Un momento más

Capítulo 6: Vacaciones

Hace un mes comencé a notar algo extraño en el bosque. Sombras. Al principio pensé que era mi imaginación, algún efecto de la luz entre los árboles o simplemente el cansancio, pero con el paso de los días se volvieron más frecuentes. Son sombras de formas irreconocibles, como si la misma naturaleza estuviera deformándose, y cada vez que las veo me invade una sensación de repulsión tan intensa que casi siempre termino con náuseas. Es difícil explicarlo. No parecen pertenecer a este mundo.

Hoy es el último día de clases. Después de todo un año de estudios, finalmente nos preparamos para las vacaciones. Pero este día no se siente normal, hay una inquietud en el aire que no puedo ignorar. Cedríc, desde el momento en que ambos vimos esas ilusiones en el bosque, no se ha separado de mí. Es como si hubiera asumido un rol de protector, siempre pendiente de mis pasos.

Recuerdo una noche en particular, hace unas semanas, cuando me enfermé de repente. Tenía fiebre y no podía moverme de la cama. A pesar de que está prohibido que los estudiantes entren a los dormitorios del otro, Cedríc se coló en mi habitación para quedarse conmigo. Estaba dispuesto a arriesgarse por mi bienestar, y aunque intenté protestar, me di cuenta de que no iba a marcharse. Desde entonces, su presencia constante se ha convertido en un consuelo, aunque no entiendo del todo por qué siente esa necesidad de protegerme.

Ahora mismo estoy en clase de Historia de los Imperios, mi materia favorita. Siempre me ha fascinado aprender sobre las civilizaciones que moldearon el mundo, pero hay uno en particular que me llama más la atención: el Imperio Geraldy, la tierra natal de Cedríc. Es un lugar envuelto en misterio, conocido no solo por su cultura y tradiciones, sino también por los seres que lo habitan.

—Como sabemos, el Imperio Geraldy es el único lugar en el mundo donde habitan los fénix, esas majestuosas aves que han existido por siglos —explicaba el profesor, su voz cargada de entusiasmo.

Los fénix, pensé. Seres envueltos en fuego, renaciendo de sus propias cenizas. Siempre he sentido una extraña conexión con ellos, aunque no sé por qué.

Ah, olvidé mencionar algo importante. Esa noche en la que Cedríc se coló en mi dormitorio, ocurrió algo que todavía me deja pensando. Mientras me cuidaba, rompimos el silencio con una conversación que se tornó más profunda de lo que imaginé. Fue entonces cuando él me confesó algo que nunca hubiera esperado: su categoría.

—Soy Saris —dijo con calma, como si no fuera algo sorprendente.

Me quedé boquiabierta. La categoría Saris era increíblemente rara, casi exclusiva de los magos imperiales, aquellos con un poder inimaginable. Cedríc notó mi expresión y soltó una risa suave, como si hubiera anticipado mi asombro.

—No tienes que decirme la tuya si no quieres —continuó con seriedad—. No lo hagas por presión. Solo cuando sientas que tu alma está lista para compartirlo.

No sé qué me pasó en ese momento, tal vez era el calor de la fiebre o la conexión que sentí en sus palabras, pero no me detuve a pensar. Simplemente lo dije:

—Soy categoría Yun.

Cedríc no pareció sorprendido, lo cual me descolocó aún más. En lugar de mostrar asombro, sus ojos brillaron con algo que no pude identificar del todo, y luego sonrió.

—Por supuesto que lo eres. Increíble... eres increíble.

Sus palabras se quedaron grabadas en mi mente desde entonces. No solo por lo que dijo, sino por cómo lo dijo, con una confianza que hizo que me sintiera especial, como si él supiera algo que yo aún no comprendía.

Cuando terminé de recordar aquel momento con Cedríc, la clase ya había terminado. Era hora de reunirnos con Ariana, Lisa, Lucas y Cedríc en el jardín para despedirnos. Las vacaciones estaban a la vuelta de la esquina, y durante ese tiempo no nos veríamos. Cuando volviéramos a encontrarnos, seríamos estudiantes de segundo año.

Salí del salón con prisa, deseando aprovechar esos últimos momentos juntos. Al llegar al jardín, me sorprendió ver que solo Cedríc estaba allí, esperándome. En cuanto estuve frente a él, noté algo extraño: sus ojos estaban ligeramente enrojecidos, como si hubiera estado llorando.

—¿Cedríc, ¿qué sucede? ¿Te sientes mal? —le pregunté con preocupación.

Él bajó la mirada por un momento antes de responder, y cuando lo hizo, su voz temblaba con una sinceridad que me desarmó.

—No quiero separarme de ti. No quiero que nos separemos. —Y antes de que pudiera reaccionar, me abrazó con fuerza.

Me quedé en silencio unos segundos, tratando de encontrar las palabras correctas para calmarlo. Finalmente, le acaricié la espalda y le respondí con suavidad:

—El tiempo pasa muy rápido, Cedríc. Antes de que nos demos cuenta, estaremos juntos de nuevo. Solo es un santiamén.

Él no respondió de inmediato, pero podía sentir su ansiedad en cada respiración. Fue entonces cuando se me ocurrió algo. Utilizando mi poder, concentré mi energía y materialicé un collar. Era sencillo, pero emanaba una calidez especial.

—Toma, este collar nos mantendrá conectados. Cuando quieras hablar conmigo, solo di “Kery” y te contestaré. Sé que puede sonar difícil de creer, pero funciona.

Cedríc tomó el collar con cuidado, como si fuera algo sumamente valioso. Luego levantó la vista hacia mí, sus ojos brillando con algo más que gratitud.



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En el texto hay: fantasia, academia de magia

Editado: 20.02.2025

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