Irene está muy enojada con todos los que participaron en la pelea, que al escuchar a Ersaí diciendo eso, se enoja aún más, y le dice:
— Pues no vengas a la oficina y queda te aquí, tan poco entres a la empresa y queda te aquí.
— Espere señora Irene.
— No me espero nada, estas despedido.
De inmediato, Irene se va a la empresa, y con ella va uno de los que estaban peleando, y el otro se queda cerca de Ersaí, y le dice:
— Discúlpame, por culpa de nosotros, te quedaste sin trabajo.
Los ojos de Ersaí se ponen aguados para llorar, pero resiste, y le responde al trabajador que esta con el:
— Disculpa aceptada, pero quiero saber, ¿porque se peleaban así de feo?
— Por plata.
— Ah.
— Yo le presté doscientos mil pesos a Nelson hace tres meses, y era para un mes, y desde entonces me ha estado evadiendo una y otra vez.
— ¿Puedo decirte algo?
— Si.
— ¿Cómo te llamas?
— ¡Bilardo!
— Pues, en mi opinión, no deberías solucionar las cosas a los golpes.
— No pude controlarme, este me quería robar, ¿a ti no te han robado?
De inmediato, Ersaí se acuerda de lo que hizo, y se queda callado. Cuando Bilardo le dice:
— Voy a entrar antes que a mí me echen también.
Ersaí se queda ahí parado, y pensativo, mientras Irene amonesta a Nelson duramente. Amenazándolo con echarlo si hay otra pelea como esa...
En ese instante en la calle, Ersaí piensa en su familia y no se la puede sacar de su cabeza, y decide ir a verlos y se monta en un Mio que va pasando, y se sienta Ersaí en la mitad del lado derecho del Mio. Cuando ve un hombre que se levanta y comienza a hablar de Dios a toda la gente...
Ersaí no quiere escuchar al hombre, y sigue pensando en su familia, mientras el hombre predica la palabra de Dios, diciéndoles a todos:
— Busquemos al Señor Jesucristo, él no quiere que ninguno de nosotros los perdamos, busquemos la vida eterna, porque este mundo lo está reinando el maligno, ustedes no sacan nada andando en discotecas bailando reguetón, no sacan nada bebiendo y peleando en las calles, ¿qué provecho tiene robarle a su prójimo?, ¿o que provecho es hacerle brujería a su prójimo?, ¿o en matar a su prójimo?, y todo lo malo que vemos ahora en este mundo, todas estas malas cosas que hacemos y no buscamos a Jesús, para perdón de nuestros pecados; todas estas cosas nos llevaran al infierno.
Ersaí se cuerda del robo de la fundación, y se pone triste, y agacha su cabeza...
Minutos después, Ersaí se baja cerca del barrio Pance, y camina hacia allá...
Ersaí llega al barrio, pero se arrima a un árbol, para que no le vean que está cerca. Cuando ve salir a Frank de la casa de Maleja, y se sorprende, diciendo:
— ¿Y este no es Frank? ¿Qué hace ahí?
En ese momento, Mónica también sale y habla con Frank en la calle. Haciendo que Ersaí sienta una gran decepción, y diga:
— No entiendo nada, ¿acaso este Frank no estaba enamorando a Inés?
Ersaí mira como Mónica se sonríe con Frank, y no mira más hacia ese lugar, y mira a su casa, y se sorprende al ver llegar a su padre en el carro...
Joaquín se baja de su carro, e intenta entrar a su casa, pero siente que alguien lo está viendo, y mira rápidamente hacia el árbol donde esta Ersaí, y lo alcanza a ver.
Ersaí se esconde. Cuando Joaquín corre hacia donde está su hijo para sacarlo del barrio...
En seguida, Ersaí mira que su padre viene hacia él, y corre porque lo ve muy furioso...
Ersaí se esconde de tras de un camión, que está al frente de una tienda, y pierde a su padre, y dice:
— Realmente, ellos no me quieren cerca... bueno, tengo que buscar otro trabajo.
Joaquín regresa a su casa, y cuando entra; le expresa a Consuelo quien está cociendo una blusa verde:
— Vi a tu hijo allá fuera.
— ¿Qué? Ersaí tiene prohibido asomarse acá.
— Pues se apareció.
— Después de toda la vergüenza que nos está haciendo pasar con los vecinos...
— Yo todavía me pregunto; a que familia habrá salido Ersaí, porque en la mía ladrón no ha visto.
De inmediato, Consuelo se levanta del asiento donde esta, y se enoja mucho con su esposo, y le expresa:
— Primeramente, Ersaí es también tu hijo, y eso de familia ladrona, perdóname querido, pero en mi familia no conozco a ninguno que tenga esos vicios.
— ¿Y entonces?
— ¿Entonces qué?
— ¿Qué pasó con Ersaí?
— No lo sé, ese muchacho lo tenía todo.
— Pues, parece que no, ahora por su error viviremos con esa mancha, nos humilló como nunca y por eso no lo quiero ver por acá.
— Yo tan poco lo quiero ver por acá...
Ersaí termina de irse del barrio Pance, y mientras camina; piensa en su familia y en Mónica, y dice:
— No puedo creer todo lo que estoy viendo y viviendo, esto no era lo que yo esperaba...
Ersaí coge de nuevo un Mio, y se va, y en el recorrido piensa en su mamá y en su hermana, y con todo se baja del Mio sin llegar todavía a su destino, se baja por Cañasgordas, y con desespero; encuentra donde llamar a través de un minutero...
En ese momento, Ersaí le marca a su mamá, y esta mira el numero desconocido, y dice:
— No, no, no, yo no contesto número desconocido...
Ersaí sabe que su familia no contesta número desconocido, pero insiste muchísimo, para que Consuelo conteste...
Inés sale de su habitación al escuchar el teléfono de su mamá, que suena con mucha insistencia, y le expresa a Consuelo:
— Por primera vez mamá, contesta esa llamada.
— ¿Por qué tengo que contestar? Pueden ser estafadores, ladrones o que otra cosa, no, voy a contestar.
— ¿Y si es Ersaí?
De inmediato, Consuelo coge su teléfono de la mesa, y le dice con gran enojo:
— ¿Qué haces llamando acá Ersaí? Tú tienes prohibido venir y llamar a esta casa, no vuelvas a llamar más a esta casa, nos dañaste nuestra reputación, nos dañaste nuestra vida...