Un Mismo Horizonte

Capítulo 4 - ¿Qué hago aquí?.

Miré a Ed quien reía junto a Clear, ambos estaban comprando unos helados. Recién salimos de la sala de cine de ver una película de carreras atléticas. Me encuentro sentada en un banco, esperando por Ed y Clear. 

Clear me había dejado su teléfono. Y la tentación de entrar a Mirror y abrir mi cuenta.... me acechaba. No pude responderle a 'Claro de Luna' y lo que me había dicho no dejaba de rondar en mi mente.

¿Contarle mis problemas?. ¿Que me cuente sus problemas?. ¿Desahogarme completamente, sin dejar detalles por fuera?. Esa idea era tentadora, pero, aún así, aterradora. Porque, a fin de cuentas, era un completo desconocido. 

— ¿En qué piensa esta semejante Diosa?. — preguntó Ed colocando frente a mis ojos un cono de helado de chocolate. Yo sonreí y lo recibí.

— En nada. — respondí.

— Yo no diría eso. — dijo él.

— ¿Sí te gusta el chocolate?, no nos dijiste qué querías, por lo que pedimos de chocolate. — informó Clear tomando asiento a mi lado. 

— Sí, no te preocupes. De hecho, me encanta. — ella sonrió y asintió.

— Pues qué suerte. 

— A ver, Hera. — lamo mi helado, disfrutando de su textura y sabor. Miré a Ed, esperando que continuara. — Eres... hija del padrastro de Clear, ¿Cierto?. — asiento. — Entonces técnicamente no eres su hermana.

— Ajá. — concordé. 

— Entiendo. Pues ahora no me preocupo.

— ¿Y porqué lo harías?. — preguntó Clear con su seño fruncido. 

— Porque me sentiría mal si este sentimiento de amar a Hera creciera con el pasar del tiempo. Pero ahora puedo deshacerme de toda culpa e incomodidad. A fin de cuentas no es tu hermana.— me mira. — Hera, ¿Aceptas ir conmigo a una cita?.

— Idiota. — murmuró Clear. Luego le proporcionó una palmada en la parte trasera de su cabeza, haciéndolo sonreír. — No seas un pesado. ¡Invítala a salir cuando.... cuando no esté yo presente!.

— ¿Porqué?, ¿Acaso te duele ver que me guste alguien más?. — a pesar de que Ed parecía decirlo con cierta burla sus palabras parecieron ser más pesadas de lo que aparentaban. Y lo sé por su gesto un poco serio, además del gesto cargado de enojo de Clear. — Como sea. Te haré caso esta vez. Solo para que la próxima no me interrumpas. — se  dejó caer completamente sobre el banco, sin mirarnos a ninguna de las dos. 

Clear soltó un bufido. 

Estos dos se traen algo entre manos. Algo jugoso y lleno de drama.

Me gusta.

Es entretenido y gracioso. 

— ¿Saben qué quiero hacer?. 

— ¿Qué?. — pregunté.

— Beberme una cerveza. — respondió Ed. — Y conozco un lugar perfecto para sentarse con una cerveza en mano y disfrutar de lo que queda de esta tarde. ¿Gustan acompañarme lindas señoritas?. 

Y así fue. Lo acompañamos a ir a aquel "lugar perfecto". Pero primero pasamos por una tienda que quedaba a un lado de una autopista vacía. Ed compró una caja de latas de cerveza, dulces, fuegos artificiales y refrescos. Luego de eso fuimos a aquel lugar perfecto, el cual quedaba detrás de un hospital abandonado.

— Esto está demasiado oscuro. — admitió Clear, casi que rasgando el suéter de Ed en donde clavaba sus uñas.

— ¿Porqué tienes que ser tan cobarde?, ¿No ves a Hera?, ella no es cobarde. — escupió.

— No es que no sea cobarde, es que me reconforto sabiendo que estuve en clases de defensa personal. — comenté con burla. Seguimos caminando por un largo pasillo que queda dentro de tal hospital.

El pasillo está oscuro, sucio y huele horrible. Como si algo se hubiera muerto hace días y su olor putrefacto hubiera estado atrapado aquí quién sabe por cuánto. Los suelos estaban sucios y algunas paredes pintadas con frases incomprensibles o simplemente dibujos obscenos u otros demasiado buenos para ser exhibidos desde un viejo hospital.

Al final Ed abrió una puerta y pronto recibimos la hermosa luz de la luna que iluminó todo a su paso. Clear sonrió al sentir el aire fresco y dejar atrás todos aquellos olores putrefactos. Mientras tanto, yo solo pude observar todo el escenario con gran satisfacción.

— Dios, ¿Para eso vinimos aquí?, ¿A un basurero de autos?. — preguntó Clear cruzándose de brazos.

— Sí. — expuso Ed, mirándome con una sonrisa. — ¿Ves lo que yo?. — asiento.

— Esto es.... precioso. — Ed sonrió aún más y pasó su brazo por sobre mis hombros para ver a Clear.

— Abre tus ojos, pitufina. Sigamos adelante. — seguimos caminando, y con una sonrisa observé todo. La naturaleza había arrasado de este lado del hospital de una forma increíble. Los autos fueron abrazados por la flora que abarcó todo. Puedo ver las flores esparcidas en el lugar, hojas de diferentes formas y colores, y además, luciérnagas sobrevolaban todo.

¿Pero saben qué lo hacía más hermoso?.

La luz de la luna.

La hermosa y enorme luna que habitaba en el enorme cielo plagado de estrellas, de luz y paz. Caminamos varios minutos hasta llegar a un enorme camión de esos en donde transportan el gas o la gasolina. Ed nos invitó a subir sobre aquel camión y lo hice, lo hicimos. Subimos y arriba había algo que fue cubierto por una manta con plástico.

— Bien. Bienvenidas a mi lugar de escape. — se acercó y retiró el plástico. Allí, debajo, hay un colchón en buen estado. — Tomen asiento, y solo... observen, escuchen, y disfruten. 

Me acerqué al colchón y tomé asiento, y entonces dirigí mi mirada a todo el estacionamiento. Y entonces pareció.... tener vida propia. Y por alguna razón un sentimiento cargado de nostalgia inundó a mi pecho. Ed me entregó una lata de cerveza y la recibí, la abrí y le di un largo sorbo. 

Este lugar es.... realmente hermoso. Único, nunca había visto algo tan bello en mi vida como ahora. Ed colocó música en su teléfono mientras bebíamos. Clear y él conversaban quien sabe sobre qué, la verdad, no estaba prestándoles atención. Me limité a escuchar la música y admirar el amplio espacio.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.