- ¿Qué quieres?- Preguntó sin moverme del lado de los chicos.
-Quiero hablar contigo – Dice sin apartar su mirada de la miá - ¿Podemos hablar a solas?- Miro a nuestros amigos quienes tienen la boca abierta.
- Lo siento pero ya nos íbamos, ya es hora de volver a casa – Digo levantándome del asiento.
-Entonces te espero en casa para que hablemos – Dice dándose la vuelta.
-Lo siento señor Gustavo, voy a casa solo a alistarme para irme. Hoy tengo – Hago una pausa –Una cita- Su cuerpo se pone rígido y se detiene dándose la vuelta.
-¿Una cita?- Pregunta - ¿Con quién?- Se acerca hasta donde estamos.
- Una cita señor Gustavo – Digo cruzando mis brazos sobre mi pecho para tomar distancia – Y no tengo porqué decirte con quien es mi vida privada- De reojo puedo ver como Clara contiene una sonrisa, al parecer su hermano esta celoso.
-No puedes ir saliendo por ahí con cualquiera, no conoces la gente de este pueblo y puede ser peligroso. Es mejor que no salgas –Abro los ojos haciéndome la sorprendida.
- No te preocupes que yo sé cómo defenderme –Digo pasando por su lado – Y si tanto te preocupa que salga por ahí, puedo decirle a Jerónimo que me acompañe-
-Últimamente se la pasan juntos ¿Acaso tienen algo?- Miro a Jerónimo que se ha puesto pálido y empieza a mover su cabeza en forma de negación, sonrió y me acerco.
-Y si a si lo fuera no es tu problema- Observo como aprieta su mandíbula y mira a Jerónimo.
-¿Tienes algo con esta mujer?- Le pregunta.
-No señor- Ruedo los ojos al ver lo cobarde que es este chico.
-¿Por qué estás acá con ella y no en la haciendo trabajando?- Jerónimo se levanta del asiento.
-Estoy acompañándolas señor –
-Espérame en la camioneta- Señala hacia donde está parqueada su vehículo.
-Te estaré esperando para hablar- Se da la vuelta para irse. Muerdo mis labios al ver su espalda ancha y ese majestuoso trasero.
-No veo la hora de poner mis dientes en esas nalgas- Digo y escucho la carcajada de los chicos.
-¿Se puede saber con quién tienes cita?- Pregunta Clara después de dejar de reír.
- ¡Hoy nos vamos de bebeta!- Grito levantando las manos.
- Si quieres beber tú, yo no voy a beber –Cruza sus manos – Has metido a Jerónimo en problemas con mi hermano-
- Espero que deje de ser tan cobarde, a veces pienso que le falta agallas –Digo – ¿Estás segura que tiene pito y no vagina?- Marcos y Laura ríen sosteniendo su estómago, mi amiga me da una mala mirada y se levanta molesta para llamar a los niños e irnos.
Marcos nos deja en la hacienda y queda por venir a recogernos en tres horas para ir a un bar del pueblo. Como él es menor de edad no puede beber pero está emocionado en ser nuestro chofer y acompañarnos, dice que con nosotros le pasa muy divertido.
Ambas subimos para ducharnos y arreglarnos para esta noche. Me doy un buen baño, me pongo un vestido suelto con unas botas y dejo mi cabello suelto. La puerta se abre y mi amiga entra con un vestido puesto al igual que el mío, pero este se ajusta más hacia su cuerpo, se acerca al espejo y toma mi maquillaje para empezar a arreglarse. Ruedo los ojos y le doy espacio y me siento en mi cama para llamar a mis padres y hablar un poco con ellos.
Después de colgar me doy cuenta que mi amiga ha salido de la habitación, me pongo brillo y salgo al pasillo y me encuentro con mi amiga.
-¿Dónde estabas?- Pregunto.
-Estaba hablando con Jerónimo- Dice con una sonrisa.
-¿Aun está vivo?-
-Si, dijo que mi hermano solo le preguntó si él era la cita o si sabía con quién iba a salir-
-Al parecer tu hermano está muy curioso- Digo riendo.
-Yo digo que celoso- Entrelazamos nuestras manos para bajar las escaleras –Jerónimo viene con nosotras- Sonríe mostrando sus dientes.
-Espero que se haya cambiado de pañales- Mi amiga ríe y bajamos las escaleras para encontrar a su hermano.
-Te espero en el estudio –Me dice a mí y sale dejándonos con la boca abierta.
-Eso me sonó como una orden- Le digo a mi amiga y asiente.
-Sí que está celoso- Sonrió al escuchar el claxon de la camioneta de Marcos.
-Vámonos-
-¿No vas a ir?- Niego jalando su brazo y salir antes que se dé cuenta.
-Nop- Jerónimo aparece corriendo un poco agitado pero se ve que se ha bañado y cambiado de ropa –Estas guapo Jero- Guiño mi ojo y su rostro se torna rojo –Vámonos- Lo jalo junto a mi amiga y nos montamos a la camioneta.
-¿Cuál es la prisa?- Pregunta Marcos al vernos subir toda nerviosa.
-¡Arranca!- Digo y él me mira por un momento y luego a la casa antes de encender la camioneta y salir de prisa de la hacienda.
-Pareces que estuviéramos escapando- Dice Jerónimo.
-Es que estamos escapando- LE dice su novia y apoya su cabeza en su pecho.
-¿Gustavo?- Pregunta y Clara asiente.
-Mejor no pregunto más- Dice pasando su mano por los hombros de su novia para acercarla más.
-¿Podemos ir a beber otro lugar que no sea en este pueblo?- Pregunto –Siento que Gustavo va a ir a buscarnos para dañar nuestra noche-
-Conozco un lugar- Dice Marcos.
-¿Se puede saber cómo es que conoces un lugar?- Digo sonando molesta –Eres un niño-
-No soy un niño- Dice.
-¡Oh disculpe!- Levanto mis manos –Señor anciano- Rueda sus ojos y sonríe.
Marcos nos informa que conoce un lugar donde es como un mirador, que sus compañeros de la escuela se reúnen en ese lugar para divertirse sin que ningún adulto les prohíba cosas. Compramos bebidas y algunos pasabolas y nos dirigimos al lugar que nos comentó Marcos.
-Es hermoso este lugar- Bajo del vehículo y me acerco a la baranda, desde acá se ven las luces del pueblo.
Marcos estaciona de reversa dejando la parte de atrás a la vista del pueblo, pone una manta y los cuatro nos subimos atrás de la camioneta. Comenzamos a conversar, a reír y a comer. Cuando la noche se está poniendo más fría decidimos irnos hacia el pueblo a un pequeño bar.
Editado: 06.09.2024