Un Menesteroso

ACECHO ESPIRITUAL

Retomando los antiguos sentimientos por su hijo, Consuelo sigue diciendo:

— ¿Por qué no se quedó en donde estaba? ¿Por qué viene a mortificarnos?

Joaquín le expresa a su esposa:

— Vamos hacia allá y saquémoslo del barrio.

— No, ¿acaso quieres que los vecinos se enteren que es hijo de nosotros?

— Nadie va saber eso.

— ¿Y si el habla?

— Bueno, tienes razón, dejemos que se canse allí.

— Si, no hagamos nada, y hagamos como que... si, hagamos como que no estuviera allí.

Joaquín le hace caso a Consuelo y trata de olvidarse de Ersaí, y le pregunta:

— ¿Cómo te fue en el trabajo?

— Bien, estoy un poco cansada, pero me fue bien... ya es hora que me ayudes y salgas a trabajar.

— Comenzamos con lo mismo, ya te dije que estoy bregando con unos contactos, a ver si vuelvo a entrar a la Dian y para que recuperemos nuestra casa, y la vida que teníamos antes.

— Pero mientras tanto hay que hacer otra cosa, yo no gano tanto como secretaria en esa oficina, y ya se nos acerca el arriendo.

— No me lo recuerdes...

En ese instante, en la casa donde está sentado Ersaí, el hombre de la casa sale al andén a averiguar lo que sucede, por petición de su esposa, y le expresa a Ersaí:

— Perdón señor, ¿qué hace aquí sentado?

— Ah, perdóneme por ocupar su anden, es que estoy sentado orándole a Dios por mi familia.

— Ah, así que es eso.

— Si.

— ¿Y dónde está su familia?

— La casa del frente.

El hombre mira hacia la casa del frente, y dice:

— Hay vive don Joaquín y doña Consuelo.

— Si, ellos son mi familia.

— No entiendo, ¿porque esta acá y no va a donde ellos?

— Porque ellos no me quieren...

Apenado por ocupar su espacio, Ersaí se levanta y le da la mano al hombre, diciéndole:

— Mi nombre es Ersaí.

— Yo soy Edgar, y ya que es familiar de los vecinos, quedo más tranquilo. Y ahora mismo hablo con mi esposa Miyel, para que no tenga miedo.

— No tenga temor, yo solo quiero que ellos me perdonen.

Joaquín mira por la ventana que su hijo está hablando con el vecino, y dice:

— Oh no, que hace este sin vergüenza, espero que no te diciendo que somos algo.

Consuelo le dice a Joaquín:

— ¿Ahora que pasa?

— Tu hijo está hablando con el vecino.

Consuelo también se pone a ver por la ventana, y dice:

— Tranquilízate Joaquín, puede ser que la gente y los vecinos no le crean nada y lo tomen por loco.

— Pueda que tengas razón...

En ese instante, el vecino se entra a la casa y tranquiliza a su esposa y a sus hijos, y Ersaí se vuelve a sentar con la mirada hacia la casa donde viven sus padres.

La gente de ese barrio pasa y pasa, y le echan ojo a Ersaí, y todos dicen que es un habitante de calle más...

11:50 pm, Ersaí se despierta abruptamente al escuchar que alguien menciono el nombre de sus padres, diciendo que eran de ellos.

De inmediato, Ersaí ve demonios rodeando la casa de sus padres, y siguen diciendo que Joaquín y Consuelo son suyos.

Sin temor alguno, Ersaí se para en la brecha, y dice con gran autoridad:

— ¡En el nombre poderoso de Jesús, mis padres no van hacer de ustedes!

Los demonios se enfurecen, pero Ersaí se pone a clamarle a Dios en voz alta, y una y otra vez, y se acerca poniéndose en el centro de la calle, y sigue clamando y ve como varias sombras negras se van de la casa, pero una sombra de estas se va hasta la otra calle del barrio donde hay varios jóvenes reunidos, y este demonio se le mete a uno de ellos.

En ese momento, el joven que se le entro ese demonio, le dice a los demás:

— Muchachos, demos una ronda en el barrio, no sea que cuando estemos acá se nos haya filtrado alguien de otro lado.

Todos aceptan, y comienzan a caminar por toda esa zona en busca de que no haya nadie desconocido...

En ese momento, Ersaí vuelve al andén de la casa del frente, y se sienta, y mira la casa donde viven sus padres, y dice:

— ¡Padres! Necesitan despojarse de esos malos sentimientos, para que los demonios se alejen...

En ese instante, Ersaí siente unas fuertes ganas de orinar, y se levanta rápidamente, diciendo:

— ¿Qué me pasó? ... debo de buscar donde orinar...

De inmediato, Ersaí se sale de ese lugar, y se va lejos a orinar cerca de un árbol. Cuando el joven que se le metió el demonio y sus compañeros; pasan por donde estaba Ersaí...

El joven mira hacia tras, a donde estaba sentado Ersaí, y luego mira hacia todas partes. Cuando Ersaí termina de orinar y ve a muchos jóvenes pasando por donde estaba, y se esconde detrás del árbol, porque sintió peligro...

12:25 pm, Ersaí espera a que todos se vayan, y cuando no ve a nadie, regresa a sentarse a donde estaba, y en silencio; vuelve a orar por sus padres, pero estas oraciones destruyen todos los trabajos de brujerías que están haciendo a esa hora.

Ersaí siente ganas de ir al baño y duda en levantarse. Cuando el joven que se le metió un demonio, regresa a una esquina y ve a Ersaí, y llama a los demás, diciéndoles:

— ¡Vengan todos! ¡Acá encontré uno!

Ersaí ve que lo han descubierto y no puede hacer nada para escapar. Cuando todos los compañeros del joven se vienen contra Ersaí...

Todos los jóvenes están alterados y rodean a Ersaí, y sacan navajas. Preguntándole a cada instante que quien es, pero Ersaí no dice nada.

Todos tienen intenciones de dañar a Ersaí. Cuando dos motos de la policía aparecen, y todos estos jóvenes salen corriendo despavoridos.

Una moto persigue a los jóvenes, mientras que la otra moto se detiene a donde esta Ersaí, y el policía se baja de su vehículo, y le pregunta a Ersaí:

— ¿Está bien?

— Si señor, gracias por su oportuna ayuda.

Sin pensarlo dos veces, el policía se sube rápidamente a su moto, y se va también a corretear a los que iban agredir a Ersaí...

Todo queda con mucho silencio. Cuando Ersaí comienza a escuchar unos ruidos como de garras en los techos, y ve que, en un techo, como a dos casas de donde están sus padres; hay algo que se mueve en la oscuridad...




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