Capítulo 17
MILNA
Nota del día:
El miedo, a veces, es mi mayor motor.
—Todo va a pasar —murmuro —, todo va a estar bien —murmuro nuevamente, en un intento de tranquilizar mis nervios.
Ha pasado casi un año desde mi accidente. Un año en el que hubo reposo, rehabilitación física, terapia psicológica y finalmente hubo un escape porque no pude soportar más mi situación.
Me quedé a la deriva del tiempo y la suerte, perdí lo que me hacía especial, tampoco supe gestionar la presión que me daban mis padres, mis “amigos” y la prensa. Supongo que el mundo no es fácil, aun en sus aspectos más básicos.
—¿De quién fue la culpa? —Recuerdo que le pregunte varias veces a mi psicóloga, miles de veces a mí, mientras cerraba los ojos mi mente repetía una y otra vez el mismo escenario; en ocasiones yo podía caer en una buena postura, pasar por rehabilitación y seguir siendo igual que antes, el día después llegaba y no era igual que mis sueños.
La frustración desencadeno decepción y la decepción derivo en amargura.
Y esa amargura me llevo a tomar decisiones drásticas; desde mi punto de vista actual, fueron las mejores decisiones de mi vida, pero vuelvo a estar en el punto de inicio.
—Todo va a estar bien —Las palabras ahora no son mías.
Abro los ojos, ahí está Mike, cerca de mí, mirándome con una sonrisa y ese brillo en sus ojos que me gritan amor y paz.
—Creo que estoy más nerviosa de lo previsto —Sacudo mis brazos, tengo que empezar a calentar. —Yo —Expulso el aire de golpe de mis pulmones —no estoy segura de que me guste el resultado de esto.
—Pero vas a hacerlo igualmente, ¿no? —El protege mi espacio manteniendo la distancia.
—Siempre enfrento mis miedos, a veces, más tarde que temprano. —Me voy acercando a él.
—Me parece que eres la más valiente de todas —Envuelve sus brazos alrededor de mí, una de sus manos sube hasta acariciar mi pelo —. No tenía claro si venir o no. No me avisaste antes de salir.
—No quería despertarte. —A veces me siento como una gran carga para él.
—Pensé en esa posibilidad y por eso decidí venir. Di por supuesto que tendrías miedo de empezar lo que has hecho por mucho tiempo, pero que ahora, tenías que hacerlo como si fuera la primera vez. —Nos balancea. Así es, exactamente, como están las cosas.
»Así que me levanté y me vestí con el único pensamiento de que mi amada esposa no va a pasar ningún momento de soledad y de miedo sin que yo esté a su lado. El mundo se puede caer a pedazos, pero la señora Ross siempre tendrá una pequeña isla en la que poner sus pies firmes. —Lo abrazo más fuerte, he pasado tantos momentos de miedo en mi vida que el simple hecho de que él este tratando de consolarme, hace que quiera quedarme toda la vida con él. Dios mío, podría renunciar a todo lo que tengo solo por quedarme con él.
— ¿Y si hubiese decidido quedarme sola? —Le planteo la misma pregunta que le hecho a cinco personas diferentes en el pasado, todas me dejaron sola.
—Me habría quedado en mi oficina hasta que quisieras compañía. —Aleja nuestros cuerpos, cambia su mano de mi pelo a mi mentón —Algunas personas creen que la palabra matrimonio se podría traducir como de una sola materia.
»Nosotros somos una sola materia Milna, cualquiera que sea la situación, sin importar lo que pienses o cuando lo pienses, lo que hagas o como lo hagas, si a ti te afecta a mí también me afecta. Podré decírtelo más alto, pero no más claro. —Sus ojos me miran y casi siento que puedo vislumbrar su alma —Yo no traiciono, ni renuncio, ni señalo.
—¿Sabes?, acabas de arruinar todas mis experiencias futuras con el resto de la humanidad —Tengo que cerrar los ojos para no ponerme a llorar —, yo te amo, ¿sabes?, yo te amo.
» Es la primera vez que lo digo en voz alta, y se siente muy bien poder decírtelo mientras lo siento con todo lo que soy. Te agradezco que estes aquí conmigo. Saber que te tengo de ancla me alivia. Hace un tiempo, empecé a incluirte en cada oración, en cada pensamiento que he compartido con Dios, porque ese es el mayor acto de amor que jamás haré por nadie.
— ¿Qué le dices a tu Dios de mí?
—Le digo que eres maravilloso, le agradezco por ponerte en mi vida, le agradezco que me haya dado la fuerza de esperarte, y le pido que te cuidé. Siempre le pido que te cuide y sane tu corazón. —Sólo Él sabe cómo sanar lo que yo estoy rompiendo.
—Tienes que enderezar la pierna Milna, estas muy torcida, pareces un espagueti mal hecho —La orden de Jena retumba en mis tímpanos —, esa esta mejor, pero sabes que no es lo quiero.
—¿Has pensado en lo que yo quiero? —Tengo que expresar mi frustración.
—No es importante —Su voz toma ese matiz de “estoy bromeando, pero sabes que es verdad”.
—Estos últimos meses te han convertido en una bruja desgraciada. —Me está empezando a doler las piernas y los brazos.
—Quisiera poder borrar estos últimos meses —murmura con resignación. Mi corazón se encoge dentro mi pecho, puedo sentir su dolor en cada palabra.
Su declaración no me sorprende.
Jena estuvo conmigo el día del accidente, no solo estuvo conmigo, era la fotógrafa encargada y era quien daba las ordenes, así que cuando todo salió mal la culparon de todo, incluyendo mi fracaso.
Moe me contó como mis padres se encargaron de desprestigiarla y joder su carrera. No fue su culpa, pero a los ojos del resto, sí lo fue. Nadie la llamo, nadie la contrato y si todo eso no fuera suficiente hay una demanda en curso a mi nombre, cosas de mis padres, por supuesto. Estuve tan centrada en mis problemas, que perdí el hecho de que más personas podrían salir perjudicadas.
— ¿Cuál es el plan? —Me hace una seña con la mano para que cambie de posición.