Un Menesteroso

UNA MUJER DEL PASADO

Después de escuchar el consejo del pastor, Ersaí le ayuda a meter en la nevera todo lo que es de frío...

Luego de meter todo lo que es de nevera, el pastor coge el hombro derecho de Ersaí, y le dice:

— Bueno, hay tienes comida como para quince días.

— De nuevo gracias pastor.

— Te dejaré para que descanses y te vayas familiarizando con la casa. Y mañana te traeré la cama, y hablaremos de alguna ocupación.

Ersaí mira una bolsa de chocolisto en la mesa, la cual le recuerda a su antigua vecina Filomena, y le expresa al pastor:

— Bueno pastor, nos vemos mañana.

De inmediato, el pastor y Ersaí se despiden con abrazo, y el pastor le entrega una de las dos llaves que tiene de la casa, y vuelve abrazar a Ersaí, y se va de la casa.

En seguida, Ersaí va hacia la mesa y coge la bolsa de chocolisto, y la mira fijamente, diciendo:

— Doña Filomena fue tan buena conmigo... si no fuera por ella, había pasado más trabajo en ese barrio... ¿que habrá de ella?

Ersaí deja el chocolisto en la mesa de comedor, y se va rápidamente a la otra mesa donde tiene su cuaderno, y se pone a escribir bastante...

El día siguiente, Ersaí se está comiendo unas tostadas con queso y chocolisto, y de un momento a otro; le da grandes deseos de estar de nuevo en el lugar donde conoció a Dios. Sintiendo ese fuego inolvidable, que termina de comer todo lo que le faltaba, y sale descalzo de la casa, porque el calzado le aprieta mucho...

Ersaí camina por la calle veintiuno, y varias personas que lo conocen lo comienzan a mirar porque tiene una ropa que no está rota, y algunos murmuran. Pensando que se ha robado la ropa...

En seguida, Ersaí se distrae al escuchar una ofensa de una persona y pisa un poso. Llenándose de mucho barro en sus pies; y una parte de su pantalón, y dice:

— Eso me pasa por estar prestando atención alas murmuraciones...

En casa del pastor, Any ve a su esposo orando en la habitación de oración, y cuando Edison termina de orar, esta le expresa:

— ¿A qué hora le llevarás la cama a Ersaí?

— Ah, ya voy a llevársela, pero primero voy a pasar por una mueblería a buscar un buen colchón.

— Que bueno, Ersaí merece dormir bien.

— Si.

— Me fuese gustado cortarle la cabellera, él es joven, pero el gran cabello que tiene; que le llega hasta la espalda y su barba gigante, lo hacen ver de mucha edad.

— El tendrá sus razones para dejarse así.

— Si, tienes razón.

— ¿Y los niños?

— Sara de hace rato se fue al colegio, y Josué todavía duerme.

— Y este joven piensa que porque no tiene clases se la va a pasar durmiendo.

— Déjalo dormir un rato y ya, yo lo despierto.

— Bueno, ya me voy para lo de Ersaí.

— Bueno.

En seguida, el pastor le da un beso a su esposa y saca la cama que le va a dar a Ersaí, y comienza acomodarla en el carro...

Ersaí llega al lugar donde recibió el fuego, y se sienta y mira el cielo. Cuando la joven del local que le quería dar con la escoba el día anterior, lo mira, y dice en voz baja:

— ¿A dónde habrá sacado esa camisa?

El que le dio el envase de sopa a Ersaí, lo queda mirando en varias ocasiones y luego no le presta atención, y sigue en su negocio...

Ersaí cierra sus ojos y se pone a orarle internamente a Dios. Agradeciéndole todo...

En ese instante, una mujer se sienta junto a Ersaí, y mira que tiene sus dos manos como si estuviera orando, y le expresa:

— ¡Hola!

De inmediato, Ersaí abre sus ojos, y mira a su derecha, y queda estupefacto y abismado al ver a la mujer que tiene a su lado, que piensa:

"¡MÓNICA!"

Ersaí queda totalmente sorprendido e inmóvil al tener tan cerca a Mónica, y al verla tan bonita como hace quince años, que queda inmóvil, y esta le dice:

— ¿Qué sucede? ¿No puedes hablar?

Con el poco rostro que se le ve a Ersaí por culpa de la abundancia del cabello y barba, Mónica observa que el hombre la mira con cara de abismado, como si fuera visto algo de alta impresión, y le expresa:

— Parece que fueras visto un fantasma... ¿o será que no puedes hablar y esa es tu manera de decir algo?

Ersaí nole dice nada y mira hacia la calle, para concentrarse y sacar fuerza para poder hablar con ella. Cuando esta abre su Biblia, y le dice:

— Bueno, ya que no puedes hablar, pero si veo que puedes escuchar... hoy viernes estamos pasando por esta zona para evangelizar a las personas de este sector... ¿te gustaría escuchar palabra de Dios?

De inmediato, Ersaí hace con la cabeza que sí, y esto hace que Mónica se alegre aún más, y le dice:

— ¿Sabías que este mundo está gobernado por el maligno?

Ersaí vuelve a mover su cabeza, diciendo sí. Cuando Mónica sigue hablando:

— Qué bueno que lo sepas, tenemos que buscar de nuestro Señor Jesucristo para obtener la salvación de nuestras almas, porque este mundo está dominado por el maligno, para hablarte más claro, por el Diablo, quien quiere que todos nosotros nos perdamos, ¡mira este tiempo en que vivimos! Violencia a su máximo nivel, guerras por todos lados, inseguridad por todos lados, gobiernos contra gobiernos, hambres y mucho dolor... tenemos que buscar al Dios de amor, al Dios de paz, de consuelo, el que nos va a llevar a un lugar donde vamos a estar con él, un lugar donde no hay sufrimientos ni angustia, un lugar donde tendremos paz. Y todo eso y más; lo encontramos si aceptamos a Jesucristo como nuestro salvador. Porque debemos amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos.

Ya más tranquilo y sin nervios, Ersaí esta extremadamente de contento al escuchar a Mónica hablándole de Dios, que piensa:

"¿Esta es la misma Mónica, la Mónica arrogante que no quería que nadie, que ningún hombre se le acercará? ... que lindo es escucharla hablar de Jesús"

Mónica se queda hablándole a Ersaí del Señor Jesucristo durante veinte minutos, y cuando termina, le pregunta a Ersaí tratando de mirarlo a la cara:




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