Después de confesar que Jesús es su salvador, Joaquín no para de llorar, y la que lo abraza es su esposa e hija. Cuando Ersaí llega a donde esta ellos y los abraza a todos...
Luego de esa gran entrega Joaquín y Consuelo comienzan hacer nuevas amistades. Cuando Inés con su niña en brazo le dice a Ersaí:
— Qué bonito ver a nuestros padres alegres, casi no recuerdo a verlos visto así.
— Se sienten libres, soltaron esas cargas de amargura y ahora están contentos, muy contentos diría yo. ¿Y tú y los pequeños cómo están?
— Bien, mira a tus dos sobrinos jugando con los demás niños de la Iglesia.
— Oh, sí. Ya hicieron amiguitos.
— Se me olvido decirte, que Henry asistirá el próximo domingo.
— Oh, que bien, porque todavía no conozco a tu esposo.
— Lo conocerás, él también quiere conocerte.
En seguida, el pastor se acerca a Ersaí, y le expresa:
— Que bueno volverte a tener entre nosotros.
Inés se va a dónde están sus padres. Cuando Ersaí le dice al pastor:
— Yo digo lo mismo, estoy muy contento de estar de nuevo con ustedes, y tengo que darle las gracias nuevamente.
— ¿Por qué?
— Por lo que me cedió su casa para que viviera.
— Oh, Ersaí, tranquilo muchacho, vive allí hasta que te canses.
Ersaí y el pastor se sonríen. Cuando Ersaí dice:
— Es que acepte vivir con mis padres, para recuperar el tiempo perdido.
— Oh, ya veo... ¿y en donde viven tus padres?
— Viven en el barrio Limonar, en una casa donde pagan arrendo.
— Uf, ¡está lejos de aquí.!
— Si.
— Espera Ersaí, porque no le dices a tus padres que se vengan a vivir al centro donde tu vives.
— ¿Eso es posible?
— Claro, la casa es grande, y ahí caben todos. Y así se evitan de pagar ese arrendo.
— Gracias pastor, pero no sé si acepten.
— Pues, no sabes porque aún no les has dicho, ve muchacho, diles.
— Bueno.
De inmediato, Ersaí va a buscar su familia, y en el camino Any lo abraza y saluda, y también otros hermanos que lo saludan...
Luego de saludar a muchos hermanos, Ersaí llega a donde está su familia y le dice que se vengan a vivir al centro, y les dice también que el pastor lo aprueba, y estos se alegran por eso, y aceptan...
Joaquín va primero a donde está el pastor, y le da la mano, diciéndole:
— Que gran corazón tiene usted pastor, muchas gracias por su ofrecimiento.
— ¿Y aceptó vivir con su hijo en el centro?
— Si, estamos muy agradecidos por ese gran gesto de usted.
— Es un gusto para mi ayudar a la familia de Ersaí.
Consuelo y los demás agradecen también al pastor. Cuando Joaquín le dice a Edison:
— Esto que usted está haciendo me va ayudar a reunir para recuperar la casa emproblemada que tengo con el banco.
— Claro Joaquín. Vivan ahí como si fuera su propia casa.
Consuelo le dice a su esposo:
— Ahora sí, hay que buscar algo para ti.
— Si, porque esa casa la vamos a recuperar.
Ersaí le expresa a sus padres:
— Así se dice...
El día siguiente, Joaquín está arreglando las cuentas con Silvana porque se van de la casa, y le paga lo que le debe, y también se disculpa con ella por la última vez que se vieron...
En ese instante, Ersaí está en la casa de Edgar y Miyel, y les agradece por el tiempo que estuvo al frente de su casa, y estos que le tomaron cariño a Ersaí, lo abrasan y se despiden de él...
Minutos después, el carro del trasteo llega, y entre todos comienzan a sacar las cosas de la casa...
Centro de la ciudad, el carro del trasteo llega a la casa que le cedió el pastor a Ersaí, y este se baja del carro, diciéndole a sus padres que esa es la casa, y abre la puerta, y junto al conductor del carro; entran todo...
Cansados del trasteo, Joaquín y Consuelo recorren la casa, y le dice a Ersaí:
— ¡Hijo! ¡Esta casa está muy bonita! Es una casa diferente, porque se siente una paz.
— Esto es gracias al pastor. Pero siéntense porque los veo muy cansados.
Consuelo que esta más cansada se sienta, diciéndole a su hijo:
— Estoy cansada del trasteo, pero estoy más contenta de estar acá, que no te lo imaginas hijo.
— ¿Es que tenían mucha dificultad con la señora del arrendo?
Joaquín desde lejos responde:
— Claro que sí, siempre teníamos alguna dificultad.
Consuelo le dice a su hijo:
— Esta es la gran oportunidad para poder reunir de lo que trabajamos para poder arreglar con el banco y recuperar la casa.
En ese instante, El pastor se baja de su carro con el portátil que le va a dar a Ersaí, mientras Joaquín y Ersaí comienzan a arreglar los muebles...
El pastor entra a la casa y los saluda a todos con abrazos, y le entrega el portátil a Ersaí, quien le agradece bastante...
En seguida, Ersaí deja el portátil en la mesa y se lleva al pastor afuera de la casa, para que sus padres no escuchen lo que le va a decir, y le expresa:
— Ahora sí, puedo hablar.
— ¿Qué sucede Ersaí?
— Es que le iba a contar una experiencia bastante fuerte, de lo que viví cuando estaba orando para rescatar a mis padres.
— Tienes toda mi atención.
— Eso fue la primera noche, y vi demonios que estaban merodeando y rodeando la casa donde vivían mis padres, y estaban muy furiosos porque yo estaba orando y ayunando para libertarlos, y precisamente a unos minutos; fui atacado por una banda del barrio, y gracias a Dios, la policía apareció de la nada y los correteó, pero ahí no acaba todo... tal parece ser que mis oraciones afectaron algunos trabajos de brujas, porque después pude ver tres brujas, quienes intentaban a toda costa hacerme daño.
— ¿Qué pasó con esas brujas?
— Orándole a Dios se fueron, pero en la mañana aparecieron a quererme sacar de lugar donde estaba... yo no podía retirarme de ese anden, hasta que mis padres me perdonaran, y fue un día que mi padre se puso alegar con la señora del arrendo, y después se puso a gritarme desde lejos, que cayó muerto quedando tendido en el suelo.