta y explorarlo?! —aclamo entusiasmado— Sé que no es mi primera vez en una expedición, pero ahora seré el líder e iré contigo, es nuestro deber como los héroes y residentes de la estación Asterium V. —vociferó nuevamente y pasó su brazo por mi hombro—
—Veo que como siempre andas con tus orejas grandes al aire para ver de qué hablan los demás. —dije susurrando de lo menos conmovido, por sus grandes palabras sobre heroísmo y valentía—
— ¿Dijiste algo? —interpelo levantando una ceja y dejando ver sus ojos celestes confundidos—
Él es Lance; nos conocemos desde niños, pero antes de conocernos, él procedía de otra estación espacial en el momento, específicamente la Prometheus II. Pero casualmente las dos naves se aprovisionaron de suministros en el mismo planeta, mientras transportaban y almacenaban los materiales nos terminamos convirtiendo en buenos amigos durante ese periodo. Aunque poco tiempo antes de marcharnos, el idiota se metió a nuestra estación en secreto. De alguna forma, unas horas después pase cerca del sector de almacenaje, cuando pude escuchar una voz conocida provenir de unos de los depósitos y al abrirlo, lo pude ver acurrucado por frío a la par de unas cajas metálicas. Él, al percatarse de quién era la persona en frente suyo, corrió a mí para no despegarse durante todo ese sistema solar…
Después de mucha insistencia hacia mis padres, lograron convencer al capitán para contactar a su familia mediante una videoconferencia, pero él lo vivió todo como una aventura; porque solo lo vi sollozar una vez y al percatarse se recompuso para rogarme que le diera un recorrido por la estación… Volvió con sus padres después de tres años enteros, en ese tiempo vivió conmigo y nos empezamos a ver como hermanos, cuando se reencontró con sus padres le castigaron como nunca, pero enseguida lo abrazaron. Al final de alguna forma los convenció de mudarse a nuestra estación espacial, y desde entonces somos aún más cercanos.
— ¿Hola, Asher? —preguntó rascándose su pelo enrulado con extrañeza—
—Si todo bien, solo estaba recordando algo… —conteste alejándome del abrazo—
—puso su mano sobre mi cabeza— Hermano, disfruta un poco de la vida, realmente no ves que podríamos ser los héroes de nuestra raza y más si encontramos un planeta habitable en el que vivir. —aclaro entusiasmado, sacando su mano— ¡¿No te parece emocionante una aventura así?! —chillo, mientras me sacudía para todos lados—
—le lancé una mirada de enojo y hablé con exasperación— Lance, tu entusiasmo se está volviendo algo irritante… además, qué felicidad da aventurarse en planetas totalmente desconocidos en los que podríamos morir en segundos por un fallo de cálculo atmosférico. —conteste con tono sarcástico—
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Editado: 09.12.2025