El sufrimiento es la cara de la consciencia (por más mínima que sea);
pero conforme su entender se hace más profundo,
la tristeza se pinta en tonos de vacío, la desesperación con ataduras de resignación:
el paisaje de las penas se matiza, y los visajes del dolor se concretan.
Oh bella pintura, de tonos grises y verdosos, desolaciones con toques de profundidad: pinta para mí un ocaso azul; no abandones la desdicha, pero retrátame belleza en mi páramo vacío.