Un Menesteroso

INSOPORTABLE, DE REGRESO AL TRABAJO

Con dos nuevos enemigos más para Ersaí que Lucrecia añadió, Ersaí descansa del dolor de cabeza, y se sienta a terminar la comida de Filomena, y piensa en lo que pasó, y dice:

— ¡Esa Lucrecia está loca!

En la noche, luego de atender a sus hombres, Lucrecia va de nuevo hacerle brujería a Ersaí, y este le duele la cabeza de nuevo...

En casa de Filomena, todos están en la mesa cenando. Cuando Justin ve de reojo a su mamá, y no le hace caso a lo que le dijo en la tarde, y estando en silencio sus padres, el aprovecha, y le expresa a Alfredo:

— ¡Papá!

— ¿Sí?

Filomena mira a su hijo seriamente, como queriéndole decir que no diga nada, pero este no le importa, y le dice a su padre:

— Hoy paso algo terrible con el vecino.

Alfredo para de comer, y mira a su hijo, preguntándole:

— ¿Cuál de todos los vecinos?

Filomena pone su mano derecha en la cabeza. Cuando Justin le responde a su padre:

— El vecino de las manos vendadas.

— Ah, Ersaí.

— Ese.

— ¿Qué paso con él?

— Violó a la vecina Lucrecia.

Estupefacto, Alfredo pega el grito, diciendo:

— ¡¿QUE?!

Filomena pega un golpe en la mesa con su mano derecha, diciéndole a Justin:

— Ersaí no la violó, y ahora recibirás tu castigo por inventar cosas.

Alfredo no deja que Filomena castigue a Justin, diciéndole:

— ¿Porque lo vas a castigar?

— Por mentiroso y chismoso.

— Tu estabas callada con eso, ¿porque será? ¿Sera que te gusta ese?

— No digas tonterías, tú eres mi esposo, mejor no sigamos alegando.

— No quiero que le des más comida a ese hombre, no quiero que vayas a esa casa...

En casa de Martha, Ersaí en medio de su dolor de cabeza, escucha el alegato de la casa de Filomena, y dice:

— Puede ser que estén alegando por lo que sucedió en la tarde...

En seguida, Ersaí se pone nostálgico, y se sienta en una de las sillas preferidas de su tía Martha, y dice:

— ¿A qué hora me ha pasado tantas cosas?... necesito arreglar mi vida, porque todo comenzó esa noche que caí cogiendo ese dinero...

2:20 am, Lucrecia enciende su equipo de sonido a todo volumen, y pone los bafles hacia la pared de la casa de Ersaí. Haciendo que este y otros vecinos se despierten inmediatamente...

Con sus dos manos en su rostro, Ersaí se sienta en la cama, y dice:

— ¿De dónde viene este sonido?

De inmediato, Ersaí se levanta de la cama, y va para la sala...

Muy aburrido y exaltado por la música en alto volumen, Ersaí abre la puerta de su casa a esa hora, y confirma que es Lucrecia, y entra de nuevo a su casa, y dice:

— Esto lo hace de aposta, que señora tan insoportable...

Veinte días después, Ersaí soporta a la vecina con sus estragos en las madrugadas de altos sonidos, y sus brujerías, mientras Filomena a escondidas de su marido y de su hijo, le dio comida a Ersaí, y aprovechando que ya no le duelen sus manos; se va a retomar su trabajo a la bodega...

Ersaí llega temprano a la bodega, y Jair y Frey lo ven desde lejos y se alegran al verlo, y lo saludan preguntándole como están sus manos. Cuando este les responde:

— Ya están mucho mejor, ya no me duele.

Frey le expresa a Ersaí:

— Que bueno amigo, acá te estábamos extrañando.

— Ya estoy aquí.

Ersaí no ve por ninguna parte a Alonso, y le pregunta a Jair y a Frey:

— ¿Dónde está Alonso?

Frey y Jair se ven las caras. Frey le responde a Ersaí:

— No sabemos, así como llegó se fue.

Sorprendido, porque Alonso le caía muy bien, Ersaí dice:

— Oh, Alonso...

Jair le expresa a Ersaí:

— Quien sabe Alonso regrese.

— Ojalá, sí que me va hacer falta.

Frey les dice a los dos:

— A todos nos va hacer falta.

Hugo llega en ese momento, y abraza y saluda a Ersaí al verlo más recuperado, y después de conversar un rato con él, lo pone a trabajar, pero con cosas un poco más livianas...

Horas después, Hugo invita a todos sus muchachos a comer al mismo lugar donde siempre comen...

Después de reanudar su trabajo y de comenzar acoplarse con sus amigos, Ersaí piensa para ir al barrio...

Minutos después, Ersaí llega al barrio y ve que Orlando lo mira mal, y dice en voz baja:

— Lo que ha hecho Lucrecia no tiene nombre.

Ersaí trata de irse caminando más rápido a la casa de su tía Martha para que no lo vea Lucrecia. Cuando un vecino que pasa por La calle le alcanza a decir:

— Te salvaste que la policía no te agarrara, violador.

Enojado, Ersaí se da la vuelta, pero piensa, y no le presta a tención, y entra a la casa. Cuando escucha el equipo a todo volumen de Lucrecia, y dice:

— No puede ser... debe ser que escuchó eso que dijo ese señor, oh... que mujer tan desagradable e insoportable, a donde vine yo a parar...

Ersaí se concentra, y no presta atención al ruido que hace la vecina, y camina hacia la cocina, y siente temor de nuevo al ver que tiene que cocinar, y dice:

— No tengas miedo Ersaí, solo vas a cocinar unas papas y arroz...

En ese momento, Ersaí se pone manos a la obra, y se pone a cocinar sin ningún percance...

Filomena esta enloquecida con el ruido que hace de adrede Lucrecia, y piensa en Ersaí, y luego le dice a su esposo:

— No aguanto más a esa mujer, esa música así tan fuerte es para molestar a los vecinos, voy para allá.

— No te metas en eso.

— Necesitamos descansar de ese ruido. Ya lleva mucho tiempo así.

— Pero que la detenga otro vecino, no nosotros, no quiero tenerla de enemiga.

— ¡Alfredo!

— ¿Qué?

— No sabía que le tenías miedo a Lucrecia.

— Yo no le tengo miedo, yo soy un hombre prudente.

Filomena ya no le dice más nada a su esposo y se va a su habitación, sin que la vea su hijo ni su marido, y llama a la policía...

Ersaí termina de cocinar y se sirve su arroz con papas sancochadas, y se sienta en el comedor, y comienza a comer, mientras la policía llega a casa de Lucrecia...




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