Capítulo 15
MIKE
El silencio ha sido un buen amigo.
Antes podía sentarme por horas sin hablar, sin necesitar que nadie me hablará y eso estaba bien para mí. Por dentro no sentía nada. Fue como si el vacío se estuviera haciendo espacio de dentro hacía fuera; entonces me tuve que mudar de ciudad y todo cambio.
Los pensamientos empezaron a cambiar, me hice de amigos que me conocieran y no me juzgarán, empecé a decirme palabras que aplacarán mis inseguridades.
Inseguridades que me negué a contarle a nadie, que escondí bajo la piel y entre mis huesos. El tiempo seguía pasando, yo fui madurando y el cielo cambio de matices para todos.
Las cosas conocidas tomaron un nuevo significado. Mi vida estaba siendo definida de una manera diferente.
¿Quién lo diría?, ¿quién se lo iba a imaginar?
Milna me cambio el significado de viejas palabras.
Mi soledad no tiene tintes negros o grises, ahora solo está en paz.
Ahora en mi presente, todo está en orden.
Las imágenes se siguen transmitiendo a través del proyector, acostados en una cama inflable y ella a mi lado, recostada sobre mi pecho. Está acariciándome con la punta de sus dedos, su risa retumbando contra mí, y yo solo siendo parte de su mundo.
Supongo que nunca es tarde para que se cambien nuestros significantes en la vida.
Luego estoy yo, que sin saber cómo, recibí respuestas de lo que nunca pregunté.
—Tú teléfono vibra. —Escucho sus palabras a través de la bruma de mis pensamientos. Aparto la mirada de las imágenes a las que no le estaba prestando atención para mirar el teléfono que ella me está tendiendo. —¿Sí? —respondo sin mirar el identificador ¿Por qué me llaman?, acaso no saben que estoy de luna de miel.
—Hola Mike, soy Samuel —Su ronca voz se cuela a través de la bocina del teléfono directamente hasta el centro de mi pecho —, estoy en el gym. Tenemos que hablar, pero me acaba de decir Lenon que te has casado.
» ¿Está todo bien?, ¿te están chantajeando?, ¿es por dinero? —Sigue hablando tan rápido y sin pausas como siempre, no me da tiempo de responder antes de empezar a hablar —Sé que estamos en mala situación, ven y lo resolveremos.
— ¿Estamos? —Al fin logro interrumpirle.
—Si, bueno, el dinero no es algo que nos sobre… —El tono de pena que tiene hace que me de mal cuerpo. Él es una de mis personas favoritas en el mundo.
—Me casé porque quise —Me veo en la obligación de interrumpirlo —, y aclárame eso de “sé que estamos en mala situación” —Le sonrío a Milna antes de desenredar sus brazos de mí, su rostro es una combinación de risa y susto.
—Ya sabes Mik —El apodo que solo él usa me devuelve a años atrás en dónde soy feliz y me protegen —, a veces la vida es dura. —Hacemos silencio, no sé qué decir. —Pero bueno, solo quería verte, puedo venir después y hablamos. Cuídate mucho.
—No, no, espera. Dame diez minutos y estoy allá —Giro sobre mis pies, me encuentro con la mirada de Milna —. Dame un momento —Me alejo el móvil del oído y me acerco a ella —. ¿Te importa si voy unos minutos al Gym?, te prometo que intentaré venir lo más pronto posible.
—Por supuesto, vete tranquilo —Me sonríe. Me sonríe siempre que puede.
—Ya voy a salir para allá —. Digo segundos después de darle un beso en los labios a la mejor esposa del mundo.
Escucho un “aquí te espero” del otro lado antes de colgar. Básicamente estoy corriendo por el pasillo hasta mi habitación; busco ropa en mi armario, luego entro al baño para cepillarme y lavarme la cara. Hace bastante tiempo que no veo a Samuel.
El gym antes era de él, acudió en mi ayuda en cuanto lo necesite. Permitió que Lenon me llevará ante él y me enseño casi todo lo que sé sobre luchar y todo sobre como contrarrestar los golpes de la vida. Fue ese consejero que me hacía falta, alguna vez, yo fui un chico más de los que ahora van a mi gimnasio.
No tenía amigos, ni confianza, ni ganas de descubrir lo que me depararía la vida.
Termino de cepillarme los dientes y el pelo, ¿saben?, a veces pierdo los detalles, pero fue al poner mi cepillo de dientes al lado del de ella que me di cuenta de que me había sumergido tanto en mis pensamientos y en la excitación de volver a ver a mi entrenador, que dejé pasar un detalle importante.
Quiero que Milna vaya conmigo.
Vuelvo a la sala, ella sigue riendo por lo que ve. Me tengo que detener a observarla, ¿por qué es tan hermosa?, lleva un vestido de verano que le llega casi hasta las rodillas, pero que ahora mismo lo tiene envuelto sobre sus muslos, tiene una almohada debajo del brazo que antes me abrazaba.
Me acerco, quito la almohada debajo de su brazo, coloco una mano a su lado derecho, con mi otra mano acaricio su rostro.
— ¿Ya te vas? —Siento una de sus manos acariciarme la piel detrás de mi cuello. Mi piel se pone de gallina.
— ¿Quieres venir conmigo? —La pregunta es casi lanzada sobre sus labios.
— ¿Quieres que vaya? —susurra antes de besarme.
Quiero llevarte a dónde quieras ir.
—Si quieres ir, sí. —Tengo que empezar a controlar esos pensamientos del todo.
—Mmmm, creí que solo querían verte a ti —Me sonríe, sus mejillas se arremolinan debajo de sus ojos y sus labios forman una perfecta forma que hace que su rostro se vea reluciente.
—Tú estás dentro de mi plan —Siempre vas a estar dentro —, además quiero que conozcas a mi entrenador.
—Bien, déjame cepillarme y ponerme unos zapatos.
—Bien. —Intento alejarme de ella, su mano detrás de mi cuello me detiene —Te ves hermoso. —Su halago me toma por sorpresa.
— ¿Me veo hermoso? —pregunto confundido.
Por lo general, la gente halaga como se ve mi cuerpo y no me suele afectar. Ahora, sin embargo, mi corazón está a punto de salirse de su cavidad.
—Te ves hermoso —Toma mi cara entre sus manos —, acabo de pensar que nunca te lo dicho. —Besa mi frente, mis mejillas, la punta de mi nariz —Te ves espectacularmente hermoso —besa mi mentón —, gallardo —Deposita un beso suave sobre mis labios —, apolíneo —Me mira a los ojos, creo que es la primera vez que alguien intenta ver la profundidad de mis ojos —. Te ves como el hombro perfecto.