Un Maravilloso Desastre

Capítulo 20

Capítulo 20

Caro

Soph no dejaba de mover su pierna de arriba hacia abajo. Me estaba poniendo más nerviosa de lo que ya estaba.

- ¿Quisieras quedarte quieta? – le espeto. Estábamos en el consultorio esperando a ser llamadas, faltan unos minutos nada más para eso.

- Lo siento – dice ya tranquila – amargada – murmura.

Yo no soy persona de quedarme con las palabras en la boca y cuando le iba a contestar que si le molestaba se fuera al mismo infierno, dijeron mi nombre.

-Caroline Adams su turno – dice la secretaria.

Me levanto con Soph a mi lado, una vez adentro nos sentamos en las sillas al frente del escritorio mientras esperamos a la doctora. De repente la puerta se abre y por ella entra una mujer joven, rubia y de una estatura no muy alta. Se sienta en su silla y revisa unos papeles. Después nos mira.

- Muy bien, mi nombre es Zoe Taylor ¿Quién de las dos es Caroline Adams? – pregunta cruzando los dedos sobre el escritorio.

- Ella – me señala Soph.

- ¿Y tú eres? – le pregunta la doctora con tono dulce, al parecer ella habla así.

- Soy su amiga, la acompañare hasta que ella se decida a decirle – le dice.

- Me parece bien que Caroline venga acompañada – le dice. Ahora me mira a mi – Muy bien Caroline, cuéntame todo – me dice cuando agarra una libreta y empieza a escribir todo lo que le voy diciendo. – Entonces según lo que me dices es que dio positivo – me mira.

- Si – respondo

- ¿Sin ningún síntoma? – Niego – bueno eso no es malo, en algunas mujeres es muy normal o a veces los síntomas los tiene el hombre.

- ¿Eso es posible? – pregunto

- Si señor – me dice – ahora necesitare que te cambies de ropa y te coloques una de las batas que están en el baño. – me señala una puerta y camino hacia ella. Una vez dentro me coloco la bata que es abierta atrás y salgo con un poco de timidez. – Acuéstate aquí – me dice, Soph se acerca y me da la mano mientras que la doctora me pide que levante la bata y me echa un gel frio en el vientre. Comienza a mover el aparato y en la pantalla empiezan a salir unas imágenes aunque no las entiendo mucho.

- No veo nada – dice Soph.

- Mmmm – la doctora no le está prestando atención a Soph, sigue buscando - ¡Aquí esta! – dice, nos muestra una mancha negra. Parece un frijol.

- ¿Qué es eso? Todavía no veo nada – Vuelve a decir Soph.

- Esta manchita que está aquí ¿La vez? – le pregunta la doctora, Soph asiente – bueno ese su hijo. Todavía esta pequeño, apenas tienes un mes y medio.

- ¡Pero eso parece un frijol! – Exclamo – No voy a tener un hijo, tendré un frijol – lloro.

- Ahorita parece un frijol pero dentro de poco va a ir cambiando – me dice – ¿Quieres una foto? – Me pregunta.

- Claro, necesito las pruebas – le digo. Me da la foto y una servilleta para que me limpie, me dice que me cambie mientras anota unas cosas. Miro la foto una vez que me vuelvo a cambiar, no puedo creer que sea de verdad. Salgo del baño y me vuelvo a sentar.

En eso la doctora me da una lista larga de medicinas que tengo que tomar y comidas que tengo que evitar.

- Eso es todo – dice después que me explica todo – nos vemos el próximo mes – nos despide.

- Hasta luego doctora – Le decimos Soph y yo. Salimos y concretamos la próxima cita.

Una vez en el auto miro otra vez el ultrasonido.

-Todavía no me lo puedo creer – comento.

- Te acostumbraras – me dice Soph y enciende el carro, en todo el camino no hablamos pero no es un silencio incomodo. Cada quien en sus pensamientos hasta que llegamos a la Universidad. Todavía estamos a tiempo para nuestras clases y cada una se dirige a la suya después de despedirnos y prometemos encontrarnos en el estacionamiento después de clases.

Deseaba que la clase se terminara lo más pronto ya que estaba muy aburrida cuando de repente me cae un papelito en mi pupitre.

Hola tu Dice, parece que tenían mucha flojera al escribir. Miro a los lados para encontrar al dueño cuando me encuentro con unos ojos conocidos. Me saluda.

¿Qué haces en esta clase? Le respondo y lanzo el papelito cuando el profesor no ve rezando que caiga donde el está sentado. Si le llego el papelito. Marco lo ve y sonríe un poco, escribe en él y le dice al que está sentado al lado del que lo pase. Hasta que veo que todos pasan el papelito hasta donde estoy yo.

Si serás descuidada mujer, tenemos las mismas clases. Me golpeo mentalmente, tengo que dejar de ser descuidada.

No sabía, pero déjame escuchar al profesor. Le escribo y se lo lanzo. Cuando lo lee solo levanta un pulgar y sigue escuchando la clase como si nada. También trato de entender lo que el profesor dice. Cuando se acaba la clase no puedo estar más feliz mientras recojo las cosas y me voy directamente al estacionamiento a esperar a Soph, a ella todavía le faltan unos minutos. En eso Marco me alcanza y me acompaña.

-Y... ¿Cómo estás? – me pregunta.

- Muy bien – cruzamos el pasillo al estacionamiento uno al lado del otro – ¿Y tú?

- Bien, tengo una pregunta ¿Pudiste contactarte con mi hermano?

- Todavía no – le digo cuando cruzamos la puerta de la Universidad. – Lo llamare después ¿Por qué?

- Por nada – dice – aunque ahora está un poco enfermo.

- ¿Qué tiene? – curioseo un poco.

- Vomita en las mañanas, no soporta ciertos olores. Dice que el doctor no se explica ya que no tiene nada malo en su cuerpo – comenta recostado en el carro de Soph ya llegamos y estamos esperando a que Soph salga.

- Vaya – digo, aunque en realidad lo que quería decir era "Mierda, eso fue lo que dijo la doctora"

- Hola – dice Soph al llegar – Marco ¿Cómo estás? – pregunta.

- Genial ¿Tu?

- Bien Bien – me mira - ¿Nos vamos? – me pregunta. Asiento – Gracias por cuidar a mi princesa.

- Siempre para servirles – se retira y con Soph entramos en el carro.



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En el texto hay: secretos, amor, amistad

Editado: 19.09.2020

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