Mónica y Lili se van alejando de la casa que evangelizó Lili, y esta al ver que su hermana no le respondió la pregunta, y viéndola muy callada; la detiene, diciéndole:
— ¡Mónica! ¿Qué te sucede?
— Nada.
— ¿Y porque te ves así, como abismada? Estás extraña.
— Pensativa, es solo eso.
— ¿El hombre quien evangelizas te hizo algo?
— Él no me ha hecho nada, resulta que este hombre es una persona conocida, quien me enamoraba cuando yo tenía veinte años. Y me dijo que estaba enamorado de mí.
— Ah... que sorpresa.
— Si.
— ¿Y qué vas hacer?
— Mejor vamos a evangelizar a otra parte.
— Bueno, bueno, si no quieres hablar, pues, vamos...
Después de confesarle a Mónica que todavía está enamorado de ella, Ersaí llega a su casa, y está contento por haber soltado lo que tenía guardado, y se pone a seguir escribiendo su libro; y termina el cuaderno, y dice:
— Necesito dos cuadernos más...
Ersaí se levanta del asiento y piensa en el relato de Mónica y todo lo que vivió, que dice:
— Ese hombre casi la mata...
En ese instante, Ersaí va a la cocina y coje su última lata de atún, y un par de cebollas cabezonas, y prepara su almuerzo con eso...
Dos días después, Ersaí está en la Iglesia junto a la familia del pastor, y todos están adorando a Dios con alabanzas...
Filomena y Alfredo llegan a la Iglesia, y se sientan en los penúltimos puestos, y alcanzan a ver a Ersaí desde lejos...
Luego de adorar a Dios, el pastor comienza a predicar sobre los ídolos, sobre los dioses falsos hechos de oro y plata, de madera, piedra, metal, y de cualquier otro elemento, y se baja Edison del púlpito, diciéndole más de cerca a la gente:
— Nuestro Dios es espíritu, Dios está vivo, ¿si saben eso?
Todos dicen que sí. Cuando el pastor dice:
— No entiendo por qué las personas le oran a un madero, a una porcelana, a un metal, a una piedra, estos no se mueven, ni oyen, ni ven, ni hablan... como dice el Salmo ciento quince, los ídolos de ellos son de oro y plata, obra de manos de hombres. Tienen boca, mas no hablan; tienen ojos mas no ven; orejas tienen, mas no oyen; tienen narices, mas no huelen; manos tienen, mas no palpan...
Ersaí piensa en su familia y se pone a orar para encontrarlos, mientras el pastor sigue predicando...
Luego de terminar el culto, Filomena y su esposo se acercan a Ersaí, quien habla con Aris y Raúl...
Filomena saluda a Ersaí, y este se sorprende bastante, y la abraza, diciéndole:
— Pero que sorpresa.
Alfredo también saluda a Ersaí, y le agradece otra vez por ayudarlos en el momento que más necesitaban. Cuando Ersaí les dice:
— Tranquilos, es un placer poder aportar en algo, de mi parte yo estoy muy contento, porque están aquí congregándose en la Iglesia.
Alfredo le dice a Ersaí:
— No fue fácil para mí, pero Filomena me terminó de convencer.
Filomena mira a su esposo, y le expresa:
— Pero que no se note que prácticamente te tuve que traer casi arrastras.
Ersaí se sonríe bastante, diciendo:
— Lo importante es que están aquí.
En seguida, Any y el pastor saludan a Ersaí y a Filomena y a su esposo...
Después de media hora compartiendo con varios hermanos, y de despedirse de Filomena y de su esposo, Ersaí ayuda a acomodar las sillas de la Iglesia, y a cerrar las puertas junto a Samuel, y este le dice:
— Gracias Ersaí.
— Todos estamos para ayudarnos.
En ese instante, el pastor invita a Ersaí a su casa, y este acepta, pero va con la mente pensando en volver al barrio Pance...
Centro de la ciudad, Josué le trae un vaso con jugo de mango a Ersaí, diciéndole:
— Este jugo lo preparó una tía que se quedó cocinando aquí en la casa.
— Gracias Josué.
De inmediato, Edison le dice a su hijo:
— ¿Y mi vaso de jugo?
— Primero mi hermano Ersaí.
El pastor se ríe junto a Ersaí, mientras Any y Sara están en la cocina junto a la hermana de Any sirviendo la comida...
En ese momento, el pastor le pregunta a Ersaí:
— ¿Cómo vas con tu libro?
— Bien, ya terminé el cuaderno y me falta mucho por contar.
— Ah, qué bueno, ¿me recuerdas el título?
— "LO QUE VIVI".
— Suena muy interesante.
Any y las demás salen de la cocina con la comida, y Any le dice a Ersaí:
— Te presento a mi hermana Teresa.
Ersaí se levanta y le da la mano a Teresa, diciéndole:
— Mucho gusto, Ersaí.
— Gusto en conocerlo.
Any les dice a todos:
— Ya pueden sentarse todos a la mesa...
Todos se sientan a comer, y oran antes de comer. Cuando Sara les dice a todos:
— Esta es una comida exclusiva de mi tía Teresa.
Con mucha modestia, Teresa le expresa a su sobrina:
— Sara, es una comida común y corriente.
— Hay tía, ¿llamas común y corriente a este plato que lleva camarones, piangua, chuleta de pescado, calamar, y demás mariscos?
Any le dice a su hija:
— Lo demás que dices es: Piacuil.
Teresa se sonríe. Cuando el pastor le pregunta a Ersaí:
— ¿Cómo te ha parecido este arroz de marisco?
— Espectacular.
Teresa le agradece a Ersaí. Cuando Josué dice:
— Mi madre tiene que aprender de mi tía.
Josué hace que todos se rían bastante en la mesa, y siguen comiendo, y compartiendo algunas experiencias entre todos...
El día siguiente, Ersaí toma la decisión de ir de nuevo al barrio Pance, y llega cerca de ese lugar, y va entrando al barrio, y piensa:
"Ojalá este todo calmado aquí, necesito saber de mis familiares"
En ese instante, Ersaí ve a Eli barriendo el andén de su casa, y dice:
— ¿Sera que hoy está de buen modo, para que me atienda? El comportamiento del otro día fue muy extraño...
Eli esta de lado barriendo su anden como le es de costumbre en las mañanas, y Ersaí camina hacia ella. Cuando esta lo ve, y dice:
— ¿Quién es este?