Un Mismo Latido.

DESPERTAR

Abro los ojos y aún puedo imaginar su rostro, los gestos que hacía al sonreír, su cabello tan suave y hermoso como un amanecer de orilla en playa, esa figura esbelta que la hacia ver hermosa, puedo incluso escuchar su risa, esa misma que podría escuchar a diario, una voz tan dulce e imponente al mismo tiempo… Pero, todo me lo ha jugado mi mente, como si quisiera hacerme llorar una vez más, no se da cuenta que ha sido así por las noches durante este largo periodo de primavera, que en lugar de florecer se han marchitaron aquellas flores que tanto guardo dentro de mi alma, mi vida pasó del color a blanco y negro justo como una fotografía antigua sin nitidez, pareciera invierno nuevamente por el frio que he sentido ante la ausencia que me ha dejado, y parece que no tiene fin este tormento.

Decido levantarme, no quiero pensar más en esto, mejor dicho, en ella, pero se que es inevitable no hacerlo, justo como el tiempo, que aunque detengas el reloj este sigue su curso, miras las manecillas pensando que se ha detenido y no es así, es incoherente, incluso mentiroso, tanto que para cuando decides ponerlo en marcha comprendes que no es igual, que no puede componerse solo, necesita de alguien para que el reloj vuelva a ritmo como todos los demás, y es así como me siento, como un reloj que ha detenido su marcha, esperando a que ella regrese a componer mi camino.

- Pensaba que no ibas a despertar hasta tarde – Me dice mi madre cuando bajo de mi habitación.

- Lo siento madre, es domingo y solo quería descansar un poco más.

- ¿Querías? ¿Acaso no has podido dormir? ¿Hay algo que no te deja descansar? – pregunta.

- No, es solo que…. – me quedo callado, no sé que decirle.

- No necesitas decirme nada, te conozco perfectamente y sé que aun piensas en ella. – me dice antes de que invente una excusa cualquiera, pero, aunque intente mentirle, no podría, porque ella me conoce como a nadie más en el mundo, al punto que ella sabe lo que siento y justo en este momento está en lo correcto.

Mi madre me mira nuevamente a los ojos con esa dulzura que la ha caracterizado siempre.

- No digas nada, no tienes porque hacerlo, ven que te he preparado tu desayuno, pero antes tienes que ayudarme a poner la mesa. – no intento decir palabra alguna y enseguida voy en su auxilio. Muchas veces me he pregunto a veces ¿porque mi madre siempre esta sonriente?, como si nada le afectara, han pasado 13 años desde que mi padre no está, al principio la veía llorar día y noche sin parar, así fue durante un largo periodo, mis hermanos nos acercábamos para consolarla y nos abrazaba con tal fuerza como si tuviera miedo a perdernos, creo que lo ha superado o al menos eso es lo que pienso.

- Bueno, ve por tu hermano y regresen a la mesa – me dice.

- Claro, madre.

Subo hacia la recámara de mi hermano menor Arvin, toco a la puerta y nadie responde, nuevamente lo hago y no escucho respuesta alguna, decido abrir la puerta lentamente si hacer ruido. Ahí está él, lo veo acurrucado, abrazando la almohada, muy inocente. Miro su habitación, me sorprende bastante, tengo un hermano al que le fascina la biología, en es especial las aves, es las paredes de su habitación tiene pegadas imágenes de muchas de esas especies y su nombre común así como el científico, incluso tiene dibujos y maquetas que el mismo ha hecho, realmente me tiene sorprendido por todo el empeño que tiene, yo a su edad solo salía a jugar fútbol con mis amigos de la cuadra., él es un niño muy especial. Entonces decido tomar una pluma que tiene de colección, me acerco hacia su cama cuidadosamente, paso la pluma lentamente por su rostro y mejillas, miro los gestos y la molestia que le causa al hacerle esto, empieza manotear sobre sus mejillas tratando de quitar la incomodidad que siente, me dan ganas de reír pero me contengo y cada vez aumentan más los gestos, hasta que obre los ojos, me mira fijamente, se ha dado cuenta la manera en la que lo he despertado, está molesto, pero no por haberlo despertado., el hecho de que yo haya tomado una de sus plumas de colección lo hace enfurecer, se levanta de manera feroz, viene hacia mí con un rostro irreconocible, por un momento pensé en correr, a mi solo me causa risa, ver el tamaño de mi hermano queriendo iniciar una pelea, decido disculparme, le entrego la pieza de su colección y salgo de su habitación con la sonrisa traviesa en mi rostro, no muy contento decide colocar su colección en donde la encontré y baja a seguirme.

- Lo siento hermano, solo fui a levantarte para que bajarás a desayunar – trato de contener un poco la risa – no le ha pasado nada a tu colección, no tienes porque exagerar ¿o sí?.

- ¿Cómo es que entraste? – pregunta aún molesto.

- La puerta no tenía seguro, mamá ha dicho que subiera por ti para desayunar.

- Está bien, solo no toques mi colección – dice disgustado.

Continuó sonriendo traviesamente., los dos tomamos asiento, mi madre sirve el desayuno, a continuación, ella se sienta con nosotros, y da las gracias por la comida.




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