Un momento más

Capítulo 13: Kery

Cedríc Geraldy

Desde el primer instante en que mis ojos se posaron en ella, supe que mi vida había cambiado para siempre. Tenía seis años y no entendía del todo las emociones que se agitaban en mi interior, pero había algo en ella que me atraía, algo que no podía ignorar. Era un baile en el palacio de mi imperio, Geraldy. Mi padre, el emperador, había organizado una velada magnífica, invitando a nobles de todos los rincones. Estaba acostumbrado a las formalidades, los saludos y las reverencias, pero ese día todo adquirió un significado diferente.

Ella llegó con su familia, y recuerdo cómo el aire pareció detenerse cuando entró en la sala. Su padre, un hombre de porte digno, se acercó al emperador para presentar sus respetos, pero mi atención estaba completamente fija en ella. Su rostro, tan delicado y sereno, me pareció lo más hermoso que había visto en mi corta vida. Cuando habló, presentándose como Kerent Aziter, su voz resonó en mi mente como una melodía que nunca olvidaría.

Mi padre notó mi distracción y, con una sonrisa divertida, me preguntó:

—¿Hay algo que mi heredero desee?

Sin pensar, le respondí con la sinceridad que solo un niño podía tener:

—He visto a alguien que me gusta.

Él rio ante mi confesión y me deseó suerte, pero yo no podía apartar mis ojos de ella. Durante toda la noche, la busqué entre la multitud, siguiéndola con la mirada. Cuando llegó el momento del baile, decidí que quería bailar con ella. Reuní toda mi valentía y me acerqué, pero justo cuando iba a invitarla, otro chico fue más rápido. Lo vi ofrecerle su mano, y ella, con una sonrisa tímida, aceptó.

Dolido, me retiré al balcón para calmar la frustración que sentía. Observé las estrellas, intentando consolarme con la idea de que al menos la había visto. Sin embargo, no podía resistirme a regresar al salón, solo para verla una vez más. Cuando volví, ella estaba junto a su madre, tranquila, ajena al tumulto de la fiesta. Su simple presencia llenaba el lugar, y yo me quedé a la distancia, admirándola en silencio.

A medida que crecíamos, mis sentimientos por ella no hicieron más que intensificarse. Cuando ingresamos a la academia, estaba ansioso por verla nuevamente. Durante la ceremonia de medición de poder, apareció con una gracia y una majestad que dejaban a todos boquiabiertos. La observé desde lejos, maravillado por su presencia.

Muchos se acercaban a mí, buscando ganarse mi favor por ser el heredero del imperio Geraldy. Pero ella, la única persona cuya atención deseaba, no me veía. Era como si yo no existiera en su mundo, y eso me consumía por dentro.

Una noche, después de la ceremonia, la vi en el comedor. Un pequeño incidente pareció incomodarla, y se marchó rápidamente. Sin poder evitarlo, la seguí a una distancia prudente. La vi detenerse en un jardín, donde estaba el príncipe Adrián, heredero del imperio Sareldy. Lo miraba con una mezcla de admiración y cariño que me rompió el corazón.

Mientras ellos hablaban, una pequeña ave cayó cerca de ella, herida. Con una delicadeza impresionante, Kerent usó su magia para sanarla. Fue un momento tan íntimo y puro que casi me olvidé de la presencia de Adrián. Sin embargo, al ver cómo lo miraba después, sentí que no podía quedarme allí. Me retiré, con el pecho apretado por los celos y la impotencia.

A pesar de todo, no podía apartarme de ella. La observaba en silencio, memorizando cada detalle de su risa, su cabello ondeando al viento, su porte elegante. Empecé a llamarla "Kery" en mi mente, un nombre que se volvió mi refugio.

Cuando se anunció que estaríamos en el mismo salón, la felicidad que sentí fue indescriptible. Llegué temprano el primer día, asegurándome de conseguir un lugar donde pudiera verla. Cuando entró al aula, mi corazón dio un vuelco. Estaba tan cerca, tan jodidamente perfecta. Pero, como siempre, su atención no estaba en mí. Adrián entró poco después, y la manera en que lo miraba me hizo desear que él desapareciera.

Durante una discusión en clase, Kery defendió a un amigo que Adrián había humillado. Su valentía me dejó sin palabras, pero cuando vi que sus palabras no surtían efecto, decidí intervenir. Advertí a todos que habría consecuencias si no la escuchaban. Por primera vez, me habló.

—Gracias —dijo con una sonrisa ligera, y su voz me dejó paralizado.

En ese instante, quise que el mundo desapareciera, que solo quedáramos ella y yo. Quería decirle tantas cosas, mostrarle todo lo que sentía, pero sabía que aún estaba lejos de alcanzar su corazón.

Sin embargo, no me rendiría. Kerent Aziter, mi Kery, era la dueña de mi alma, y haría todo lo que estuviera en mi poder para que algún día, finalmente, me viera.

El día de hoy han finalizado las vacaciones, durante todo este tiempo me la pase intentando perfeccionar mi magia y hacer que mi categoría creciera.

Quiero ser más fuerte para proteger a Kery, esa ilusión que vi en clase me dejo muy ansioso, sé que Kery es poderosa, pero deseo ser ayuda para ella.

Cuando ella este en un momento de peligro yo daría mi vida.

Faltaban horas para ver a mi linda Kery, ya deseo verla, mi chita está muy inquieto creo que es por el viaje, yo soy el primero en tener un tereny terrestre, los tereny de mi familia han sido aves.



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En el texto hay: fantasia, academia de magia

Editado: 20.02.2025

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