Un Menesteroso

LA PAGA DE HACER MALDAD

Luego de calentar la comida que había hecho en la mañana, Ersaí se sirve y se sienta en el comedor, y dice en voz baja:

— ¡Ciudad Jardín!

En la mañana siguiente, Ersaí se baña y desayuna. Alistándose para desplazarse hasta el barrio Jardín. Cuando se pone a contar una devuelta de un dinero que le dio el pastor hace días, en la ventana, y cuenta treinta y cinco mil pesos...

Ersaí ve pasando un veterano habitante de calle, el cual está pidiendo dinero para comer, y se acuerdade lo que vivió en la calle, y rápidamente se va a la cocina, pero se devuelve a la ventana, y le grita al señor:

— ¡NO SE VAYA! ¡ESPEREME AHÍ!

El señor le hace caso, y se queda esperando con la mirada hacia la casa de Ersaí, mientras este va de nuevo a la cocina, y le prepara tres sándwiches, y coge un envase de naranja, y sale de la casa con eso.

En seguida, Ersaí llega a donde está el señor, y le entrega la comida, y este le agradece...

Luego Ersaí saca el dinero que está contando, y de los treinta y cinco mil, le da al señor veinte mil, diciéndole:

— ¡Tome esto también!

— Gracias.

— No dude en buscar comida aquí, de lo que yo tenga, yo le doy.

— Que Dios le pague.

— Bueno.

Ersaí se despide del señor y tiene en la mano los quince mil que le quedaron, y camina en busca de un transporte económico...

Minutos después, Ersaí logra subirse a un Mio, y se sienta en la parte de atrás, y se pone un poco nervioso, porque piensa en que se va a encontrar en ese barrio. Donde está la casa de su tía, y también piensa en su familia...

Minutos después, Ersaí va entrando al barrio Jardín, y se impresiona al ver las calles solas, y pasa por la casa de Orlando, y ve que todo está cerrado; y va hasta la casa de Filomena...

Ersaí llega al andén de la casa de Filomena, pero también ve la casa cerrada, y dice:

— ¿Qué ha pasado aquí? ... no se ve nadie por aquí.

Ersaí se da vuelta y mira hacia la calle, y ve una gran mancha de sangre entre la casa de su tía, y la casa de Lucrecia, y dice:

— ¡¿Qué es eso?!

Ersaí se acerca a mirar esa gran mancha, y confirma que es sangre. Cuando escucha que abren una puerta, y se da vuelta, y ve a un hombre desconocido en la casa de su tía Martha, que sale disimuladamente a ver quién está merodeando en su andén.

El hombre mira muy mal a Ersaí por su aspecto físico, pero Ersaí no le importa que lo mire mal, y le pregunta:

— Señor, buenos días.

El hombre ignora a Ersaí, y se entra rápidamente a la casa sin chistar una palabra...

En seguida, Ersaí se va a sentar en el andén de la casa de Filomena, y se queda esperando a que alguien aparezca, y se queda sentado bastante tiempo...

Acabo de una hora y cincuenta minutos, y un poco cansado en el lugar donde está sentado, Ersaí ve venir a Filomena y varias personas, pero esta se asusta mucho al ver a alguien extraño en su casa y se inquieta, diciéndole a una amiga:

— Amiga, ayúdame a sacar a ese hombre de ahí.

— ¿Quién es? Tiene un aspecto feo, como de habitante de calle.

— Él está casi en mi puerta y no voy a poder entrar.

— ¿Y si es un ladrón? No, no, no, en esta no te acompaño, llama a la policía.

— Jessica, ¿me vas a dejar sola con esto?

— Voy por ayuda.

Jessica se va. Cuando Ersaí mira fijamente a Filomena, y le grita:

— ¡SEÑORA FILOMENA!

— Esa voz... ¿cómo sabes mi nombre?

— Acérquese, que yo soy Ersaí.

— ¿Ersaí?

De inmediato, Filomena se acuerda de ese nombre, y se acuerda del joven que es sobrino de Martha, y que vivió al lado de su casa, y piensa:

"¿Pero este no es el Ersaí que yo conozco?"

Asustada por la apariencia física de Ersaí, Filomena se acerca un poco más, y le pregunta:

— ¿Cómo sé que tú eres Ersaí?

— Bueno, usted tiene un hijo llamado Justin, un esposo llamado Alfredo, y me ayudó muchísimo dándome comida cuando yo vivía en la casa de mi tía Martha.

— ¡Ay! ¡Eres tú!

Filomena abraza a Ersaí, diciéndole:

— ¡¿Qué fue lo que te pasó muchacho?!

Ersaí le cuenta lo que vivió en la calle a Filomena, y esta se asombra de todo eso. Cuando Ersaí sigue intrigado por la mancha de sangre que no deja de ver, y le pregunta a Filomena:

— ¿Qué pasó allí?

Filomena mira la mancha, y luego mira a Ersaí, diciéndole:

— Eso lo dejó Lucrecia.

— ¿Cómo?

— A ella la mato el Diablo.

Ersaí queda muy sorprendido. Cuando Filomena le dice:

— Esta mujer nos hizo maldad a todo el barrio, lo último que hizo, fue lanzarnos brujería a nosotros.

— ¿Por qué?

— Ella quería quedarse con Alfredo, pero yo me pare firme y la confronté, y esta nos hecho porquería, y fue tan fuerte que mi esposo se quedó sin trabajo, y ahora pasamos mucho trabajo para comer, pero la justicia divina la alcanzó.

— ¿Y esto cuando pasó?

— Hace tres días.

— Ah, preciso hace tres días confese que Jesús es mi salvador, y ahora soy cristiano.

— Te felicito Ersaí, buscar de Dios es lo mejor...

— Si, es lo mejor.

— Entonces, puede ser que la brujería que te hizo; se le haya devuelto.

— Si.

— Porque a esa mujer se le murió el veterano que tenía por novio, y lo remplazo a los días, pero antes que le pasara lo de su muerte, en un día se le fueron todos sus hombres, todos ellos pelearon con ella y se fueron, y nadie quiso estar con ella, ni las amigas ni su familia, nadie... esta mujer corría hacia los vecinos, para que le dieran posada porque no quería dormir sola, pero nadie quería tenerla cerca, y gritaba en las calles como si algo la persiguiera, y en la mañana de hace tres días, la encontramos ahí donde se ve esa mancha de sangre.

— Ah, ya veo.

— Espera, lo terrible es como encontramos a Lucrecia.

— ¿Cómo?

— Tenía arañazos por todo su cuerpo, como si un animal la fuera atacado, fue feo.

A Filomena se le sale su secreto ante Ersaí, diciendo:




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