Un Millonario en Navidad

Epilogo

—Es una historia muy bonita, Violet, pero yo estuve ahí. —dijo la señora Perkins mirando a Violet quien estaba muy entusiasmada por lo que había sido su boda una semana atrás.

La boda había sido un año después, con la navidad a la vuelta de la esquina.

Había sido una boda extraordinaria. Y aunque Violet estaba demasiado nerviosa por la cantidad de gente invitada, a la que no conocía ni un poco y que había asistido a la ceremonia, le había hecho mucha ilusión casarse con el hombre que había amado en tan poco tiempo. Collin le había enseñado, junto a su madre, hermana, y hasta incluso el ama de llaves, todo lo que debía saber para todo momento en una boda de la clase social a la que ahora pertenecía. Todo esto era nuevo para ella, pero no le desagradaba, incluso, hasta le gustaba.

Collin se había esforzado mucho para que Violet se sintiera cómoda en el ambiente hasta que se acostumbrara a los lujos de su nueva vida. Y lo había logrado bastante bien, y no es decir que Violet odiaba su vida anterior, ella siempre había sido agradecida con lo poco que tenía y lo seguía siendo.

Si preguntan por cómo había sido la ceremonia de la boda, había sido grande, muy grande. A Violet no le agradó la idea al principio porque tenía miedo de hacer el ridículo frente a la familia de Collin, pero lo manejó bastante bien, sobre todo porque Collin no se la había complicado tanto por ser su primer evento de este estilo.

La ceremonia la había realizado en una Basílica con forma de castillo en su exterior, era enorme, los invitados llenaban todo el lugar, incluyendo gente de pie en el fondo del establecimiento.

El vestido de Violet era blanco como la nieve, de encaje y largo, con una cola que ocupaba todo el pasillo de la iglesia, se veía como un mismísimo ángel, y Collin al verla se volvió loco, lloró mucho al verla vestida como la princesa que era. Sobre todo, porque estuvo 2 meses practicando el cómo caminar correctamente con tacones y la había visto sufrir varios golpes y torceduras de tobillo por culpa de los zapatos, pero ella insistió en que lo lograría, y lo hizo.

El cura los casó, a Violet le pareció incomodo que casualmente había sido el mismo que había casado a Collin anteriormente con su difunta ex esposa, pero el sacerdote lo felicitó, diciéndole un simple: "al fin". Fue extraño, pero decidieron restarle importancia.

Luego, se dirigieron a donde sería el gran evento, la fiesta. Decidieron realizarlo en un hotel 5 estrellas a las afueras de la ciudad exclusivamente cerrado y reservado para los invitados de la boda, incluyendo los novios. El salón estaba completamente iluminado con luces cálidas y ambientado a un espíritu completamente navideño, en el centro una gran pista de baile rodeada por las mesas donde se sentaría la gente. Cada mesa y silla tenía flores blancas como las que Violet había llevado en el ramo a la iglesia, el cual había sido lanzado por ella al final de la fiesta. Bailaron toda la noche, la comida era realmente exquisita, y la noche de bodas fue aún mejor.

La suite que le habían asignado a los novios era la más grande del hotel, por supuesto. Los hijos de Collin se encontraban en otra habitación muy lejos de la de Collin y Violet para no tener que traumarlos por los ruidos que estos harían durante la madrugada.

Estos al entrar a la habitación encontraron sobre la cama una botella de champagne rodeada de pétalos de rosas rojas, la cual no dudaron ni dos segundos en abrir para brindar, al fin estaban solos y podían disfrutar uno del otro. Admiraron la decoración con el gran árbol de navidad a un lado de la ventana de la habitación.

—¿Cielo, de nuevo estas contando sobre nuestra boda? —Collin entró en la cocina desajustando su corbata, besó los labios de Violet permaneciendo allí por un momento. Amaba besarla, era una maldita droga para Collin, ella era su droga.

—Es que fue todo tan bonito. —suspiró.

—No tanto como tú. —Violet sonrió sonrojada. —Sra. Perkins, ¿Qué tal está? —la mujer de 3ra edad asintió con la cabeza. —¿Y Nadid? ¿Nuestros hijos? —Violet levantó la cabeza y lo miro sorprendida.

—¿Nu-nu-nuestros? —los ojos de Violet estaban llorosos y no sólo por lo sensible que se encontraba estos días.

—Sra. Perkins, si me lo permite, llevaré a mi esposa a nuestra habitación para charlar, prometo que Violet la llamará luego, seguramente para contarle lo que hablemos. Fue un gusto verla.

—Collin —Collin la guió escalera arriba mientras Violet seguía en estado de shock.

Entraron a la habitación.

—No tienes que hacerlo si no quieres, no quiero presionarte, pero me encantaría que fueras la madre de mis hijos, sé que no lo eres, pero has sido más madre de lo que Selene lo ha sido. Te amo, eso no cambiará según la decisión que tomes, te amaré siempre. —Violet se acercó a él y lo besó, con pasión, amor, cariño.

—Gracias, por amarme, por entenderme, por sacarme adelante, por dejarme ser la madre de tus hijos, la mujer de tus pensamientos. Te amo, y sí, quiero ser la mamá de Brandon y Leila. Te amo mucho. —Collin sonrió, la cara se le iluminó.

—Gracias —la abrazó. —Niños, aceptó, ya pueden salir. —Violet miró la puerta confundida cuando dos niños entraron corriendo a la habitación gritando.

—¡¡¡¡MAMÁ!!!! —abrazaron a Violet. Esta arrancó a llorar. Collin miraba la escena emocionado. Había encontrado al amor de su vida, en la situación quizás, menos esperada, pero agradecía haberla conocido.

—Me haces tan feliz cariño. —se miraron sonriendo.

 

 

—¡Amor! ¡Llegué! —gritó desde la sala.

Violet, salió del baño dejando todas las cosas sobre el lavabo. Collin entró en la habitación a la par que Violet quería salir de la habitación.

—Hola cariño. —Violet dejó un beso en sus labios.

—¿Qué haces aquí arriba sola? Recuerda que debemos ir por Brandon a lo de Lucas y Leila está de mi madre hasta el lunes.

—Yo, solo hacia algo de orden. —respondió nerviosa.



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En el texto hay: navidad, amor, millonario y pobre

Editado: 29.01.2019

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