Mis nervios están a flor de piel, estoy a segundos de ser parte de la prestigiosa academia Marifor, conocida por su reputación tanto por plebeyos como por la nobleza de los imperios, muchos aseguran que si entras tendrás las mejores amistades y un gran futuro.
En este momento es la ceremonia de medición de poder, es donde se evalúa la capacidad mágica de los estudiantes antes de ser alumnos, la llevan a cabo los mejores magos para que no haya errores en los resultados.
He Buscado varias veces en esta sala un cabello rubio, pero no lo veo por ningún lado. Es más, creo que no ha venido porque no quiere toparse conmigo.
—Kerent Aziter —Dice mi nombre un hombre de cabello envejecido y rostro severo.
Con pies temblorosos me encamino hacia donde está el mago, el me guía hacia una sala decorada con estatuas de oro, y piedras preciosas.
—Tome asiento señorita Aziter— Dice el hombre mientras señala un sillón que esta enfrente de una pequeña mesa.
Tomo asiento y espero las indicaciones del guía.
—Soy el mago Direnty, es un gusto conocer a la hija del Duque Aziter—dice mientras me escudriña con la mirada.
Creo que la sorpresa se nota en mi rostro porque él sonríe, el mago imperial más reconocido me está guiando en mi medición de poder.
—Es un gusto conocerlo mago imperial—digo mientras bajo mi cabeza en señal de respeto.
—Bueno, sigamos con la medición—me dice mientras chasquea los dedos y enfrente de mi aparece una esfera de cristal que contiene millones de colores.
—Coloca tu mano encima del cristal y no la muevas hasta que te lo diga— dice con mirada severa.
Pongo la mano sobre la bola de cristal, siento un picor y algo caliente sobre mi mano, puedo ver como los colores giran y se revuelven hasta que queda el verde por completo y en medio el número 95.
—Puedes retirar tu mano, eres la segunda persona en todo el mundo en tener un número superior al 60 y ser categoría Yun, cuida ese poder que Dios te ha concedido, solo me queda felicitarte por tu logro y si necesitas ayuda no dudes en acudir a mi—Me dice mientras me ve con orgullo y cariño.
Aún estoy tratando de asimilar lo que me dijo, siempre he sabido que se me dan bien los hechizos, pero llegar a categoría Yun es algo inimaginable.
Ojalá que Adrián me permita decirle mi categoría para que me note, aunque sea un poco, intento borrar esa idea porque ya lo intenté muchas veces, intentar ser esa persona que el espera.
Aún recuerdo el día en que por fin me convertí en la dama Yasel, todos anhelaban mi atención, todos hablaban de mi con asombro, con un enorme deseo, como si hubiera alcanzado lo inimaginable, desde ese día me convertí en la más noble y más codiciada, la que todos querían tocar y mirar, y aun así seguía buscando la mirada de Adrián.
Hice de mi un molde sin errores, pulí mis gestos, palabras y mi voz. Aprendí a reír sin mostrar un ápice de dolor, a caminar con gracia, aunque mis rodillas se doblaran del miedo. Quería ser la chica que él quería, quería que por una vez me hablara y mirara con cariño, no amor porque eso ya es algo inimaginable sino cariño.
Fui una tonta que creyó que al ser la dama Yasel, el me aceptaría, pero en cambio clavo una daga en mi alma.
—No intentes ser alguien cuando no eres nadie— Me dijo Adrián con una mirada dura que ni a su enemigo se la dirigiría.
Él nunca supo que esas palabras me dañaron, rompieron lo más profundo de mi ser, golpeo y rompió algo que no sabía que se podía romper.
Desde ese día cada vez que escucho que se dirigen a mi como la dama Yasel me destruye por completo, ya que me perdí a mí misma por intentar ser alguien para Adrián.
Sacudiendo la cabeza borro eso horribles recuerdos.
—Se lo agradezco, usted será la primer persona a la que acudiré si necesito ayuda— Respondí con voz temblorosa, asombrada por la gran responsabilidad que tendré por esa categoría.
Me retire de la sala, sintiendo que todo el mundo da vueltas, gracias a Dios que los resultados son confidenciales, me dirijo a los dormitorios femeninos que están enfrente de un hermoso jardín al otro lado del jardín están los dormitorios masculinos, es decir que el jardín está en medio de los dormitorios, es así para que ningún género se escabulla a los dormitorios contrarios.
Entro al edificio en donde está mi cuarto, al entrar se encuentra recepción donde esta una chica muy bonita de cabello rojizo.
—Eres Aziter ¿verdad? — pregunta la chica mientras sostiene una llave.
—Exacto—respondo mientras tomo la llave que me da, me despido con un movimiento de manos y sigo mi rumbo.
Puedo deslumbrar una puerta rosa con rosas dibujadas y unas nubes es una decoración bonita, introduciendo la llave abro la puerta y lo primero que me recibe es una vista al jardín muy hermosa.
Recorro el cuarto, es pequeño pero agradable, la cama se encuentra junto a la ventana y el tocador esta junto a la cama, hay una puerta que al entrar muestra un cuarto para la ropa, es un lugar lindo.
Mis maletas se encuentran en mi cama, con paso lento llego a mi cama y abro las maletas con un simple hechizo de orden y aplaudiendo dos veces mi ropa ya ha sido doblada y colocada en el cuarto donde estará mi ropa, esto es una de las mejores cosas de saber magia, no tienes por qué esforzarte demasiado respecto al orden.