Cuando Dani salió del hospital fue como cada día a recoger a sus sobrinos y cuando llegó a la guardería, la profesora del pequeño Dani dijo que tenía que hablar con él acerca de un hecho que había ocurrido aquella misma mañana.
—Hemos llamado a su casa, para comunicarles que el niño se había puesto enfermo, una muchacha atendió el teléfono y dijo que vendría ella misma a por él. De hecho, así fue, ella vino a por el niño, yo le insistí que llamara un taxi porque tenía un embarazo bastante avanzado, pero ella se negó y con mucha delicadeza se llevó a su sobrino.
—Esa debe de ser Lucía, es una amiga de la familia que nos ayuda de vez en cuando con los niños… Pero si Lucía se llevó al niño, y el niño está aquí ¿Dónde está ella?
—No lo sabemos, al niño nos lo han traído hace un rato, me han dicho que estaba solo en la calle, que no había ni rastro de la chica—le explicó—Nos lo han traído porque han visto la dirección de la guardería en su mochila. La verdad no sé si es muchacha es de fiar, porque para dejar a un niño que no tiene ni un año en la calle es de tener mala fe.
—Ella jamás haría algo así, si quiere a mis sobrinos como si fueran sus hijos ¿Y si le ha pasado algo? Gracias por la información, tenemos que irnos.
Dani salió de allí como alma que lleva el diablo, le preguntó a la gente que tenía negocios en aquella calle que, si habían visto a una joven embarazada con el niño que iba con él. Al principio no tuvo éxito ninguno, pero por fin una mujer sí que sabía algo.
—Sí creo que puede ser ella, era joven muy joven, estaba embarazada yo creo que de unos seis o siete meses más o menos y llevaba un niño muy parecido al que usted lleva. El niño se escapó, y un hombre con harapos lo atrapó, parecía un vagabundo. Empezaron a discutir y se fueron a aquel callejón y ya no he visto nada más. Vi al niño que estaba solo y lo llevé a la dirección que ponía su mochila.
—Muchas gracias señora, me ha servido usted de mucha ayuda.
Ahora todo encajaba, aquel tipo sería el mismo que trató de matarla cuando la conoció, se dirigieron al callejón, pero allí solo encontraron uno de los zapatos de Lucía.
—Maldita sea, adonde se la habrá llevado ¿Cómo es posible que nadie haya visto nada?
Los niños estaban muy asustados los dos mayores estaban llorando y el pequeño estaba ardiendo en fiebre, se los llevó a casa, llamó a una vecina para que se quedara con ellos mientras él iba a buscar a Lucía, le dijo lo que tenía qué hacer para bajar la fiebre del pequeño, la mujer aceptó y él salió corriendo de allí.
No le quedaba más remedio que llamar a Álex y contarle lo que estaba pasando, entre los dos la encontrarían más rápido, luego daría las explicaciones que tuviera que dar.
—¿Álex? Soy yo, tengo que decirte algo, Lucía ha desaparecido, creo que alguien se la ha llevado.
—¿Estas de broma no? Lucía lleva meses desaparecida y no sé si alguien se…
—¡Cállate de una maldita vez y escucha! Hace unas tres semanas mis sobrinos la encontraron y estuvimos hablando, me la llevé a casa con nosotros y no te dije nada. Hoy fue a recoger a mi sobrino a la guardería y al cabo de un rato encontraron al niño solo, una mujer vio todo… Dijo que estaba discutiendo con un tipo que parecía un vagabundo. Creo que podría tratarse del mismo que la mandó al hospital la otra vez, la mujer me dijo que él tenía a mi sobrino y que se los llevó a un callejón, cuando llegué allí no había nada más que un zapato de ella, tenemos que encontrarla.
—¿Qué tú sabías dónde estaba Lucía y no me has dicho nada? Te voy a matar lo sabes ¿No? Pero antes hay que encontrarla, no te muevas de tu casa ahora mismo voy. Ya hablaremos tú y yo cuando todo esto haya pasado.
Al cabo de veinte minutos, Álex y Dani se encontraron, lo primero que Álex hizo fue pegarle un puñetazo a Dani.
—Vale me lo merezco, pero podemos seguir pegándonos o buscar a Lucía, tú decides.
—Tienes razón ya te partiré la cara luego… Tenemos que ir a la policía, de todos modos, nosotros buscaremos por nuestra cuenta.
Arrancaron a toda velocidad, se dirigieron a la comisaría, tuvieron que esperar un buen rato hasta que fueron atendidos, Dani le relató los hechos tal y como la señora se lo había contado.
—¿Y cómo es físicamente la víctima? Cuántos más detalles tengamos mejor.
—Pues mide alrededor de 1,70 m, tiene el pelo rubio, su melena le llega por encima de los hombros, de ojos claros, tiene veintidós años y…—miró a Álex de reojo, tenía que contarlo si quería que la encontraran—Está embarazada, de unos siete meses más o menos.
Álex se puso blanco, después colorado y luego casi morado ¿Ella estaba embarazada? ¿Podría ser su hijo el que ella llevaba dentro?
Cuando por fin terminaron de hacer la denuncia, Álex agarró a Dani por el cuello y empezó a interrogarle.
—¿Cuándo tenías pensado decirme que la habías encontrado? ¿Dime, cuándo?
—No tenía intención de decírtelo. Sabes que yo la quiero, nunca te lo he ocultado… Ella no quería que supieras que yo la había encontrado, no quiere verte.
—Pero ¿Por qué hizo eso? No lo entiendo.
—Lucía piensa que no la quieres, que lo que pasó fue para hacerla sentir mejor. Yo le dije que tú la querías, pero ella no lo cree. Piensa que sólo era lástima lo que sentías y eso le dolió mucho, estaba muy avergonzada y por eso se fue, por eso no quiere verte… Para mi desgracia ella te sigue queriendo más que antes incluso.