Las noticias resultaron totalmente inesperadas y abrumadoras. Las incontables cartas de Analia detallaban los sucesos acontecidos con lujo de detalles. Resumiendo un poco la situación podría decirse que los hechos resultaban así.
Tras mi partida, Miguel colaboro con mi familia de forma desinteresada. Mateo se hizo cargo de la estancia mientras Catalina ayudaba a Analia con la crianza de Matilda, mi nueva hija. Mis suegros fallecieron en un incendio accidental y Enriqueta cumplió con su palabra, nunca más regreso. Una vez que Matilda termino de crecer, observaron que no envejecía, por lo que la estancia se vendió y todos emigraron a Europa, allí Miguel tenia conocidos que ayudarían a pasar desapercibidos. Posteriormente, regresaron a Buenos Aires, porque yo debía verlos en el cementerio de la Recoleta, para que tuviera la intención de volver en el tiempo.
Antes del desenlace final, Miguel los fue convirtiendo uno a uno en monstruos como yo. Se me ponía la piel de gallina con solo pensar en el sufrimiento que debieron padecer para ganar la eternidad. No fue fácil, pero lo consiguieron. Mateo y Catalina adoptaron a otros de nuestra especie y se transformaron en una familia inusual, guiados por la sabiduría de Analia y bajo la tutela de Miguel. Al igual que a mí, les llevo un largo tiempo encontrar un método de alimentación seguro y definitivo. Construyeron un par de comunidades en América y en Europa, de modo tal que pudieran alternar su estadía sin levantar sospechas. Se instalaron en Noruega durante varios años y en Argentina, se emplazaron en plena selva misionera, donde la naturaleza permitía dar rienda salvaje a las atribuciones peculiares de nuestra especie.
Ya en tiempos cercanos a mi viaje al siglo XIX, se contactaron con el sepulturero que les recomendó a la gitana que yo conocería posteriormente. Miguel también uso ese contacto para regresar y pedirme perdón. Todo estuvo calculado, aunque no sabían la fecha de mi regreso en pleno siglo XXI. Eso desordeno un poco los planes, y volvió la espera más angustiante.
Llegamos a la comunidad, un día sábado por la noche. Fuimos recibidos por una decena de personas que aclamaban mi nombre. Resultaba extraño que supieran tanto de mí y que yo conociera nada de ellos. Mi hijo me recibió con un fuerte abrazo, al igual que su esposa Catalina. A pesar de los cambios ocurridos durante su transformación, conservaban en mismo espíritu generoso.
_ ¿Dónde están Matilda y Analia _ quise saber intrigado.
_ Están en la casa_ me dijo Catalina_ Es la primera a tu derecha.
Camine entre los arboles bordeados por luces tenues que guiaban a la entrada de cada vivienda. Era una cabaña que convivía con una ancestral araucaria, rodeada de flores salvajes. El amplio recibidor olía a jazmines y hortensias.
En un rincón se hallaba Analia peinando a una hermosa joven. La muchacha, al verme, corrió a mis brazos y lloro de alegría.
_ Llegaste finalmente después de tanto tiempo.
Matilda era una joven excepcional, amorosa como su madre y fuerte como su padre. Junto a ella una mujer de largos cabellos sonreía. Nos fundimos en un beso eterno, pero esta vez, sin miedos ni limitaciones. La ilusión de tener una familia y una eternidad tranquila, se había convertido en realidad.
Miguel era el esposo de Matilda, por lo que se convirtió en mi yerno ¿Quién lo diría? Resulto una persona indispensable para que todo se concretara. Así, la eternidad pasó de ser una maldición a una bendición, la soledad desapareció de mi vida, mi enemigo formo parte de mi familia y mi hijo fue el sostén de su esposa y de sus nuevos hijos. En cuanto a Matilda, resulto una muchacha con dones excepcionales, única en su especie, lo mejor de ambos mundos. ¿Y qué podría decir de Analia? Pude disfrutar con plenitud de nuestro matrimonio y se convirtió en la eterna razón de mi existencia, porque tuvo la paciencia para esperarme y el coraje para crear una comunidad en la que todos somos libres y ejercemos nuestra verdadera naturaleza. De este modo, la eterna ilusión de ser feliz, se convirtió en una hermosa realidad, un sueño inesperado del que espero nunca despertar.
FIN
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Editado: 30.05.2025