Un mar entre nosotros

Enfrentamiento

Pakpao

—¿Vas a salir corriendo de nuevo? ¡Detente, Pakpao! ¡HE DICHO QUE TE DETENGAS! —gritó. Se acercó lentamente a mí y me puso la mano en la cara, acariciándome la mejilla —¡Fue una orden! No querrás enfadarme más, ¿verdad?

     Odiaba su mirada: fría e insensible hacia mí. Su mano seguía acariciándome. Me daba asco que lo hiciera y, sin embargo, seguía viendo sus ojos fijos girar de un lado a otro, escudriñándome.

     —Suéltame estoy harto de ti y de toda esta mierda. ¿No estás cansado de esto? No te importa una mierda mamá, mucho menos yo, ¡eres un maldito hipócrita!

     —¿Crees que van a ser amables contigo porque persigas a un maricón? No me jodas, Pao. Aléjate de esa familia —gruñó entre dientes, con los ojos clavados en los míos.

     —Esa familia es mejor de lo que piensas, a diferencia de lo que tu trata de aparentar. Ethan es la persona más genuina en mi vida. ¡Grábate eso! —y a la vez, tuve que obligarme a tragarme esas últimas palabras, porque yo no era sincero con él.

     —¿Conoces su pasado? Su madre era una puta—, siguió recitando mientras me pellizcaba las mejillas con los dedos.

     Tragué saliva un momento, las lágrimas empezaban a correr por mis mejillas de impotencia y rabia. La forma en que me miraba era vil. Me daba asco.  

     Le escupí a la cara.

     No me detuve a pesar de ser abofeteado.

     —Nadie más está tan lleno de mierda como tú ¿Crees que no sé la verdad? ¿Crees que no me molesté en averiguar lo que realmente sucedió? Porque al igual que yo, por primera vez, no quería escucharte, no quería seguirte en tus indecorosas costumbres. Eres un político, más conocido por posar que por ser honesto con la gente. —Estaba tan enfadado que apreté los dientes—. Lamento haberte llamado papá. ¡Tú la mataste! ¡Mataste a mamá!

     —¡Cállate! —se volvió hacia mí y me propinó un puñetazo. El cual antes esquivé.

     —Duele, ¿verdad? Duele cuando alguien te dice la puta verdad a la cara. Ya no estoy en tus planes en tu miserable vida — me acerqué a él y le miré a los ojos—. Toda tu vida es una mentira. Tu familia perfecta también es una mentira, ¡acéptalo!

     —No creas que voy a dejar que me hables así —me di un fuerte golpe contra la pared—. ¿Crees que no pregunté por ahí sobre la familia de ese maricón?

     —¡No vuelvas a llamarle así! —grité irritado.

     Me quedé mirando en silencio, con los ojos llenos de rabia y lágrimas.

     —¡Policía, abajo todos!

     Oír esas palabras entrando por la puerta, junto con los ruidosos pasos en el pasillo. Y las sirenas fuera de la mansión. Verlo caer de rodillas, no pensé que me emocionaría tanto. 

     Por fin estoy descansando.

     —¿Qué has hecho? —me miró desesperado.

     —Así es como debería haber sido desde el principio. Pasé siete años siguiendo tus pasos —me acerqué a él—. Actué ingenuamente frente a ti. Pagaste a las enfermeras para que actuaran matando a mamá. En el proceso, descubrí que trabajabas con la mafia para traficar con menores. Robaste parte de los medicamentos destinados a la salud de los ciudadanos, de tus ciudadanos. Estás matando gente poco a poco, todo por dinero.

     —¡Te beneficias de ello! —dijo cínicamente—. No puedes negarlo.

     Forcejeó entre los brazos del policía.

     —No, no puedo. Es el peso con el que me toca vivir. Pero ya pasó y me siento bien. —«Me siento bien», que bien se sentía sentirme así—. Además, entendí por qué me trataste tan mal —sostuve un pequeño silencio—. No soy tu hijo. Soy el hijo de tu hermano, al que también mataste para heredar el legado del abuelo. Tienes muchos antecedentes, a ver si tu mísero dinero te saca de aquí. ¡Porque yo mismo haré que tu estancia allí sea la mejor de tu vida!

     —Pao…

     —Lo has perdido todo —interrumpí—. Los que estaban de tu lado te han dado la espalda. La mansión, en unos días, será demolida y tus otras propiedades ya están en proceso de venta. Al fin y al cabo, soy el heredero de todo lo que crees que te pertenece… Sin embargo, ¡no quiero vivir esta horrible vida!

—Trato de manipularlos. Antes te diste cuenta de las cosas raras que estaban sucediendo en tu casa.

     —Eso sí, ¡nada de esto habría pasado si no hubiera descubierto tu secreto! —sonreí a medias, volviéndome a ella.

     Majo es la mejor amiga de Ethan a quién conocí en la universidad, después de que Ethan llegara. Era una chica muy extrovertida. Supuestamente estudiaba con nosotros, pero sólo era una tapadera para ocultar quién era en realidad.

    Descubrí su secreto cuando un día de vacaciones fui a la comisaría a ayudar a un amigo con una denuncia. Nada más entrar, uno de los agentes la llamó teniente. Me quedé estupefacto al oírlo y ella me miró con cierta inquietud.




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