¡Siglos esperando el reencuentro!¡Varias vidas anhelando el calor de una familia! Un orgullo inusitado, inesperado, jamás concebido, me inundaba el alma. Como escribió Rafael Herrador. ANHELO EL REENCUENTRO.
La charla fue amena y el tiempo transcurrió velozmente. Los jóvenes formaban una pareja perfecta. Mateo era totalmente extrovertido, respetuoso y siempre pendiente de los demás. Catalina, de pocas palabras, alegre y evidentemente enamorada de mi hijo. Quedamos en que concurriría a la estancia en dos días, cuando él hubiera terminado un par de diligencias impostergables .Deseaba mostrarme el establecimiento ya que le había dicho que pensaba instalar uno similar en Entre Ríos, y necesitaba asesoramiento, una mentira blanca sin mayores consecuencias .Entablamos un dialogo ameno, como si nos hubiésemos conocidos desde siempre.
Increíblemente hallar a mi familia resulto extremadamente sencillo, a pesar de mi falta de contactos y mi falsa identidad. Aquella noche, mientras la ciudad dormía, monte mi caballo y me dirigí a las afueras en busca de alimento. Encontré una manada de caballos salvajes y tuve un gran festín. Bebí hasta sentirme satisfecho y arroje los animales muertos por un pequeño acantilado, simulando una muerte accidental. Deje que mi instinto animal se desarrollara agudizando todos mis sentidos. El color retorno a mis mejillas y las manos no parecían tan frías. Repetí la operación a la noche siguiente para sentirme con mayor seguridad.
Le pedí a Rosita que me preparara unos pastelitos de batata y membrillo, los favoritos de Analia, un buen vino para mi hijo y un imponente ramo de flores. El mozo enviado por doña Genoveva me llevo en galera temprano por la mañana. Fue un viaje agotador para mí, acostumbrado a los modernos medios de transporte del siglo XXI. Si aquellas personas hubieran visto un automóvil o un avión, hubieran pensado que se trataba de una alucinación. Yo había sido testigo fiel de los cambios a lo largo de tres siglos, pero regresar a mi época, a mi lugar y a amor, no tenia precio. De modo que el viaje tenía un significado especial y estaba seguro que Analia no me reconocería, o al menos quería conformarme con eso.
La estancia se percibía más grande .La casa mayor había sido ampliada y se veía imponente a la distancia. La tranquera con maderos nuevos torneados, la peonada activa, los corrales con potros, otros con ovejas, cerdos y cabras. A lo lejos, numerosas cabezas de ganado pastaban tranquilamente mientras las vigilaban unos gauchos montados en hermosos caballos.
La tranquera se abrió para darnos paso. La casa, rodeada por bonitas plantas con flores y custodiada por antiguos árboles frutales, invitaba a admirarla. Recuerdo el aroma a tierra mezclado con heno y pasto recién cortado, el sol golpeándome en el rostro, el corazón acelerado y la mente alborotada. Mateo salió a mi encuentro con una gran sonrisa y me dio un fuerte apretón de manos. Al ver los paquetes que llevaba el mozo me dijo:
_No se hubiese molestado, señor Fuentes.
_Por favor, no se puede llegar a una casa con las manos vacías. Además es un placer. Espero que a su señora madre le gusten los pastelitos y las flores, obviamente.
_Son su debilidad…ni que usted hubiese sabido. Acá las muchachas suelen hacerlos pero ella siempre quiere probar algunos hechos por otras manos. Dice que el secreto está en el hojaldre. Para mí, la verdad, son todos iguales. Pero, pase hombre y tomemos unos mates o alguna bebida que desee.
_No, muchas gracias. Por ahora estoy bien. Se lo agradezco.
_Mi madre regresa en unos minutos. Fue a ver a la mujer de uno de los peones, que acaba de dar a luz. Le llevo fruta fresca, pan recién horneado y queso.
_Debe ser una mujer muy atenta _ agregue mientras tomábamos asiento.
_Lo es, por eso la quieren tanto por acá. María, prepárame la pava para tomar unos amargos con el señor Fuentes _ anuncio mi hijo.
La negrita se veía entrada en años, de paso lento pero firme.
_Vivía con mi madre cuando aún era soltera y regreso a vivir con ella luego de su matrimonio con mi padre. Son inseparables.
Observe a mi alrededor con disimulo. La sala permanecía sin mayores cambios, solo había un par de retratos nuevos colgados en las paredes .Al percatarse el joven agrego:
_Los pinto mi madre. Según ella para no olvidar. Venga, acérquese.
Indudablemente, Analia había logrado captar el espíritu de aquellas personas. Por un lado, Enriqueta, con su mirada triste y ausente. A su lado, un hombre mayor, don Ramiro evidentemente y su mujer, Rosalía. Sobre el otro muro, el rostro de un bebe sonriente, nuestro hijo, y pequeños dibujos en lápiz enmarcados finamente retratando algunos momentos de su infancia. Tuve el impulso de tocarlos con los dedos, como queriendo acariciar los momentos perdidos luego del ataque de Miguel. El tercer muro contaba con una única pintura dotada de grandes detalles, obra a la que le habría destinado más tiempo que a las demás: mi antiguo yo.
_Mi padre…_murmuro Mateo.
No supe que decir por primera vez en mi vida. Un cumulo de emociones me sorprendió mientras lo observaba, buscando reconocerme en el. Era como ver un fantasma, otra persona ,en otro tiempo y lugar.
Entonces escuche a mis espaldas una voz conocida decir:
_Veo que llego tu tan ansiada visita.
El corazón se me detuvo y se me hizo un nudo en la garganta. Quería dar la vuelta y estrecharla entre mis brazos rogándole que me perdonara por mi abandono. Deseaba decirle tantas cosas, demostrarle de mil formas que mi amor por ella no había cambiado y que solo por ella y por nuestro hijo había luchado por vivir entre la gente como una persona normal. Era un monstruo despiadado en medio de un rebaño de ovejas. Pero no podía hacerlo, no tenía el coraje suficiente para revelar mi verdadera naturaleza, al menos no aun.
Gire lentamente sobre mis pies y me quede sin aliento al verla. Los años habían sido generosos con ella y, a pesar de verse más madura, conservaba la misma frescura de años atrás. Mis sentimientos, a diferencia de lo esperado, continuaban intactos y crecían segundo a segundo.
#6657 en Novela romántica
#2458 en Fantasía
romance, viajes problemas familiares, amor memorias perdidas y misterio
Editado: 30.05.2025