Un Menesteroso

EL DOLOR DE UNA MENTIRA Y UN DURO GOLPE

En el mercado la Merced, Amalfi mira para todos lados en busca de Ersaí, pero no lo ve, y espera despachar a un joven, y le pregunta a Jeffrey:

— ¿Dónde está Ersaí?

— No lo sé, estábamos hablando ahora y me desentendí con unos clientes, y después no lo vi.

— Mira si fue al baño.

— Bueno.

Jeffrey va hacia el fondo del local, y no ve a Ersaí por ningún lado, y dice:

— ¡Se fue! ¿Sera que le pasó algo?

En seguida, Jeffrey vuelve a donde esta Amalfi, y le dice:

— Ersaí se fue.

De inmediato, Amalfi coge su bolso y lo revisa minuciosamente, y se da de cuenta que tiene todo en orden. Cuando Jeffrey le dice:

— Yo nunca vi a Ersaí en su bolso.

— Todo está aquí.

— Que bien.

— Tenía que revisar, porque no se sabe a quién pones a trabajar, pero entonces; que de preocupada con este muchacho, ¿porque se fue?

Jeffrey se acuerda que Ersaí le iba a mostrar a un hombre que lo estaba mirando, y le expresa a Amalfi:

— Ah.

— ¡¿Qué pasó?!

— Él me quiso mostrar a un hombre que estaba al frente del mercado, y que lo estaba mirando, pero cuando yo miré; no vi a nadie.

— ¿Crees que se fue por eso?

— Si...

Minutos después, Ersaí estaba a punto de caerse, y decide tirarse cuando el Mio está dando una vuelta cerca del Centro Comercial Aventura. Y para su sorpresa, ve en el piso diez mil pesos doblados, y piensa:

"seguramente debe ser un billete de mentiras"

En ese instante, Ersaí coge el billete y lo abre por completo, y dice:

— ¡Es de verdad!

Ersaí mira a la gente de alrededor, y se queda un rato parado esperando a ver quién reacciona y busca los diez mil pesos, pero no ve a nadie buscando el dinero perdido, y se queda con el...

Ersaí no sabe qué hacer con su vida, y porque necesita trabajar para sobrevivir, y de repente; se acuerda nuevamente de la bodega de Cañasgordas, y dice:

— Quizás Hugo haya arreglado su problema, y me de trabajo nuevamente... si, voy para allá...

Antes de irse a Cañasgordas, Ersaí se sienta en un asiento público a pensar y a descansar un poco, y se queda un buen rato viendo pasar a la gente...

Después de pasar ese buen tiempo pensando y descansando, Ersaí se levanta con muchos deseos de cambiar su historia y lo que está viviendo, y dice:

— Solo me falta dos semestres en la universidad para graduarme, tengo que trabajar para terminar eso, y para mantenerme...

En ese instante, Ersaí busca transporte para irse a la bodega...

Minutos después, Ersaí llega a Cañasgordas, y ve desde lejos que están descargando un gran camión de frutas, y camina hacia allá, pero se detiene cuando ve a dos jóvenes trabajando con Frey y con Jair, y dice:

— ¿Y qué pasó aquí?

Jair ve a su amigo, y deja un bulto de chontaduro en el suelo y va hacia donde esta Ersaí sin decirle nada a Frey, pero este sale de la bodega y mira a desde lejos a Ersaí, y se sonríe menospreciándolo, y sigue trabajando...

Jair abraza a Ersaí, diciéndole:

— ¡Amigo! Me has hecho falta.

— Ustedes también me han hecho mucha falta... veo que al jefe ya le está yendo bien, porque veo a dos nuevos.

— A Hugo siempre le ha ido bien, a ti te sacaron por la maldad de Frey.

— ¿Cómo así?

Hugo alcanza a ver a Ersaí, y se entra rápidamente porque se acuerda lo mal que se portó con el...

Jair mira hacia la bodega, y le dice a Ersaí:

— Frey no te quería ahí, y hablo muy mal de ti con el jefe, quien se prestó para sacarte injustificadamente, y esto lo sé, hace varios días atrás; los escuché hablando sobre ti... así que, tanto Hugo como Frey, no son de fiar, te traicionaron de una manera fea, de frente te hablaban bonito, pero a tus espaldas planeaban clavarte el cuchillo por la espalda... y te digo; que yo estoy aquí, porque no me ha salido otra cosa, porque si no, ya me había ido.

— Gracias Jair, me has abierto los ojos, no pensaba que estaba entre serpientes, quitándote a ti, y también a Alonso.

— Ahora que mencionas a Alonso, quien sabe si él se fue por alguna cosa que le hicieron.

En la bodega, Frey le dice a Hugo:

— ¡Jefe! ¡Jefe!

— Ya sé lo que me vas a decir.

— ¿Sí?

— ¿Es de Ersaí que me vienes a decir?

— Si.

— De hace rato lo vi, así que vete a trabajar.

— ¿Le va a dar trabajo?

— Claro que no, no ves que ya contraté a dos más, y de todas maneras el ya vio a los dos nuevos, y debe deducir que yo lo saqué sin necesidad alguna...

Ersaí siente mucha decepción por el comportamiento de la gente, que le dice a Jair:

— Estoy viendo tanta maldad de la gente, que ya no espero nada de ellos... ¡Jair!

— ¡Si!

— Cuídate de ellos.

— Gracias por ese concejo.

Ersaí se despide con Jair, y luego le da la mano, diciéndole que él es un buen amigo, y se va...

Decepcionado, Ersaí va caminando y ve un carpati estacionado con una carga de cuatro bultos de cemento, y se acerca a este vehículo, y le dice al conductor:

— ¡Buenas señor! ¿Me puede llevar?

— ¿Hasta dónde va?

— Muy lejos.

— ¿Lejos dónde?

— Bueno, hasta donde usted llegue.

— Ah, bueno; yo voy cerca de la Portada al Mar.

— Me sirve.

— Entonces montese, y se acomoda por un lado, porque tengo unos bultos de cementos que tengo que entregar.

— Bueno.

Ersaí se monta atrás del carpati y se van en dirección a la Portada al Mar...

En ese momento, Jair vuelve al trabajo. Cuando Frey le pregunta:

— ¿Qué quería Ersaí?

Jair no le responde ni lo ve, y se pone a trabajar junto a los nuevos trabajadores, quienes están pendiente del jefe...

Minutos después, Jair se va lejos por aparte a descansar, y Frey por su lado. Cuando los trabajadores nuevos entran a la bodega y encañonan a Hugo. Poniéndole un arma de fuego en la cabeza, y lo obligan a salir de donde esta. Y lo hacen montar en su propio carro, y se lo llevan a todos los cajeros donde tiene dinero, y le roban. Y no contentos con eso; lo obligan a que vaciara todas sus cuentas a otra cuenta que ellos le mostraban, pero Hugo se resiste en hacer eso.




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