Un Menesteroso

MILAGRO EN EL LIMONAR

De inmediato, Martha se acuerda que también se aportado muy mal con su prima Cristalda y se pone a llorar. Y Nilson al escucharla le pregunta:

— ¿Qué pasa Martha? ¿Qué le hiciste a Cristalda?

Martha no quiere decir lo que realmente pasó a su hermano, pero le expresa:

— Tuvimos dificultades entre primas.

— Bueno, bueno, déjame yo hablo con ella, y te aseguro que te vas a ir a vivir para allá, porque ella está viviendo sola, y también te favorece, porque ella vive en Cali, al igual que Consuelo... yo la convenzo.

— Gracias hermano.

— Bueno, dentro de unos minutos te llamo para que vayas para allá.

— Bueno...

Minutos después, Nilson convence a Cristalda para que Martha viva con ella, y le notifica a su hermana Martha, la cual se contenta y coje vuelo para Cali...

Barrio limonar, Joaquín sale de la casa bien vestido y con una carpeta en sus manos, y ve a su hijo, quien lo ve fijamente, y se va a donde está el...

Joaquín separa al frente de Ersaí, y le dice:

— Voy a buscar trabajo.

— Buenos días papá. Eso está bien.

— Para mí no son buenos días cuando te veo haciéndome la guerra aquí sentado; todos los días, es por eso que quiero salirme lo más pronto de aquí, para verte menos.

— Padre, yo solo quiero el bien para ti y para mamá.

— No lo estás haciendo, porque si quisieras el bien para mí, no estarías haciendo esto, ¿de qué te ha servido esto? ¿Para irritarme? ¿Para hacerme enojar?

— Esto es para bien, ¿porque se les hace tan difícil perdonar? Padre, perdóname, yo me equivoque y te pido perdón.

— Fuera de mi vista, yo no te perdono, vete a otra parte.

De inmediato, Joaquín se va de ese lugar a buscar trabajo y a descansar de ver a su hijo...

Ersaí se sienta y se pone a orar, y luego de eso; piensa en el pastor y su familia, y dice en voz baja:

— ¡Como los extraño!

Centro de la ciudad, cansados de buscar a Ersaí, Edison y Any vuelve a casa. Cuando Josué y Sara les preguntan de Ersaí...

En seguida, Any les responde a sus hijos:

— Nada, todavía no lo hemos encontrado.

El pastor no sabe que decir. Cuando Josué dice:

— ¿Sera que alguien le hizo algo y por eso se fue?

Any y Edison se miran las caras, y luego el pastor dice:

— No es eso, Ersaí ha sido bien tratado.

Sara les expresa a sus padres:

— ¿No se acuerdan como unos hermanos trataron a Ersaí el primer día que lo vieron?

Any le dice a su hija:

— Eso ya tiene tiempo, y ahora los hermanos tratan con amor a Ersaí.

El pastor también le dice a su hija:

— No, no, no es eso.

— ¿Entonces que es? ¿Adónde esta Ersaí, si ya tenía casa donde vivir?

Josué se sienta, y dice:

— Ojalá aparezca.

El pastor piensa y piensa en la última conversación con Ersaí, y se acuerda de la familia, y les expresa a todos:

— ¡El esta adonde vive su familia!

De inmediato, Any le pregunta a su esposo:

— ¿Adónde vive la familia de Ersaí?

— No me acuerdo, pero lo que si se; es que tenemos que esperar.

Sara se acerca a su padre, y le pregunta:

— ¿Cuánto?

— Hasta que los padres de Ersaí lo perdonen...

Barrio Limonar, Ersaí ve como una señora llega a la casa donde están viviendo sus padres, y toca la puerta en repetidas ocasiones...

Al ver que nadie le abre, la mujer se da vuelta y ve a Ersaí al frente, y espera que pasen dos carros, y pasa la calle, y le pregunta a Ersaí:

— ¿Usted sabe si la gente de ahí salieron?

Quedándose callado, Ersaí solo le mira el rostro a la señora. Cuando esta se enoja por la actitud de Ersaí, y le dice:

— ¿Pero qué le pasa a este habitante de calle? ¿No tienes lengua para hablar?

Ersaí sigue callado. Cuando ve venir a Consuelo con Joaquín, y la señora también los ve, y se pasa la calle nuevamente...

Joaquín se desagrada al ver la señora tan pronto, y le dice a su esposa, quien también no está de buen humor:

— ¿Pero que hace Silvana acá?

— ¿Y me preguntas a mí? Esa señora es muy alcanzada con el arriendo.

— Pero faltan días para eso.

En seguida, Silvana si saluda a Joaquín y a Consuelo, y Joaquín interviene, diciéndole:

— No es día para que nos venga a cobrar arrendo señora.

— Yo lo sé, faltan diez días.

— ¿Y entonces? ¿A qué viene?

Consuelo le expresa a Joaquín:

— Baja el tono. Aquí nadie está peleando.

Silvana le dice a Consuelo:

— Déjalo.

En seguida, Joaquín le expresa a Silvana:

— Yo le dije la otra vez que nos tenga paciencia, por si nos pasamos tres días, ya que la única que está trabajando es mi esposa.

— Joaquín, yo todavía no vengo a cobrarles el arrendo, ustedes, aunque se demoran tres o cuatro días, están al día, yo venía a decirles que en el próximo contrato que se haga; va a subir cincuenta mil pesos.

Ante la mirada de Ersaí, Joaquín y Consuelo se molestan por ese incremento, y Joaquín reacciona mal diciéndole a la señora:

— ¿Cómo nos va a cobrar más por esos baños y esas puertas de las habitaciones que usted no ha arreglado?

— No sé de qué habla si yo mande arreglar eso con mi sobrino.

— Mentira, no vamos a pagar más, porque nos vamos a ir de esta casa, a nosotros no nos va a estafar. Nos vamos.

— Bien pueda, pero antes pagan el mes que ya se les va a cumplir.

Silvana se va del lugar, y Joaquín queda muy ofendido, y mira a Ersaí y la coje con el gritándole cosas; insultándolo, y desahogándose su enojo con su hijo, injustificadamente.

Edgar y varios vecinos salen a ver que sucede. Cuando de un momento a otro; Joaquín cae infartado al suelo...

De inmediato, Ersaí y los vecinos corren a auxiliar a Joaquín, mientras Consuelo grita por ayuda...

Joaquín no tiene pulso, y Ersaí abraza a su padre en el suelo ante todos los vecinos y su madre, quien sigue pidiendo ayuda desesperada. Cuando Ersaí llora y pone su mano derecha en el corazón de su padre, y ora fervientemente a Dios...




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