Aclaro lo siguiente: mi escritura no comparte un lenguaje tan refinado o elevado a comparativa de otros libros, pero lo que pretendo con escribir esto es comunicar lo que nunca comunico: mi persistente melancolía, mis pensamientos más profundos, mi búsqueda de consuelo, las preguntas que me hago de mí misma, mi tranquilidad efímera y su contraparte, la agonía que parece interminable.
Un miedo me acompaña y merodea en mi cotidianidad: ser olvidada. En mi vida poco se me integra (en comunidades), y un dolor existencial que experimento -como muchas personas- es la sensación de no ser nada en este mundo.
“Soy menos que una mota de polvo en este universo; siento como la vida se me va de las manos”. -Es un pensamiento ocasional, de mi inconsciente–.
Y busco compartiendo mis escritos, que una parte de mí (más acorde a mi verdadera esencia, la capa menos superficial), quede por un poco más tiempo que el “esperado”, tan siquiera una persona que conecte un poco de lo que fui.
Esta es la forma en la que domino mi ansia, le grito al mundo mi derecho a ser nombrada, a resistir más a la inevitable muerte (la de las ideas), y rebelo contra la idea de ser insignificante.
Anhelo con todas mis fuerzas, que por lo menos un fragmento resuene en ti, que sea parte de un pensamiento ligero por la mañana. Que encuentres consuelo a tu dolor, que le puedas dar voz a la opresión del pecho que pudieras sentir en un momento dado; cualquier sensación que experimentes, deseo que encuentres consuelo en mi escritura (o en otra cosa).
Gracias por darte el tiempo de leer mi libro, lo aprecio mucho.