Sintiendo los latidos del corazón de su padre, y sorprendido al verlo reaccionar, Ersaí abraza a su padre, diciéndole:
— ¡Gracias a Dios estas vivo!
Consuelo abraza a su hijo y a Joaquín, y les dice a los dos, aprovechando que Joaquín todavía está asustado y no habla:
— No se peleen más, seamos una familia.
Todos los vecinos le preguntan a Joaquín si está bien, porque lo ven como abismado. Cuando este abraza a Ersaí, diciéndole:
— ¡Hijo mío! ¡Hijo mío! ...
Edgar, Miyel y Consuelo, aplauden ese abrazo y lo que le dijo Joaquín a Ersaí, mientras los otros vecinos se quedan aterrado al escuchar que lo llamó hijo...
En ese instante, Ersaí le pregunta a Joaquín:
— Padre, ¿estás bien?
— Si hijo, estoy bien, tú me has salvado.
— No, Dios te dio otra oportunidad.
— Pero yo te vi.
— Gracias a Dios estás aquí, Dios te dio otra oportunidad, al escuchar mi ruego.
Por primera vez Joaquín llora, y mira el cielo reconociendo que hay un Dios, y expresa:
— Definitivamente, ¡Dios si existe! ¡Gracias Dios!
Consuelo también reconoce que hay un Dios en los cielos, y agradece a Dios por la oportunidad que le ha dado a Joaquín.
Ersaí está muy contento, que no cabe de felicidad, de escuchar a sus padres reconocer que hay un Dios en los cielos que creó todo lo que vemos, y les dice:
— Yo estoy muy feliz de escucharlos hablando de Dios, y creyendo en el...
En seguida, Joaquín mira a su esposa y a los demás. Cuando dice:
— No sé qué pasaba ni en donde estaba, pero lo que si se, es que veía todo oscuro y tenía miedo. Y me iba yendo a donde estaba más oscuro. Cuando vi a alguien con una luz muy bonita, que no dejó que yo callera a una oscuridad aún más profunda, como de un abismo muy grande. Y la persona que vi con la luz, y que me ayudó, fue Ersaí.
De inmediato, Ersaí le dice a su padre:
— Perdóname por lo que hice en la fundación.
Joaquín y Consuelo lloran ante los vecinos, y los dos abrazan a Ersaí, diciéndole que lo perdonan, y todos los vecinos se alegran de ver esta reconciliación.
En seguida, Joaquín le expresa a su hijo:
— Ahora tu perdóname a mí, por decirte y gritarte tantas cosas injustas que no te mereces.
Consuelo también le dice a Ersaí:
— Perdóname también a mí, por tratarte mal, hijo mío, yo también me porte muy mal contigo.
— Yo los perdono a los dos.
Consuelo, Joaquín y Ersaí se vuelven abrazar. Cuando Miyel le dice a Consuelo:
— ¿Por qué no llevan a Joaquín al hospital?
Joaquín les dice a todos que se siente bien, y se levanta, pero Consuelo le aconseja para que lo vea un médico...
Horas después, Joaquín es examinado en el hospital Fundación Valle de Lili, y el médico que lo conoce, lo examina y le dice que está en perfecto estado, que todo está bien. Y que su corazón está mejor que antes...
El médico que ya conoce a Joaquín desde hace tiempo, se acerca a Consuelo y a Ersaí, y les expresa:
— Joaquín está bien, su corazón funciona perfecto.
Consuelo se alegra, y le dice al médico:
— Que bueno.
— Pero como conozco a Joaquín, yo les voy a decir a ustedes, para que estén aconsejándolo a que deje de estar cogiendo rabia, eso no es bueno para su salud.
— Gracias doctor.
Ersaí también le agradece al médico, y van a reunirse con Joaquín...
Barrio Limonar, los vecinos hablan entre sí, porque verdaderamente vieron y tocaron a Joaquín, quien no tenía pulso, y fue levantado por su hijo...
Edgar y Miyel terminan de hablar con los demás vecinos y entran a su casa. Cuando Miyel le expresa a su esposo:
— Yo todavía no puedo entender o comprender, esto que pasó ante nuestros ojos. Es un verdadero milagro.
— Si, es un milagro, Joaquín estaba muerto...
En ese instante, Inés le trae comida a Ersaí, y ve que su hermano no está en donde se sienta, y va a la casa donde viven sus padres, pero esta se cansa de tocar, y llama a su mamá por el teléfono, y le expresa cuando le contesta:
— Hola mamá, estoy acá en la casa y papá no abre y tan poco veo a Ersaí.
— Ellos están conmigo.
— ¿Adonde? ¿Qué pasó?
— Quédate ahí, que ya vamos para la casa.
— Bueno, se cuidan...
Minutos después, Inés se sorprende al ver llegar a sus padres con Ersaí, y les dice:
— ¿Pero que paso aquí? ¿Me perdí de algo?
Contento, Joaquín le responde a su hija, mientras Consuelo le da un beso en la mejilla a Ersaí:
— Yo me infarté por está cogiendo rabia, y caí muerto al suelo, y Ersaí oro a Dios, y Dios utilizó a tu hermano y ocurrió un milagro. Yo que no creía en Dios, pero ahora sí creo.
Estupefacta, Inés mira a su padre de arriba abajo, porque no podía creer lo que está viendo y escuchando, y luego mira a Ersaí, diciéndole:
— Tenías toda la razón hermano, Dios está contigo, y siempre estuvo contigo en todo este proceso. Dijiste que esto iba a pasar y pasó.
— Todo se lo debo a Dios.
Varios vecinos que todavía están sorprendidos por lo que pasó, llegan al andén de la casa, y le preguntan a Joaquín que como sigue, y les recomiendan que no coja más rabia, y este les acepta sus consejos, y los trata muy bien.
Toda la familia entra a la casa. Cuando Consuelo le dice a su hijo:
— Nos portamos tan mal contigo.
Joaquín también le expresa a Ersaí:
— Tantos años hablando mal de ti, tanto tiempo maltratándote.
Ersaí vuelve a abrazar a sus padres, y también hace que Inés se junte con ellos, y les dice a todos:
— Lo importante, es que todos nos hemos perdonado, y ahora en adelante; todos busquemos de nuestro Señor Jesucristo.
Muy detenidamente, Consuelo mira el cabello y las barbas de su hijo, mientras conversa con su padre y hermana, y le expresa:
— Voy a cortarte el cabello a como estabas antes que pasara todo esto.
— Te lo agradecería.
— Y lo de las barbas te encargas tu. Están demasiadamente de grandes.