Mientras Ersaí se está bañando, el pastor se va a comprarle la ropa a Ersaí en un local donde a él lo conocen bastante, y queda en la esquina de la casa...
Minutos después, la esposa e hijos del pastor vienen llegando a casa, y ven el carro al frente de la casa y piensan todos que el pastor está dentro. Cuando Edison viene del local con la compra, y le expresa a su familia:
— Hola, estoy acá.
Any le dice a su esposo:
— ¿A dónde estabas? ¿Y esa bolsa?
El pastor abraza a sus dos hijos, y le responde a su esposa:
— Tenemos visita.
De inmediato, los niños dicen:
— ¡¿Quien?!
— Andaba comprándole ropa.
Any le dice a su esposo:
— Ah, un habitante de la calle.
— Si, entremos...
Todos entran a la casa, y el pastor se encarga de darle la ropa a Ersaí, para que se vista en una habitación que tiene para cuando llega su familia...
Ersaí se viste, y se siente extraño al verse con ropa nueva, y ya no con la ropa rota y sucia que tenía, y sale a donde están todos, y le agradece al pastor ya su familia.
Impresionados por ver el cabello y barbas tan largos de Ersaí, Any y sus dos hijos lo miran detenidamente. Cuando el pastor le dice a Ersaí:
— Esta es mi esposa Any, mi hija Sara, que tiene quince años, y mi hijo Josué que tiene siete años.
Ersaí les dice a todos:
— Me da mucho gusto de conocerlos, yo soy Ersaí.
Sara le pregunta a Ersaí:
— ¿Cuántos años tienes dejándote crecer el cabello?
Josué también le dice a Ersaí:
— Lo mismo con la barba.
De inmediato, el pastor le expresa a sus dos hijos:
— Bueno muchachos, no incomoden a Ersaí.
En seguida, Ersaí es dice a todos:
— Desde hace quince años que no me corto el cabello ni la barba.
Mientras el pastor trae dos Biblias, Any le expresa a Ersaí:
— Siéntete como en casa, y si gustas; yo misma te puedo cortar el cabello y las barbas.
— Gracias señora, pero todavía quiero dejarme el cabello y las barbas así.
— Bueno.
El pastor le da una Biblia a Ersaí, diciéndole:
— ¡Vamos hablar de Dios!
— Bueno.
— Siempre tienes que andar, leer, y estudiar la palabra de Dios, esta palabra te fortalecerá en todo sentido, porque son palabras vivas y eficaces; y nos ayudan a vivir en comunión con Dios, en amor con Dios, porque Dios es Santo y creó todo lo que ves, y nos creó a nosotros a su imagen y semejanza, y esto lo encontrarás en el libro de Génesis.
El pastor abre la Biblia en la parte de Génesis y le ayuda a Ersaí para que este en el mismo libro, y le expresa:
— En el principio creo Dios los cielos y la tierra. Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. Y dijo Dios: Sea la luz y fue la luz. Y vio Dios que la luz era buena, y separó Dios la luz de las tinieblas.
Ersaí le dice al pastor:
— Nunca había escuchado ni leído esto, porque mi familia me había enseñado a que no existía Dios.
— Pero ahora lo sabes, y mejor aún, lo acabas de vivir en carne propia con ese maravilloso testimonio que me contaste.
De inmediato, Any le pregunta a Ersaí y a su esposo:
— ¿Qué testimonio?
Edison le responde a su esposa:
— Ahora que termine de enseñarle a Ersaí, él te contará la experiencia que tuvo con Dios, algo que le pasó hace poco.
— Bueno, no los interrumpo más.
En seguida, el pastor le sigue hablando y explicando el principio de la creación a Ersaí. Hablándole de la creación de Adán y de Eva, y de cómo la serpiente, Satanás el Diablo, engañó a la mujer para que comience del árbol que les era prohibido comer...
Después de una hora y cuarenta y cinco minutos del pastor hablando del antiguo testamento, y resumiendo y hablando del padre de la fe: Abraham, y hablando de Isaac, de Jacob, de José, de Moisés y los diez mandamientos, y de como Dios estuvo con Moisés para sacar a su pueblo de Egipto, y demás.
El pastor le pide agua a su hija mayor, y después de tomar agua, Ersaí le dice:
— Se ve cansado, que pena con usted pastor.
— Tranquilo Ersaí, yo solo necesitaba tomar un poco de agua, ahora es que vamos a entrar al nuevo testamento, porque solo te di un repaso del antiguo testamento en el día de hoy.
— Pensé que ya habíamos terminado.
— No, así que presta atención y escucha, y entiende.
— Si.
El pastor coge la Biblia que le dio a Ersaí, y se va al libro de San Juan, y se la devuelve a Ersaí, diciéndole el con su Biblia:
— En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era desde el principio con Dios. Todas las cosas por el fueron hechas, y sin el nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella.
El pastor detiene su lectura, y mira a Ersaí, diciéndole:
— Lo que te voy hablar desde ahora, va hacer la prédica de este domingo. La autoridad del Hijo... Jehová Dios de los ejércitos, envió a su único Hijo, nuestro Señor Jesucristo para salvarnos, darnos la oportunidad de ser salvos creyendo en su Hijo, porque Jesús afronto todos los pecados de nosotros en la cruz, el venció al mundo, y necesitamos de Dios para poder vencer, porque sin Dios no somos nada.
Ersaí le pregunta al pastor:
— ¿Explíqueme por favor lo del Verbo?
— El Verbo es Jesús.
— Ah.
— Esta el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, y los tres son uno solo.
Any interviene en la conversación, y le dice a Ersaí:
— El pecado había entrado por la desobediencia de un hombre, Adán, y se viene cargando con eso, hasta que Dios envía a su único Hijo, para que crean en él, crean que es el Hijo de Dios. Y no se pierdan. Porque Jesús es el camino, la verdad y la vida.
El pastor le agradece a su esposa, y luego le dice a Ersaí: