Un Menesteroso

MI HERMANA

Al escuchar ese nombre y apellidos, Minerva y Pablo quedan estupefactos y sin entender lo que está pasando, se miran las caras, y luego miran bien a Ersaí, y dicen:

— ¡¿Ersaí Vásquez Cardona?!

Los policías dejan a Ersaí tranquilo, pero Minerva con gran curiosidad, se acerca a Ersaí, y le pregunta:

— ¿Eres familiar de los Cardonas?

— Soy Ersaí, el hijo de Joaquín y de Consuelo.

Los policías terminan de hablar con Pablo, y se montan en sus motos. Cuando Minerva coje la mano derecha de su esposo, diciéndole:

— ¡Entrémonos!

— ¿Qué?

— Él es el hijo ladrón de los Cardona, él es Ersaí, quien robo la fundación.

— ¿Y la policía porque no se lo llevó?

— Salió limpio.

En seguida, Ersaí intenta hablar con los Gutiérrez, pero estos se meten a su casa rápidamente...

Desconcertado por la actitud de los Gutiérrez, Ersaí mira la dirección que le dio Eli, la cual ella le especifica la casa, y se va de ese lugar a buscar a su hermana al barrio Meléndez...

Veinte minutos después, Ersaí llega al barrio Meléndez, y le pide a Dios encontrar a su hermana...

En ese instante, Ersaí comienza a buscar la dirección de esa casa, preguntándole a varias personas que va viendo, hasta que una señora, le indica el lugar de esa dirección, diciéndole:

— Esa casa queda hacia allá, de donde usted viene, la casa queda casi al frente del Éxito Meléndez.

— Gracias señora.

— De nada.

De inmediato, Ersaí va hacia donde la señora le índico, y llega a la casa, y ve hacia el Éxito. Cuando se sorprende al mirar entrar una mujer con un bebe en brazos parecida a su hermana, y dice:

— ¡Se parece a mi hermana Inés!

En ese instante, Ersaí va hacia el Éxito y entra. Siguiendo por la espalda a la que piensa que es su hermana, pero está buscando donde posicionarse, para verla de frente y salir de la duda...

La mujer se va a la zona de las carnes, y comienza a escoger la carne que quiere, y mira hacia su izquierda, y alcanza a ver a Ersaí, y este al verla de frente dice:

— ¡Mi hermana!

Desbordado de alegría, Ersaí sale del Éxito, y espera a Inés en la parte de afuera, y le agradece a Dios por encontrar a su familia...

Después de unos minutos, Inés sale del Éxito, y se va caminando a su casa, la cual queda casi al frente.

Inés llega a su casa e intenta abrir la puerta. Cuando Ersaí le dice:

— ¡Inés!

De inmediato, Inés se da vuelta y ve a Ersaí, y se asusta. Pensando que le van hacer algo a ella y a su bebé. Cuando Ersaí le vuelve a decir:

— ¡Inés!

— ¿Qué quiere usted conmigo? No tengo nada de valor conmigo.

— Inés no tengas miedo, soy yo, Ersaí, tu hermano.

Estupefacta, Inés se acerca a Ersaí, y lo ve bien, y lo reconoce, diciéndole:

— ¡Hermano! ¡Estas vivo!

Inés abraza a Ersaí, y este le expresa:

— Claro que estoy vivo.

— Nuestro padre había dicho que estabas muerto.

— ¿Cómo?

Inés no cabe de su asombro de ver a su hermano, que le dice:

— ¿En dónde has estado todo este tiempo?

— En la calle, he pasado parte de mi vida en la calle.

— Oh, mi corazón está muy acelerado por esta gran impresión.

— Cálmate un poco Inés, no quiero que te pase nada.

— ¿Qué me calme? Pues, apareciste así de la nada... te veo y te veo, y ya sé que eres real, pero con mucho cabello y barbas.

— Tranquila hermana, yo estoy vivo, no soy un fantasma.

En seguida, Ersaí mira al bebé, y le pregunta a su hermana:

— ¿Y este hermoso bebé?

— Es tu sobrina.

— Que hermosa.

— Vas a tener que decirles a otros dos; eso.

— ¿Cómo así?

— Entremos a casa.

— Bueno.

Inés abre la puerta y ve en la sala a sus otros dos hijos, quienes juegan con unos carritos en el suelo.

Ersaí mira a los dos niños más, y le pregunta a su hermana:

— ¿Y estos también son tus hijos?

— Si.

Los dos niños se asustan al ver a su tío, y se ponen detrás de su mamá. Cuando Inés le presenta a Ersaí sus hijos, diciendo:

— Este es Juan, el mayor con cinco años, este de acá es Andrés, tiene dos años, y la bebé Yury, que tiene solo ocho meses.

— Oh Inés, sí que te ha rendido.

Inés se sonríe bastante, y le expresa a su hermano:

— ¿Cómo me encontraste? Porque hace tiempo que no vivimos en Pance.

— Fue la señora Eli, ella me dio tu dirección.

— Por fin hizo algo bueno, porque toda la vida se ha puesto hablar mal de todos.

— Lo importante es que te encontré.

Los dos niños se van a jugar más lejos de Ersaí. Cuando Inés pone a la niña en un coche, y le dice a su hermano:

— ¿Cómo sobreviviste todo este tiempo en la calle? Yo lloré cuando mi padre dijo que estabas muerto...

En ese instante, Ersaí le dice a su hermana mucho de lo que vivió en la calle, y aún más, diciéndole cosas que no le había contado a nadie, como pasarse por muerto para que no lo mataran, y de mucho más.

Ersaí le cuenta a su hermana lo que le sucedió con Dios, y del perdón del Todopoderoso.

En seguida, Inés se estremece con ese relato, y llora al instante al pensar el gran sufrimiento de su hermano, y abraza a Ersaí. Cuando este le pregunta:

— ¿Me perdonas por lo que hice en la fundación?

— Claro que sí, tú eres mi hermano.

— Gracias hermana.

— Me generaste una pregunta.

— Dime.

— Acabas de hablar de Dios... ¿acaso eres cristiano?

— Si, soy cristiano, Ya es hora que salgas de esa ideología que nos infundo nuestros padres, diciéndonos desde pequeños que Dios no existía, y Dios si existe, Dios está vivo y está aquí entre nosotros.

Inés mira hacia los lados, y luego le dice a su hermano:

— Se me hace difícil creer lo que me estás diciendo, y eso de que un fuego te cayó, también es difícil para mí de entender.

— Inés eso lo dices, porque llevas muchísimos años con lo que nuestros padres nos dijeron, pero créeme, Dios es real, y no se puede ver, pero está aquí, él está en todas partes, acaso como crees que yo he vivido quince años en la calle comiendo basura y salvándome de muchas personas que querían matarme, Dios me libró. Y quiero que tú y mis padres conozcan a Dios...




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