Ya han pasado los diez días que se nos dan a las parejas destinadas, y ahora, con el corazón palpitante, me doy cuenta de algo que hace que todo lo que antes creía se desmorone: ¡Cedríc es mi alma gemela! Me observo en el espejo, ajustándome el vestido, y al recordar cómo antes mi corazón latía por Adrián, me sonrojo. Pero hoy todo ha cambiado. Cedríc es más que hermoso, su presencia es cautivadora. Es apuesto, caballeroso, amable, y lo más importante: me ama con todo su ser, igual que yo lo amo a él.
Mientras me coloco el vestido, siento su aliento cálido cerca de mi cuello. Cedríc no puede dejar de besarme, pero debo apurarme.
—Cedríc, apresúrate, ya es tarde —le pido, intentando que la urgencia de la situación lo haga reaccionar.
—No me importa —responde, con ese tono suave que me derrite—, quedémonos aquí, juntos, solo tú y yo.
—No —le digo, aunque mi corazón late más rápido por su cercanía—, además, hoy veremos a todas las parejas destinadas.
Él suspira, como si la idea de estar con otras personas no tuviera sentido cuando tiene todo lo que necesita frente a él: a mí.
—Eso es irrelevante, solo quiero estar cerca de ti —dice, sus ojos brillando con ternura.
Aunque lo miro, mis palabras no pueden más que salir con emoción:
—No, Cedríc, ya basta. ¡Es un día muy especial! Vamos.
Entre besos, caricias y risas, por fin logramos salir. Me siento feliz al pensar que finalmente veré a mis amigos, a todos aquellos que, como yo, han encontrado su destino.
Entramos al salón, y lo primero que me golpea es la multitud de personas. De repente, siento una mano en mi hombro y me giro para ver a Lisa, radiante de felicidad.
—Kerent, ¡me alegra tanto verte! Te he extrañado mucho —me dice, con lágrimas en los ojos.
—Oh, mi linda Lisa, no llores, ¡ya estamos juntas otra vez! —le respondo, envolviéndola en un cálido abrazo.
Al mirarla, me doy cuenta de que al lado de ella está un chico altísimo, con una presencia imponente.
—Déjame presentarte a mi alma gemela —dice, su voz cargada de emoción—, es el príncipe heredero del reino de Lenden, su nombre es Keiron.
Con una sonrisa, me suelto de Lisa y, con una reverencia, le digo:
—Un gusto conocerlo, príncipe Keiron.
—El gusto es mío, princesa Kerent —responde, con un tono educado y profundo, justo en el momento en que Cedríc me abraza desde atrás.
—Kerent, ¿no me presentarás a tu alma gemela? —pregunta Lisa, con una sonrisa traviesa.
—¡Claro! —respondo con una gran sonrisa—, él es Cedríc.
—Les deseo una vida llena de felicidad —nos dice el príncipe, mientras un aire de serenidad los rodea.
—¡Los felicito! Pero Cedríc, ¡Kerent aún es mía! —dice Lisa, tratando de provocarlo, y Cedríc responde con firmeza:
—Nunca ha sido tuya, Lisa.
En ese instante, una pareja se acerca: Ariana y Lucas. Ya lo sabía, lo había sentido en el aire. Ellos también son el uno para el otro.
—Kerent, ¡te hemos extrañado! —me dice Ariana, abrazándome y alejándome un poco de Cedríc.
—Lo mismo —responde Lucas, sonriendo con calidez.
Yo también los he extrañado mucho —les digo, con la emoción brillando en mis ojos.
—¡Oh, vamos, yo lo sabía! Todo el mundo lo sabía —dice Lisa, con una sonrisa llena de complicidad.
—¿El qué? —pregunta Ariana, curiosa.
—Que ustedes terminarían juntos —responde Lisa, mientras todos reímos.
Es increíble ver cómo el encontrar a nuestras almas gemelas ha transformado a todos. Lisa sonríe más, Ariana se siente más tranquila, Lucas es más auténtico, Cedríc está más feliz que nunca, y yo… soy más valiente, más fuerte, como si por fin todo tuviera sentido.
—Puedo ver que todos ya se han reunido con sus seres queridos, pero es hora de que comience esta reunión —anuncia Direnty—. Por favor, tomen sus asientos.
Nos sentamos los seis, todos juntos, compartiendo este momento tan único. Direnty nos observa con una sonrisa que refleja orgullo.
—El motivo de esta reunión es una tradición muy especial. Aquí, se revelarán los roles de cada uno de ustedes. Por ejemplo, si una duquesa o condesa es el alma gemela de un príncipe heredero, ella se convertirá en reina o emperatriz —dice, con una alegría palpable en su voz.
Mi atención está completamente centrada en sus palabras, pero no puedo evitar sentir los besos de Cedríc en mi cuello. Lo miro a los ojos, y él responde a mi mirada con un gesto lleno de amor.
—Entonces, comenzaremos a nombrar a cada pareja. Recuerden que, aunque hoy sean príncipes y princesas, pronto serán gobernantes —dice Direnty, con tono solemne.
El nombramiento comienza, y mi corazón late más rápido con cada pareja que sube al escenario. Cada una de ellas se ve tan feliz, tan enamorada. Cuando llega el turno de Ariana y Lucas, sus sonrisas lo dicen todo. Después, veo cómo Lisa y Keiron se miran con una dulzura infinita. Y luego, un destello de nerviosismo me recorre cuando escucho el nombre de Adrián y Alexia. Aunque me resulta irrelevante, no puedo evitar sonreír al ver cómo Alexia casi tropieza por su apresuramiento.
Editado: 14.04.2025