Un lugar para dos

Capítulo 3

Seraphine 𓍝

—Quiero regresar en el tiempo y nunca haberte conocido. Mira lo cruel que eres conmigo, te di mi todo.

Doce. Esa era la duodécima vez que Joe repetía exactamente las mismas palabras, con la misma intensidad dramática, como si fuera un actor atrapado en un mal guion. La primera vez que lo escuché, sentí una punzada de culpa. La segunda, me preocupé. La tercera, comprendí que era su estribillo personal, una línea ensayada para hacerme sentir algo que ya no existía en mí: remordimiento.

Hoy, mientras su voz resonaba en mi oficina con la insistencia de una campana rota, apenas levanté la vista de mi libreta. Me concentré en escribir la lista de cosas por hacer para la despedida de soltera de Cecilia. Había cosas más importantes que atender que los lamentos de un hombre que se negaba a seguir adelante.

—Joe —dije, con la paciencia de quien ha repetido una explicación incontables veces—, me encantaría seguir esta conversación por décima tercera vez, pero tengo asuntos que sí importan. Como, por ejemplo, mi trabajo.

Él frunció el ceño, pero su expresión herida no me conmovía. No más.

—¡Yo sí importaba para ti!

Suspiré, dejando el bolígrafo sobre la mesa con un golpe seco.

—Joe, si aprendiste algo de mí, debería ser esto: mi silencio es mi límite. ¿Recuerdas esa frase? Te la dije cuando empezaste con tus escenas de telenovela. Ahora te la repito: estás cruzando una línea.

Joe abrió la boca, pero levanté una mano para detenerlo.

—No me interrumpas. Sabes perfectamente que este comportamiento roza el acoso laboral. No quieras que este término llegue a oídos equivocados. Como abogado, entiendes las implicaciones.

Él parpadeó, confundido. No esperaba esa jugada. Durante un segundo, pareció considerar sus opciones, pero luego optó por su movimiento de siempre: la retirada con dignidad fingida. Dio media vuelta y avanzó hacia la puerta, pero antes de salir, volvió la cabeza.

—Tú antes no eras así.

Sonreí con una calma gélida.

—No, Joe. Antes sí era así. Solo que te gustaba más cuando me quedaba callada.

No hubo más dédalo. Salió y la puerta se cerró con un leve clic. Dejé escapar un suspiro y me froté las sienes. Había perdido suficiente tiempo.

Mi teléfono vibró sobre el escritorio. Era Emi, seguramente con otra idea extravagante para la despedida de soltera de Cecilia. Respondí con un ademán mecánico, mientras en mi mente resonaba una certeza inquebrantable: nadie, ni Joe ni nadie, volvería a interponerse entre mis metas, mi paz o mi dignidad.

Y con esa resolución, volqué mi atención en algo que realmente valía la pena: la despedida de soltera de Cecilia.

La videollamada con el grupo de organización de la despedida de soltera era un caos encantador. Emilia bebía vino desde su elegante salón, Raven se mostraba escéptica con un moño impecable en el cabello y las amigas italianas de Cecilia discutían entre ellas en un rápido intercambio de frases que apenas podía seguir.

—Chicas —dije alzando un poco la voz—, si seguimos así, la despedida terminará siendo una mezcla entre una boda en Venecia y una fiesta en Las Vegas.

—¡Eso no suena tan mal! —intervino Emilia con una sonrisa traviesa.

Raven suspiró.

—Solo quiero que sea algo sofisticado. No una excusa para perder la dignidad.

—Lo sofisticado no está peleado con la diversión —señalé—. Vamos a equilibrar las cosas. Un coctel elegante, una cena memorable y, para las valientes, un toque de atrevimiento.

—¿"Un toque"?— Emilia arqueó una ceja. —Querida, si vamos a hacerlo, hagámoslo bien.

Las italianas rieron aprobando la idea y yo simplemente sacudí la cabeza, sabiendo que esa fiesta sería cualquier cosa menos aburrida.

La despedida de soltera de Cecilia tenía que ser algo fuera de serie, algo que combinara el glamour con la osadía. Había reservado una villa exclusiva en la costa, con vistas al mar, candelabros de cristal iluminando el jardín y un equipo de meseros uniformados listos para servir cócteles personalizados.

El evento comenzaría con una cena al aire libre, mesas decoradas con velas flotantes y flores exóticas. Cada invitada recibiría una copa de champán con oro comestible y una tarjeta con un pequeño reto. Nada vulgar, pero sí lo suficientemente picante para romper el hielo. Raven ya había puesto los ojos en blanco con la idea, pero Emilia estaba encantada.

—Si mi reto no incluye besar a un extraño o robarme algo simbólico, estaré decepcionada —bromeó Emilia mientras revisábamos los últimos detalles.

—Tranquila —respondí—. Habrá desafíos para todos los niveles de descaro.

Después de la cena, una banda de jazz en vivo amenizaría el ambiente mientras las más conservadoras disfrutaban de postres y tragos sofisticados. Pero, pasada la medianoche, la verdadera fiesta comenzaría.

Había reservado una sala privada dentro de un club exclusivo, con luces de neón, una cabina de fotos con disfraces elegantes y un espectáculo sorpresa que solo unas pocas conocían: un grupo de bailarines profesionales que sabían exactamente cómo entretener a una audiencia.

—Dime que al menos uno de ellos tiene uniforme de piloto —murmuró Emilia, entre risas, mientras revisábamos las fotos de los bailarines contratados.

—¿Piloto? ¿No prefieres algo más clásico? —pregunté, alzando una ceja.

—Querida, los bomberos y policías están sobrevalorados. Pero un piloto... eso es otra cosa —respondió con una sonrisa pícara.

La despedida tenía todos los ingredientes para ser legendaria. Solo quedaba un pequeño detalle: asegurarnos de que Cecilia llegara sin sospechar nada.

—Si logramos que no haga preguntas, ya ganamos la mitad de la batalla —dije, mientras las demás asentían con emoción.

La noche estaba planeada para ser inolvidable. Y con Emilia en el equipo, sabía que habría sorpresas que ni siquiera yo podía anticipar.

La llamada terminó de manera casi mágica. Había esperado más discusiones, más modificaciones interminables, pero, sorprendentemente, la mayoría estuvo de acuerdo con el plan. Si no hubiera sido abogada, seguramente me habría convertido en organizadora de eventos. Bodas, galas, cualquier tipo de celebración… era buena en esto, en idear experiencias memorables.



#2046 en Joven Adulto
#10861 en Novela romántica

En el texto hay: humor, desiciones, encuentros

Editado: 13.03.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.